14 de enero de 2025

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Evangelio del día

 Beatas Ana de los Ángeles Monteagudo y María Dolores Rodríguez Sopeña

1ª Juan 4, 19 -5,4
Salmo 71, 1-2. 14-15. 17

Jesús volvió a Galilea con el poder el Espíritu y su fama se extendió en toda la región. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.
Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura.
Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: ‘El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor’.
Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él.
Entonces comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír.
Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. 

Señor Jesús, eres “El ungido” del Señor. Por eso estás envuelto, penetrado, por el Espíritu Santo. En tu corazón sólo hay bondad, ternura, misericordia. Dame, Señor, en esta mañana, una parte de esa “unción” y así pase todo el día haciendo el bien.

Jesús entra a rezar con el pueblo a la sinagoga de Nazaret y le entregan el volumen del profeta Isaías. Hace una explicación del texto tan sorprendente, tan novedosa, que al final del discurso, lo quieren despeñar (Lc. 4, 29). ¿Por qué lo quieren despeñar? Porque ha hecho una lectura incompleta del texto. Isaías decía: “Año de gracia y día de venganza de Yavé”. Jesús ha hecho un corte en el texto y sólo ha hablado de “Año de gracia”. Nada de ira ni de venganza. Jesús es gracia, perdón, misericordia. Y ésta en la gran noticia que nos da. Si alguien interpreta estas palabras como un coladero para que el hombre aproveche esta oportunidad para pecar, no ha entendido nada. Pero si estas palabras se interpretan como el estallido del amor de Dios que nos alcanza y nos envuelve y, por consiguiente, nos empuja a obrar el bien, entonces entendemos que los cristianos ni estamos bajo la ira, ni siquiera bajo la ley. Estamos viviendo en la esfera del amor.

Año de Gracia: “Quizás alguno de ustedes se preguntará: ¿Qué es este Año jubilar que se celebra en la Iglesia? El texto bíblico del Levítico 25 nos ayuda a comprender lo que significa un “jubileo” para el pueblo de Israel: Cada cincuenta años los hebreos oían el son de la trompeta (jobel) que les convocaba (jobil) para celebrar un año santo, como tiempo de reconciliación (jobal) para todos. En este tiempo se debía recuperar una buena relación con Dios, con el prójimo y con lo creado, basada en la gratuidad. Por ello se promovía, entre otras cosas, la condonación de las deudas, una ayuda particular para quien se empobreció, la mejora de las relaciones entre las personas y la liberación de los esclavos.

Cuando la Iglesia convoca un jubileo en el nombre de Cristo, estamos todos invitados a vivir un extraordinario tiempo de gracia. La Iglesia misma está llamada a ofrecer abundantemente signos de la presencia y cercanía de Dios, a despertar en los corazones la capacidad de fijarse en lo esencial. En particular, este Año Santo “es el tiempo para que la Iglesia redescubra el sentido de la misión que el Señor le ha confiado el día de Pascua: ser signo e instrumento de la misericordia del Padre” (Mensaje del Santo Padre para la XXXI Jornada Mundial de la Juventud, septiembre de 2015).

Gracias. Dios mío, por las luces que he recibido en este rato de oración. Gracias porque no me has querido atar con normas y leyes; ni amenazar con castigos. Tú vienes a nosotros derrochando amor, perdón, paz. Y nosotros, a esta maravillosa oferta que nos haces, queremos responder amando y sirviendo a nuestros hermanos, de una manera totalmente desinteresada.


¡Sublime vocación! ¡Es la misma de Jesucristo! No ha dejado el seno de su Padre más que para hacer lo que ustedes hacen a ejemplo suyo. La escritura nos dice que ha pasado haciendo el bien, enseñando a los pobres, dando vista a los ciegos, enderezando a los rengos, curando a los enfermos. Y ustedes también enseñan la verdadera doctrina a los que la ignoraban completamente, y que, privados de sus enseñanzas siempre la desconocerían; y ustedes también hacen prodigios en el orden espiritual; esos niños a los que abren los ojos a las divinas luces, a los que enseñan a conocer a Dios y el camino que lleva al cielo. (Apertura del retiro a los hermanos)