Jeremías 31, 7-9Salmo 125, 1b-6Hebreos 5, 1-6
Al salir Jesús de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, Bartimeo, el hijo de Timeo, un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino.Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: ¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: ¡Hijo de David, ten piedad de mí!Jesús se detuvo y dijo: Llámenlo.Entonces llamaron al ciego y le dijeron: ¡Animo, levántate! Él te llama.El ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él.Jesús le preguntó: ¿Qué quieres que haga por ti?Él le respondió: Maestro, que yo pueda ver.Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado.En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.
Es el último milagro contado por Marcos en su evangelio. Con este milagro se acaba la sección de los tres anuncios de la pasión realizados por Jesús. El relato pone de manifiesto la contraposición entre la situación del ciego antes del encuentro con Jesús: un mendigo ciego y sentado junto al camino, y su situación después del encuentro con Jesús: recobró la vista y lo siguió por el camino. En el medio Marcos nos cuenta el encuentro de Jesús y el ciego. El relato cuenta también la contraposición entre los que increpan al ciego para que se calle (intentan silenciarlo) y los que se acercan a él para decirle que Jesús le llama. La palabra más repetida es llamar: aparece tres veces.Este milagro es un milagro realizado en un discípulo. Esto se ve debido a dos cosas: Primero por su relación con el relato de la petición de Juan y Santiago a Jesús, de sentarse junto a él en su gloria. En los dos textos aparece la misma expresión: qué quieren que haga, para Juan y Santiago; qué quieres que haga por ti para el ciego. Juan y Santiago quieren sentarse en la gloria del reino. El ciego Bartimeo, el hijo de la honra sentado junto al camino, quiere levantarse. Segunda razón viene dada por el vocabulario: tres veces aparece la palabra ‘llamar’. Y el relato acaba diciendo: lo seguía en el camino, expresión empleada para hablar del seguimiento, del discipulado.El texto nos presenta la realidad de Bartimeo, un discípulo que se ha ido quedando ciego en el seguimiento y que permanece sentado al borde del camino, incapaz de seguir a Jesús. La búsqueda de la honra nos ciega y hace que tengamos que estar sentados al borde del camino, incapaces de seguir a Jesús. Sólo un milagro puede hacer que nos pongamos de pie y sigamos a Jesús en su camino hacia la Pascua. Por eso el seguimiento de Jesús es siempre un milagro, es don, es gracia; no es una conquista.El relato nos presenta el proceso de cambio en Bartimeo: El primer elemento es la llamada de Jesús: Él te llama. En segundo lugar, la actitud de Bartimeo: tirar el manto, arrojar el hombre viejo, ponerse de pie y acercarse a Jesús.Es importante también la súplica de Bartimeo: ‘Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí’. Es el mesianismo davídico quien ha dejado ciego a Bartimeo. El grito surge de su necesidad, de su pobreza, de su incapacidad para comprender a Jesús. Su pobreza se hace grito insistente. Sólo el que reconoce su ceguera, puede volver a la senda del seguimiento.Esta ceguera es la instalación en la desolación. Cuando te descuidas te levantas por la mañana y en vez de dar gracias al Dios de la vida porque nos ha regalado un día más, te conectas al celular y te pasas el día desolado, malhumorado, molesto, centrado en ti mismo con expresiones como: ‘Hasta aquí hemos llegado’; ‘esto no da para más’; ‘estoy harto’; ‘el futuro se cierra’; ‘no hay vocaciones’; ‘que mal educados son los adolescentes’; ‘los educadores son unos interesados’, etc. etc. Nos dejamos atrapar por el lamento inútil, la gesticulación inoperante, y esto es la ceguera total. Hoy, la tarea espiritual importante es mudarse contra la desolación. (Hno Merino)
Jesús y Bartimeo: Jesús lo llama y le pregunta qué quieres que haga por ti. Bartimeo le presenta su deseo: Maestro, que vuelva a ver. Es el encuentro con el maestro quien nos salva y nos vuelve al camino y nos capacita para la marcha, junto a otros.Bartimeo y la comunidad: Dentro de toda comunidad pueden encontrarse dos grupos: el que increpa al ciego y le pide que se calle. Es el grupo de los que quieren que Bartimeo no cambie de mesianismo, por eso le dicen que se calle. También está el otro grupo de discípulos, el que le dice: Él te llama. Es el grupo que anima a Bartimeo a que se levante y vaya al encuentro de Jesús; del Jesús siervo que camina hacia la cruz.
¿Es posible cegarse hasta el punto de abandonarte y de renunciar a la abundancia de las aguas de tu santa morada para volver a una tierra maldita, llena de peligros y de dolores? ¿Cómo puede suceder que después de haber sido uno de tus servidores y de haber recibido, a este título, los dones celestes, pueda despojarse de ellos y vuelva a ser esclavo del mundo? Es necesario que se los diga. No se llega a eso de golpe, es poco a poco que uno llega a ello. No hay ninguno que haya llegado a ello que no creyese estar al abrigo de una tal caída y que no hubiese declarado mil veces el apego a su vocación.
Cuando se acercaba Jesús a Jericóun ciego limosnero intrigado pregunto:¿Por qué tanto alboroto?¿Qué pasa en este lugar?Ellos respondieron: Jesús está por llegar.¡Jesús, hijo de David,ten compasión de mí, de mí! (bis)Los que delante iban siguiendo al Señoral ciego reprendían para callar su voz.Pero al escuchar sus suplicas,Jesús se detuvo y lo miró:¿Qué quieres que por ti haga?Quiero ver, él respondió.Jesús compadecido al ciego se acercó.Recobra ya la vista -dijo-tu fe ha sido tu salvación.Yo tengo ceguera espiritual,también de mí ten compasión;limpia mi pecadoy sáname como al ciego de Jericó.