Cada año los menesianos del Distrito Divina Providencia deseosos de seguir reproduciendo la imagen viva de Jesús entre los niños y los jóvenes, profundizamos un rasgo de nuestra identidad carismática. Durante el año 2025 nos centraremos en el cultivo de la interioridad desde el encuentro con la persona de Jesús. Será un año para trabajar nuestra vida de oración como “Un encuentro que transforma”. El Papa Francisco ha invitado a toda la Iglesia a redescubrir el valor de la oración preparando el Jubileo de la esperanza en el año 2025, acogiendo la invitación del Papa Francisco los menesianos queremos redescubrir el valor y la necesidad de la oración, y recuperar el deseo de estar y vivir cada día en la presencia del Señor. Preciosa invitación la que nos hace nuestro lema: encontrarnos con la persona de Jesús. Las páginas del Evangelio están llenas de relatos que nos narran cómo Jesús transforma la vida de las personas que se han encontrado con él, así podemos recordar el encuentro de Jesús con la mujer samaritana en Jn 4, “Señor dame de esa agua para que no tenga más sed”; el encuentro con el mendigo ciego Bartimeo en Mc 10, “¡Jesús, ten compasión de mí!”; el encuentro en casa de Simón con la pecadora en Lc 7, “tus pecados quedan perdonados”; el encuentro con el leproso en Mc 1, “Si quieres, puedes limpiarme”; el encuentro con Nicodemo en Jn 3, “¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo?”; el encuentro con la mujer cananea en Mt 15, “mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!”; el encuentro con sus primeros discípulos en Mt 4, “Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres”; el encuentro de Jesús con los niños en Mc 10, 14, “dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan”, el encuentro con Zaqueo en Lc 19, “Hoy ha llegado la salvación a esta casa”; el encuentro con María Magdalena en Jn 20, “Mujer, ¿por qué lloras?”; el encuentro con los peregrinos de Emaús en Lc 24 “¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?”. Bonito ejercicio para los menesianos, leer el evangelio desde la clave de “Un encuentro que transforma”. El texto bíblico que ilumina nuestro lema es: “Señor, enséñanos a orar” (Lc 11,4). Este año los menesianos queremos aprender a rezar como Jesús rezaba a su Padre: y para ello queremos cultivar nuestra interioridad y desde ella abrirnos a la intimidad con Jesús y dejarnos transformar por él a fin de llegar a ser su imagen viva.Los educadores menesianos contamos con una herramienta pedagógica para cultivar el encuentro con la persona de Jesús; se trata del documento marco del Perfil del Egresado Menesiano que nos ofrece cuatro pistas para trabajarlo con nuestros niños y jóvenes a partir del desarrollo de la interioridad. La primera pista es el hábito del silencio. Cultivar el silencio nos abre a la contemplación del misterio y nos ayuda a percibir la vida y todo lo creado como obra de Dios; nace así la gratitud, la alabanza, el reconocimiento de nuestra pequeñez, el pedido de perdón.La segunda pista para trabajar la interioridad, es la práctica de la lectura de la historia personal. La lectura de la propia historia es un componente esencial para encontrar en la vida cotidiana los signos de la presencia de Dios y poder reconocer las motivaciones profundas que nos mueven a obrar; es un poco la experiencia de la virgen María “conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón” (Lc 2,51)Una tercera pista, que nos propone el Perfil del Egresado Menesiano es la formación de la conciencia. Formar la conciencia de manera responsable y abrirse en forma dialogal a valores divergentes permite reconocer al otro como un tú, cuestionar los propios puntos de vistas y cambiarlos por valores más evangélicos. Zaqueo ha pasado por este proceso después de encontrase con Jesús: “Daré la mitad de mis bienes a los pobres, y si en algo he defraudado a alguien, le devolveré el cuádruple” (Lc 19,8)
Finalmente, la cuarta pista consiste en dar testimonio de la fe en Jesús. El testimonio de fe en Jesús se juega en el servicio que humaniza a los hermanos que menos cuentan para la sociedad, “cada vez que lo hicieron a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron”. (Mt 25,40). Es la preciosa síntesis del testimonio de vida de Jesús que nace de largos ratos de profundos encuentros con su Padre: “No he venido a ser servido, sino a servir” (Mt 20,28)
El Lema 2025 desafía a los menesianos a ir al encuentro con la persona de Jesús para dejarnos transformar por él; esta es la experiencia espiritual que Juan María invitaba a realizar a los primeros Hermanos y que nosotros hoy discípulas y discípulos de Jesucristo queremos vivir: “unir nuestro espíritu a su espíritu, nuestra alma a su alma. Esta unión no puede tener lugar, en tanto no entremos en los sentimientos de Jesucristo, es decir, mientras nuestros juicios no sean sus juicios, sus pensamientos nuestros pensamientos, sus deseos nuestros deseos; de manera que no vivamos en nosotros, sino que sea él quien viva en nosotros” (S II, 473).
Mirando el logo
Varios elementos se combinan en el logo para dar armonía al conjunto.Jesús en el centro destaca dando cohesión y sentido a la imagen y las palabras del lema. La relación con la persona de Jesús es la que transforma la vida. Este proceso de transformación es gradual y se percibe a partir de tres detalles: el primero y más evidente, el cambio de las tonalidades de los colores. Las personas al pasar por el encuentro con Jesús descubren con nitidez la belleza y el esplendor de sus vidas.El segundo elemento, perceptible, a partir de contemplación de los gestos y rostros de las personas. El encuentro con la persona de Jesús transforma en más evangélicos los sentimientos, pensamientos, las acciones de las discípulas y los discípulos de Jesús para construir fraternidad.El tercer elemento, viene dado por los lazos. Son los lazos, las relaciones que se tejen con Jesús y su Evangelio los que hacen posible la transformación en la vida de las personas. Estos lazos, en tonalidad azul, ponen de manifiesto la vinculación del seguimiento de Jesús desde los rasgos carismáticos destacando el Dios Solo en el corazón de Jesús y la espiga en manos de los niños y jóvenes como los principales destinatarios de la educación evangelizadora de las Comunidades Educativas Menesianas.