Jesús siguió adelante, subiendo a Jerusalén. Cuando se acercó a Betfagé y Betania, al pie del monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: Vayan al pueblo que está enfrente y, al entrar, encontrarán un asno atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo; y si alguien les pregunta: ¿Por qué lo desatan?, respondan: El Señor lo necesita. Los enviados partieron y encontraron todo como él les había dicho. Cuando desataron el asno, sus dueños les dijeron: ¿Por qué lo desatan? Y ellos respondieron: El Señor lo necesita. Luego llevaron el asno adonde estaba Jesús y, poniendo sobre él sus mantos, lo hicieron montar. Mientras él avanzaba, la gente extendía sus mantos sobre el camino. Cuando Jesús se acercaba a la pendiente del monte de los Olivos, todos los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios en alta voz, por todos los milagros que habían visto. Y decían: ¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas! Algunos fariseos que se encontraban entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. Pero él respondió: Les aseguro que si ellos callan, gritarán las piedras.
Jesús sube hacia Jerusalén. Sabe lo que allí le espera, pero ello no le hace cambiar de rumbo. Sostiene el sentido de su marcha y hace lo que llamamos “la entrada mesiánica”, pero ¿de qué Mesías hablamos? ¿Del Mesías según lo entendía Pedro y muchos otros que esperaban la liberación de Israel o el Mesías sufriente de Isaías del que Jesús había hablado una y mil veces?El pasaje de hoy da cumplimiento a una promesa manifestada en el libo Zacarías: «¡Alégrate mucho, hija de Sion! ¡Grita de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu Rey viene hacia ti; él es justo y victorioso, es humilde y está montado sobre un asno, sobre la cría de una asna. El suprimirá los carros de Efraím y los caballos de Jerusalén; el arco de guerra será suprimido y proclamará la paz a las naciones. Su dominio se extenderá de un mar hasta el otro, y desde el Río hasta los confines de la tierra» (9, 9-10). Hay una palabra atada y es la profecía de Zacarías. Ellos, las autoridades del pueblo, tienen otra idea del Mesías. Al Mesías que anuncia Zacarías lo tienen atado, escondido. El verdadero Mesías es humilde, es siervo y trae la paz. Jesús encarna ese Mesías que viene a servir y no a ser servido. Jesús no entra montado en un caballo (entrenado para la batalla, ágil, obediente) como lo hacen los reyes. Entra montado en un asno, en una humilde montura. Un hombre montado a caballo no deja de impresionar. Jesús también impresiona, pero por su humildad y sencillez.Los discípulos pusieron sus mantos en el camino, signo de la vida entrega a Jesús y del seguimiento. Mateo dice que la multitud es la que grita Hosanna (21:9), y Marcos expresa lo mismo (11:8-9) al igual que Juan (12:9). Lucas, sin embargo, dice que son los discípulos los que alaban a Dios en alta voz y no la gente de Jerusalén. Los milagros vistos son el motivo de alabanza, al punto que los fariseos le piden a Jesús que los calle, pero no se puede tapar el sol con un dedo. “El relato de Lucas no menciona hosannas ni ramas cortadas de los árboles. Esos símbolos pertenecían normalmente a demostraciones nacionalistas y en desfiles, y quizá Lucas no quiere que este evento sea acompañado por tal implicación. A Jesús se le llama ‘Rey’ (v. 38), pero Lucas rápidamente deja claro que este título no tiene nada que ver con algo político o militar (23:2-5)” (Craddock, 166). “La entrada es real sin ser revolucionaria o amenazadora” (Bock, 312).La gente utilizaba el Salmo 118 para dar la bienvenida a los peregrinos en las grandes fiestas de la Ciudad Sagrada, pero Jesús es más que un peregrino, es rey. Por eso Lucas dice: ¡Bendito el rey que viene en nombre del Señor! Jesús es rey de los judíos (19:38; 23:2-3; 37-38), pero un rey diferente, viene en son de paz, viene a servir, viene a entregar su vida por todos. No debemos dar por supuesto que cuando aclamamos a Jesús, aclamamos al Jesús verdadero; puede ser una imagen de nuestros intereses egoístas. Puede que estemos aclamando el mesianismo davídico y no el de Zacarías. El mesianismo davídico se centra en el templo, que es una higuera estéril, que no da frutos, es puro follaje, bonito, pero sin vida. Están seducidos por el templo y sus leyes. El Mesías purifica el templo, que ya no será lugar de comercio, sino casa de oración, la casa del Padre.
