Sabiduría 7, 22-8,1Salmo 118, 89-91. 130.135. 175
Los fariseos le preguntaron cuándo llegaría el Reino de Dios.Él les respondió: El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: «Está aquí» o «Está allí». Porque el Reino de Dios está entre ustedes.Jesús dijo después a sus discípulos: Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán.Les dirán: «Está aquí» o «Está allí», pero no corran a buscarlo. Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día.Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación.
Cuando escuchamos las noticias, fácilmente podemos sentirnos sobrepasados; nada parece ser pacífico o alegre y la actividad de Dios parece haber desaparecido. Sin embargo, la presencia y el Reino de Dios están siempre activos. Cada vez que alguien actúa por amor, es por el Reino de Dios. Cuando hay justicia, aunque sea pequeña, ahí está el Reino de Dios; donde hay belleza, ahí está el Reino de Dios.Me pregunto: ¿cómo veo el mundo a mi alrededor? Sí, hay dolor y sufrimiento, ¿pero puedo ver también la actuación de Dios? Al mirar mi día hago una lista de los pequeños gestos de amor, tales como mensajes positivos, un llamado telefónico, etc.Agradezco por estas cosas y le pido a Jesús que me ayude a ver su actividad y me libre de mi ceguera.El signo principal de la presencia del Reino de Dios es la persona del mismo Jesús, que al principio de su ministerio público anunció su venida. Es como la pequeña semilla que crecerá hasta ser un gran árbol, pero que ya está presente y nos llena de esperanza y seguridad: el Reino ya está entre nosotros/as.Nos pueden ayudar a interiorizar este evangelio la invitación que nos hace el Hno. Hervé Zamor s.g. en una carta a la Familia Menesiana:“En el aula, en la escuela, en la familia, en su lugar de misión, el menesiano es esta presencia benévola, delicada y discreta. Sabe estar cerca, simplemente estar ahí, para tranquilizar al otro cuando tiene que afrontar una nueva etapa, sabe estar a la escucha.También está llamado a ser un regalo, un don para cada persona. Como diría Juan María de La Mennais, un ángel de la guarda, una estrella de lo alto que visita, que acompaña al hermano o hermana que el Señor le ha confiado.Sólo esta presencia, como el ángel, nos ayudará a salir de nosotros mismos para ir hacia el otro y cederle el primer lugar (Mt 18, 1-5). A diferencia de Caín que pregunta a Dios si es el responsable de su hermano Abel (Gn 4,9), el menesiano está dispuesto a hacer cualquier cosa para tomar en sus brazos, proteger y servir a todos los que le piden ayuda. Ningún interés humano lo detendrá.Esta es la misión primera que Juan María encomendó a sus Hermanos: ser ángeles de la guarda de los niños y los jóvenes en su camino de fraternidad” (Carta N° 25 ¡Al servicio de la fraternidad!)
Descubre a Dios presente
Si se piden pruebas de la presencia de Jesucristo en medio de nosotros y su acción divina durante estos días felices, podríamos decir lo que él mismo dijo a los discípulos de Juan el Bautista, que le preguntaron si él era realmente el Mesías: los ciegos ven, los sordos oyen, los rengos caminan, los muertos resucitan. (Retiro de niños)
Aquí vamos Jesús, caminando con Vos,dando un paso, queriéndote elegir.Y es la tierra que late cuando cae la luz.Es tu mirada radiante que descubre huellasde libertad en nosotros.Tus palabras dibujan la esperanzay nos dicen que aquél que está en caminose mantiene vivo.Porque tu corazón habló, el nuestro cantará.Porque tu corazón habló, el nuestro cantará.Quédate con nosotros,no te vayas del mundo, Jesús.Quédate con nosotros,danos tu paz.Porque te reconocemos al partir el pan,porque nos envías al partir el pan.Quédate con nosotros,no te vayas del mundo, Jesús.Quédate con nosotros,danos de tu paz.Y es la tierra que late cuando cae la luz.Es tu mirada radiante que descubre huellasde libertad en nosotros.