23 de junio de 2025

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Evangelio del día

San Antonio de Padua

2ª Corintios 4, 6-15  
Salmo 115, 10-11.15-18 
 

Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti; es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio. Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor.

Jesús relee la ley a partir de la intención que Dios tenía al proclamarla, en el Monte Sinaí, siglos atrás. Lo que importa es el Espíritu de la Ley, no encerrarse en la letra. Retoma y defiende los grandes valores de la vida humana que están por detrás de cada uno de los Diez Mandamientos.

Insiste en el amor, en la fidelidad, en la misericordia, en la justicia y en la verdad, en la humanidad. El resultado de la plena observancia de la Ley de Dios es la humanización de la vida. La observancia de la Ley humaniza a la persona. En Jesús aparece aquello que acontece cuando un ser humano deja que Dios ocupe el centro de su vida. El objetivo último es unir los dos amores, la construcción de la fraternidad en defensa de la vida. Cuanto más se vive la fraternidad, tanto mayor será la plenitud de vida y mayor es la adoración de las criaturas todas a Dios, Creador y Salvador.

Jesús mira de cerca la relación mujer y hombre, en el matrimonio, la base fundamental de la convivencia en familia. No cometer adulterio. ¿Qué nos pide este mandamiento? El objetivo del mandamiento es la fidelidad mutua entre el hombre y la mujer que asumirían vivir juntos como casados. Y esta fidelidad sólo será completa, si los dos saben mantener la fidelidad mutua hasta en el pensamiento y en el deseo y si saben llegar a una total trasparencia entre sí.

Lo que importa es ver el objetivo y el sentido general de las afirmaciones de Jesús en la nueva lectura que hace de los Diez Mandamientos. Jesús apunta hacia un ideal que debe estar siempre delante de mis ojos. El ideal último es éste: “Sean perfecto como el padre celestial es perfecto” (Mt 5,48). Este ideal vale para todos los mandamientos revisados por Jesús. En la relectura del mandamiento: “No cometerás adulterio” el ideal se traduce en una total transparencia y honestidad entre marido y mujer.


MÁXIMA
Dios nos quiere fieles


Como buenos hermanos, como hijos fieles completamente unidos entre sí, ayudémonos los unos a los otros a caminar con paso firme por el camino por el que nuestro Padre nos ha llamado y que debe conducirnos a Él. (Sermón sobre la perfección)        

Sé fiel a la verdad.
Sigue a tu corazón.
No te dejes llevar,
busca a tu vida razón.

Siente la alegría de vivir
según la voz de tu alma.
Y no dejes de pensar
que es Dios el que te habla.
Mas no cambies su voz
por tus palabras.

Hoy no hay sinceridad.
Busco mi propio yo.
Sigo siempre mi verdad.
Es la mía, no de Dios.

Quiero comprender que la verdad
está en el Evangelio.
Y he de darme a los demás.
Amar será mi sello,
y perder mi identidad
y ser de ellos