Hijos míos, he aquí su Rey, que viene a ustedes; he aquí el deseado de las naciones, aquél que Zaqueo recibió en su casa con inmensa alegría, aquél que anhela desde hace mucho tiempo entregarse a ustedes, con el mismo entusiasmo y el mismo amor con el que deseaba entregarse a sus apóstoles, cuando les dijo: «Durante mucho tiempo he deseado comer esta Pascua con ustedes antes de morir». Aquél, en fin, por el cual ustedes han suspirado tanto, que no viene de ninguna manera en medio de truenos y relámpagos, de los que estaba rodeado cuando apareció en el Monte Sinaí y lo acompañarán en el terrible día de venganza. Él llega con los signos más sorprendentes de dulzura. Sólo tiene en sus manos los tesoros y las gracias con los que quiere enriquecerlos. Donándose a ustedes toma la calidad del cordero. Vayan, hijos míos, a encontrar a este Dios de bondad. No imiten a la desafortunada Jerusalén, que no quiso reconocer a su Dios y que, en castigo por su crimen, está proscrita y cubierta de confusión. Abran las puertas de sus corazones para recibir este nuevo huésped.” (Primera Comunión)
Corten ramas, tiendan mantas,batan palmas de alegría,viene llegando el Señora cumplir las profecías.Hosanna, hosanna.Hombres de Jerusalén,que nadie se quede en casaen homenaje al Señor,orgullo de nuestra raza.Volvió Lázaro a la vida,hoy lo grito y no lo niego;los panes multiplicó,volvió la luz a los ciegos.Chicos de Jerusalén,entonen vivas y hosannas;las voces de los changuitosresuenan como campanas.Por qué será que el Señorse ha detenido en el muro,está llorando en silencio,tal vez piensa en mi futuro.Qué se callen insensatos!claman rostros bien hurañosdoctores que ven airadosescaparse sus rebaños.No se preocupen muchachos,es día de fiesta y canto,si ustedes cierran la bocalas piedras gritarán alto.
Primera lectura: Isaías 50, 4-7Salmo Responsorial: 21, 8-9.17-18a.19-20.23-24Segunda lectura: Filipenses 2, 6-11
Algunas peculiaridades de la Pasión según san Lucas: a) La cuidadosa presentación dramática de las distintas escenas; b) La dosificación de la inevitable violencia y c) El rol que cumple el pueblo de Jerusalén.a) Podría decirse que el relato de san Lucas es el relato que mejor ha desarrollado la forma dramática. No es casual que la mayor parte de nuestras películas y dramatizaciones de la Pasión se basen en san Lucas, y tan solo armonicen agregando detalles tomados de los otros evangelistas, y es que realmente la narración de Lucas tiene armonía dramática, ritmo, sobriedad en la composición, es variada en sus escenas… cualidades todas que hacen que se nos fije el esquema de la narración con mucha facilidad.Escenas como el diálogo con las mujeres de Jerusalén, el envío de Jesús a Herodes, el ladrón perdonado, y otras, son en realidad exclusivas de Lucas, no son narradas por los otros tres, así que es bastante común que sean escenas infaltables en cualquier presentación de la Pasión, mientras que «escenas exclusivas» de los otros, como el joven de la sábana en Marcos, o el sueño de la esposa de Pilato en Mateo, no suelen formar parte de las narraciones. Eso se debe precisamente a que el esquema narrativo de Lucas ha calado hondo en la conciencia narrativa cristiana, y ha quedado como modelo de contar la pasión.En la escena de la crucifixión, destaca la frase de Jesús «Padre, perdónalos…», que es verdaderamente central para la enseñanza lucana sobre el sentido de la Pasión. Después reaparecerán los malhechores, para una de las escenas más importantes del relato, la del malhechor perdonado por Jesús.b) Los cuatro evangelios han sido extremadamente delicados en presentar las vejaciones a Jesús. Pero Lucas, es el que más ha ahorrado detalles sangrientos, y se ha contentado con