12 de mayo de 2024

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Evangelio del día

Ascensión del Señor

Hechos 1, 1-11
Salmo 46, 2-3.6-9
Efesios 1, 17-23

Jesús se apareció a sus discípulos y les dijo:
Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará. Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán.

Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios.
Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban
.

El Evangelio de hoy forma parte del apéndice del Evangelio de Marcos (16, 9-20) que presenta una lista de apariciones de Jesús: a la Magdalena, a los dos discípulos que iban por el campo y a los apóstoles.

El texto precedente, manifiesta que Jesús se apareció a los once discípulos y les reprocha el no haber creído en las personas que lo habían visto resucitado. No creyeron a Magdalena, ni a los dos que iban por el campo. Varias veces Marcos se refiere a la resistencia de los discípulos en creer en el testimonio de aquellos y aquellas que experimentaron la resurrección de Jesús.

¿Por qué insiste tanto en la falta de fe de los discípulos? Probablemente, para enseñar dos cosas. Primero, que la fe en Jesús pasa por la fe en las personas que dan testimonio de él y segundo, que nadie debe desanimarse cuando la duda surge en el corazón. ¡Sus discípulos también las tuvieron!
Después de haberles reprochado la falta de fe a los discípulos, Jesús los envía diciéndoles: ‘Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Noticia a toda la creación’ y ‘estos prodigios acompañarán a los que crean: expulsarán demonios, hablarán nuevas lenguas, agarrarán serpientes y el veneno no les hará daño, impondrán las manos sobre los enfermos y éstos quedarán sanos’.

Esta promesa no quedó en el ayer. Hoy siguen aconteciendo estas señales en nuestras comunidades educativas. Expulsamos demonios cuando luchamos contra del poder del mal que mata la vida, cuando expulsamos la soledad que angustia, cuando integramos a quien está aislado, cuando el espíritu del ‘conventillo’ es arrojado fuera y en las salas docentes reina la comunión en la diversidad de miradas, cuando el más pequeño no tiene que pedir permiso para decir su palabra ni ‘pagar’ un precio al más poderoso, cuando…

Hablamos lenguas nuevas cuando comenzamos a comunicarnos con los demás de forma distinta, cuando superamos las divisiones y el lenguaje de la fraternidad reina entre nosotros, cuando no nos quedamos enquistados en el ayer o en las heridas que provocaron ciertas palabras, cuando…
El veneno no nos hace daño cuando a pesar de la existencia de ciertas víboras en las comunidades educativas estas no malogran la sana convivencia, ni los chismes hacen estragos en las relaciones porque la mayoría de las personas no se enganchan en ellos, cuando los buenos no se quedan en silencio y dicen su palabra invitando a hablar con quien corresponde; cuando…

Y por último curamos cuando cuidamos de manera especial a las personas excluidas y marginadas, cuando acogemos con cariño y delicadeza, cuando le decimos ‘puedes’, ‘creo en ti’ a aquel que está habituado a las derrotas, cuando ponemos el aceite de la caridad sobre las heridas del desprecio, cuando miramos con compasión y ternura a los pequeños, cuando damos un abrazo contenedor a aquel que se siente angustiado y desolado por lo que está viviendo, cuando sostenemos en pie al que viene a los tumbos, cuando…

Palabra (anuncio) y signo (milagro) tienen que ir de la mano, como lo expresa el evangelista Marcos: ‘el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban’. Los signos confirman el anuncio. Palabra y signo se necesitan. La una se pervierte sin la otra. La sola Palabra corre el riesgo de convertirse en ideología sin transformar la realidad. El signo solo, corre el riesgo de quedarse en un simple humanismo que no manifiesta ni anuncia a Jesús. Palabra y signo para los creyentes tienen que ir de la mano. Se necesitan y juntas revelan el sentido hondo del mensaje cristiano.

Una comunidad testigo de la Resurrección cuida y potencia las señales de vida y lucha contra las fuerzas de muerte que habitan la Casa Común porque cree que otro mundo es posible. Por ello vive desde la confianza absoluta en la acción de Dios, porque Dios sigue trabajando el corazón y la conciencia de todos sus hijos e hijas, aunque nosotros los consideremos ovejas perdidas. Él sigue actuando en la Iglesia y fuera de ella. Nadie vive abandonado de Dios.

Jesús mismo sigue aquí revelando el amor del Padre, este mismo Jesús sigue vivo en medio de nosotros, en nuestras comunidades. A través de nosotros Él quiere continuar su misión de revelar la Buena Noticia del amor de Dios a toda la creación, es especial a los más pequeños. Seamos Buena Noticia de Dios para todo y todos.

Jesús y los suyos:
Jesús es directo con sus discípulos. No anda con vueltas. Cuando tiene que llamarles la atención lo hace y punto. Así también apuesta por ellos. Los conoce y sabe cuánto pueden dar. Sabe que les cuesta creer, pero también es consciente de sus posibilidades. Al enviarlos los levanta y los pone a su altura. Los envía a hacer lo que Él hizo. No los deja solos, está con ellos confirmando con signos el anuncio de la Buena Noticia.


¡Sublime vocación! ¡Es la misma de Jesucristo! No ha dejado el seno de su Padre más que para hacer lo que ustedes hacen a ejemplo suyo. La escritura nos dice que ha pasado haciendo el bien, enseñando a los pobres, dando vista a los ciegos, enderezando a los rengos, curando a los enfermos. Y ustedes también enseñan la verdadera doctrina a los que la ignoraban completamente, y que, privados de sus enseñanzas siempre la desconocerían; y ustedes también hacen prodigios en el orden espiritual; esos niños a los que abren los ojos a las divinas luces, a los que enseñan a conocer a Dios y el camino que lleva al cielo. (Apertura del retiro a los hermanos)

Los convocó antes de despedirse.
Les dijo: “Vean, la escritura se cumplió:
Ahora en mi nombre anunciarán a todo el mundo
la Buena Nueva de perdón y conversión.

Son los testigos del poder que se me ha dado.
En cielo y tierra tengo toda autoridad.
Les enviaré a quien mi Padre ha prometido
y revestidos con su fuerza,
mi reinado anunciarán.

Nuevos discípulos harán por todo el mundo,
el evangelio del perdón, predicarán,
y enseñarán a amar según el mandamiento
y quien crea y se bautice, salvación encontrará.

Quien crea en mí podrá vencer demonios
y por mi gracia nuevas lenguas hablará;
y ni el veneno de serpientes le hará daño
y a quienes impongan sus manos sanarán.

Confíen en mí, yo estaré con ustedes
todos los días hasta que llegue el final.
Y bendiciéndolos subió hasta el mismo cielo
donde se sienta glorioso a la derecha de Dios.

Ellos ahí miraban fijo al cielo,
viendo las nubes que cubrían al Señor,
mas su presencia no se ha ido de nosotros
porque su Espíritu y su gracia nos dejó.

¿Qué haces ahí mirando para el cielo?
¡Oye discípulo, que el reino hay sembrar!
Eres Iglesia, sal y luz, cuerpo de Cristo,
que animado por su gracia debes evangelizar.