Primera lectura: Miqueas 5, 1-4ªSalmo 79, 2ac.3b.15-16.18-19Segunda lectura: Hebreos 10, 5-10
En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: ¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.
Lucas acentúa la prontitud de María en servir, en ser sierva. El ángel le habla del embarazo de Isabel e, inmediatamente María se dirige de prisa a su casa para ayudarla. De Nazaret hasta la casa de Isabel hay una distancia de más de 100 Km., cuatro días de viaje, ¡como mínimo! María empieza a servir y desplegar su misión en favor del pueblo de Dios.Isabel representa el Antiguo Testamento que se estaba cerrando. María representa el Nuevo que se está abriendo. El Antiguo Testamento acoge al Nuevo con gratitud y confianza, reconociendo en ello el don gratuito de Dios que viene a realizar y a completar la expectativa de la gente. En el encuentro de las dos mujeres se manifiesta el don del Espíritu. La criatura salta de alegría en el seno de Isabel y esta lo lee en clave de fe.La Buena Nueva de Dios revela su presencia en las cosas más comunes de la vida humana: dos mujeres se visitan para ayudarse mutuamente. Visita, alegría, embarazo, niños, ayuda mutua, casa, familia: en esto Lucas quiere que las comunidades y todos nosotros percibamos y descubramos la presencia de Dios. Isabel dice a María: “¡Bendita eres tú entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!” Hasta hoy, estas palabras forman parte de la oración más conocida y más rezada en el mundo entero, que es el ‘Dios te salve, María’. Y continua con un el elogio: «¡Dichosa por haber creído que se cumplirán las promesas del Señor!”. Lo que para Lucas es una invitación a creer en la Palabra de Dios, pues su Palabra tiene fuerza para realizar todo aquello que dice. Es Palabra creadora. Engendra vida en el seno de la virgen, en el seno de la gente pobre que la acoge con fe y de nuestras comunidades.María e Isabel se conocían ya. Y, sin embargo, en este encuentro, descubren, la una en la otra, un misterio que las desborda por generosidad y que las llena de alegría. Hoy también encontramos a personas que nos sorprenden con la sabiduría que poseen y con el testimonio de fe que nos dan. ¿Has encontrado a personas que te sorprendan? ¿Qué me impide descubrir y vivir la alegría de la presencia de Dios en tu vida? La actitud de María ante la Palabra expresa el ideal que Lucas quiere comunicar a las Comunidades: no encerrarse en ellas mismas, sino salir de casa, estar atentas a las necesidades concretas de las personas, y tratar de ayudar a los demás en la medida de las necesidades. El mismo papa Francisco no se cansa de decirnos que seamos una Iglesia en salida, una vida religiosa en salida y que la prefiere accidentada por salir a enferma por guardarse.María es modelo de discípula por su actitud de vivir en salida, de vivir itinerando, no solo geográficamente, sino también de corazón y de mente. Vivir en salida, vivir en movimiento es vivir en tensión con el querer de Dios que quiere que no nos instalemos.
María e Isabel: María encuentra en la anciana prima Isabel una persona con la que confrontar el sí que acaba de dar al ángel del Señor. Ella, esposa del sacerdote Zacarías y con la sabiduría de los años, confirmará a la jovencita que no sale de su anonadamiento ante el pedido del ángel Gabriel. María, sale a prisa; no se encierra en elucubraciones estériles, sino que va al encuentro de quien ya viene haciendo 6 meses de experiencia de gratitud para con su Señor. La Isabel la confirma a María como madre del Hijo de Dios (su Señor). Isabel le ayuda a leer las consecuencias de su sí a María. La joven es receptiva y sintoniza con la anciana. No viven una relación de dependencia, sino de ayuda mutua. Por mi caminar: ¿me siento cercano a María o a Isabel?
PALABRA DE JUAN MARÍA
Concebida sin mancha, Madre del Hijo del Altísimo, del Rey de Reyes, anduvo por caminos sencillos y comunes; perseveraba en la oración con otras mujeres, nos dice la Escritura; no observamos en su vida ninguna acción llamativa, ningún prodigio; ella no busca más que ocultarse, mezclarse hasta con los pecadores, a pesar de su dignidad y de su inocencia, y por eso todas las generaciones la llamarán bienaventurada. (S II p. 2038)
El mundo es nuestra casay es de todos;personas con la misma dignidad.Anestesiados por la indiferenciavamos perdiendo nuestra humanidad.La vida clama hoy.Vamos a escucharcuánta injusticia grita al corazón.A prisa hay que salir,no hay por qué esperar,como María en la Visitación.Salgamos todos al encuentro de la vida.La vida clama y dentro de ella clama Dios.El mismo espíritu nos sopla y nos envíaa regalar, a puro encuentro, bendición.Salgamos todos al encuentro de la vida.Se encuentra herida, amenazada del poder,y esperanzada no se queda y más caminapor anunciar que todo en Él va a renacer.Queremos ser Iglesia en salida,movidos sólo por la compasión.Las estructuras no serán excusaspara evitar el riesgo en la misión.No vamos a esconder,menos a enterrar,talentos que el Maestro nos confió.A prisa hay que salir, no hay por qué esperar,como María en la Visitación.La vida desde adentro nos anima,nos lleva y le llevamos al Señor.No habrá montañas, noches, ni fronterasque frenen nuestra determinación.Urgencia del amor,compromiso fiel con el proyectodel Reino de Dios.A prisa hay que salir, no hay por qué esperar,como María en la Visitación.Bendito el sol que nace de lo alto,es solidario con nuestro clamor.Como María somos visitados.Sólo es capaz de dar quien recibió.Unidos sólo en Él,en comunidad,no cansa ni se cansa el amor.A prisa hay que salir, no hay por qué esperar,como María en la Visitación.