alusiones: hay burlas, golpes, humillaciones, pero, por ejemplo, no se menciona la corona de espinas, y los latigazos son apenas aludidos sin que haya escena de flagelación. Aunque el lector sabe que los soldados romanos intervinieron, no son mencionados hasta 23,36 (en las burlas) quedando en una nebulosa los actores de acciones tan directas sobre Jesús como llevarlo por el camino del calvario, crucificarlo, etc.No se trata de suavizar artificialmente la violencia de la cruz, ni de ahorrar el mal trago que significa poner al Señor en una situación tan humillante; nada de eso hace san Lucas, pero no lastima innecesariamente al lector, ni lo obliga a contemplar la cruz desde una óptica superficialmente generadora de culpas. Parece que san Lucas no quiere impresionarnos, sino que nos asomemos a apreciar el amor manifestado en la entrega.c) El rol del pueblo es el punto, posiblemente, más original del relato lucano. La multitud que lo aclama el domingo de Ramos es la multitud de los discípulos, mientras que la del juicio de Pilato es una multitud que responde a los sumos sacerdotes y magistrados. La única vez que la muchedumbre interviene (según Lucas) en contra de Jesús es esta, no hay hostilidad posterior, ni vejaciones, ni burlas por parte de ella; incluso, al final, vuelven a Jerusalén golpeándose el pecho.San Lucas nos pone frente a un Jesús que es capaz de convertir y condoler a aquellos que se le acercan: las mujeres, el pueblo de Jerusalén, el malhechor compadecido, el centurión… Su sola figura es y trae salvación. El Jesús de san Lucas es también un Jesús martirial: cumple la voluntad del Padre sin una queja, y muere perdonando.No en vano la teología cristiana del martirio ha unido en todo mártir estos dos aspectos, que en la Pasión según san Lucas son inseparables: la muerte del mártir trae ella misma y por sí misma, fecundidad, conversión y vida nueva.
Los discípulos con Jesús: Los discípulos no son mencionados, Jesús enfrenta solo el trance de la Cruz. Los conocidos y unas mujeres, varias de ellas discípulas, que miran de lejos y en silencio. La Palabra está en silencio y los que ningunean a la Palabra profieren amenazas. Los seguidores de la Palabra están en silencio. ¿Cómo actúo frente a las situaciones difíciles de los más pequeños?Los “enjuiciadores” de Jesús: Pilatos y Herodes que estaban enemistados se reconciliaron aquella noche. Cuando el enemigo es común hasta los adversarios son capaces de unirse para vencerlo. Pilato parece intentar defenderlo, pero termina cediendo ante la presión de las autoridades judías. Teme por su poder y el hilo se corta por lo más fino.Jesús con su Padre: Jesús hasta el final de su vida sigue mostrando el rostro misericordioso de su Padre: perdónalos, no saben lo que hacen; hoy estarás conmigo en el paraíso. Dios Padre es misericordia y Dios Hijo tiene gestos misericordiosos, no condenatorios, redentores. Nuestros gestos, palabras y acciones: ¿qué dicen del Dios en el que creemos?
Si somos verdaderamente sus discípulos, debemos imitar sus divinos ejemplos, y yo me esfuerzo por hacerlo por mi cuenta, lo mejor que puedo, porque yo también, querido hijo, tengo mucho que sufrir; bendigo por ello al Señor, pues es necesario que llevemos la cruz por la cual hemos sido salvados, y que acabemos en nosotros lo que falta a la pasión de Jesucristo, como dice S. Pablo (Carta del 15 octubre 1839)
Tú eres mi fuerza y mi canción,tú mi riqueza y mi porción.¡Tú eres mi todo, oh Señor!Tú eres la perla que encontré,por darte todo yo opté.¡Tú eres mi todo!Cristo, Cordero, digno eres tú.Veo mi pecado y mi dolor,y tú me ofreces el perdón.¡Tú eres mi todo, oh Señor!De tu presencia tengo sed,sólo tu rostro quiero ver.¡Tú eres mi todo!