31 de octubre de 2025

Mar
28
Oct
Mié
29
Oct
Jue
30
Oct
Vie
31
Oct
Sáb
01
Nov
Dom
02
Nov
Lun
03
Nov

Evangelio del día

San Alonso Rodríguez

Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Delante de él había un hombre enfermo de hidropesía.
Jesús preguntó a los doctores de la Ley y a los fariseos: ¿Está permitido curar en sábado o no? Pero ellos guardaron silencio.
Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo, lo curó y lo despidió.
Y volviéndose hacia ellos, les dijo: Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, ¿acaso no lo saca en seguida, aunque sea sábado?
A esto no pudieron responder nada.

Señor, de nuevo los testarudos fariseos a la carga. ¡Cuánta paciencia tuviste con ellos! Les dijiste una y otra vez que el amor es lo primero, que todo lo que se hace sin amor no sirve; que el obrar con amor nos llena de gozo y que el mero cumplimiento de la ley nos lleva a la tristeza.
Se lo dijiste mil veces a ellos y también nos lo dices a nosotros. Y, sin embargo, todavía seguimos amarrados a las normas porque éstas nos dan seguridad. ¿Habrá más seguridad que vivir en el amor?  ¿Habrá más alegría que el sentirte en brazos de Dios, nuestro Padre?
Hazme, Señor, cristiano, pero cristiano de verdad.


La pregunta de Jesús y la respuesta de los fariseos es bien distinta. ¿Por qué pregunta Jesús? ¿Pregunta por el tiempo que hace? ¿Pregunta por el lugar donde vamos a pasar las vacaciones? ¿Pregunta cómo van las acciones en la Bolsa? Esas preguntas superficiales Jesús no las hace. Jesús pregunta por cosas serias. ¿Se puede hacer el bien? Hay mucha gente que sólo piensa en hacer el mal; pero ¿hay alguien que se atreva a prohibir hacer el bien? ¿Para qué estamos en la vida si no es para eso? ¿En nombre de quien se puede prohibir hacer el bien a todas las personas?

A estas preguntas de profundidad, los fariseos dan la callada por respuesta.  ¿Por qué se callan? Porque tienen una ley que, según ellos viene de Dios y prohíbe trabajar en sábado, incluso si el trabajo consiste en hacer el bien. Jesús no puede estar de acuerdo con esta manera de tergiversar la misma ley de Dios. Precisamente el sábado, día en que cesan las labores de la semana, es el día dedicado a Dios y a los hermanos. ¿O es que se puede ofender a Dios haciendo el bien a sus hijos? Cuando la religión se vive, vaciándola del contenido del amor, se pueden cometer verdaderos disparates. Sólo cuando el amor es el centro de la vida, podemos estar centrados en nuestra fe.

Señor, hoy te voy a pedir una cosa: Esa tenacidad que los fariseos tenían con la ley, con las tradiciones, haz que yo la tenga con la fuerza del amor que Tú nos has dejado como testamento, poco antes de morir.  Haz que yo sepa amar como Tú nos has amado.


Vive en paz con todos tus hermanos. Que la divina caridad los una a todos con sus dulces lazos. (Al H. Luciano, 13 de abril de 1832)

Es tiempo ya de levantarnos,
es hora ya de luchar,
momento de recomenzar.

Es tiempo de romper cadenas,
es hora de perdonar,
momento de vivir de verdad.

Es tiempo, ya es tiempo
de remar mar adentro.
Canción para navegar.

Es tiempo, ya es tiempo.
Ven, persigue tus sueños,
esta es tu oportunidad.

Es tiempo de las decisiones,
es hora de avanzar,
momento de la libertad.

Es tiempo de vencer los miedos.
Es hora ya de creer.
Momento de dejarnos amar por Dios.

Hay tiempo de sembrar
para luego cosechar.
Pero hoy es el momento
de empezar a caminar.

Es tiempo de abrazar
la esperanza en nuestro andar,
al encuentro del Amor,
una razón para avanzar.


ALONSO RODRÍGUEZ (1533–1617) fue un hermano jesuita español, conocido por su humildad, obediencia y profunda vida espiritual. Nació en Segovia, España, en el seno de una familia comerciante. En su juventud estudió con los jesuitas de Alcalá, pero debió abandonar los estudios al morir su padre, para hacerse cargo del negocio familiar. Se casó y tuvo hijos, pero pronto perdió a su esposa y a todos sus hijos, quedando solo y en una profunda crisis interior.
Buscando el sentido de su vida, decidió consagrarse totalmente a Dios e ingresó en la Compañía de Jesús como hermano coadjutor. Fue destinado al Colegio de Montesión en Palma de Mallorca, donde ejerció durante más de 40 años el humilde oficio de portero. Desde esa sencilla puerta del colegio, Alonso se convirtió en un consejero espiritual de estudiantes, religiosos y laicos. Entre los muchos que se beneficiaron de su ejemplo estuvo San Pedro Claver, a quien alentó a dedicarse a los esclavos en América. Murió el 31 de octubre de 1617 en Palma de Mallorca y fue canonizado en 1888 por el papa León XIII junto con San Pedro Claver. Su lema espiritual podría resumirse en su oración frecuente: “Señor, que te conozca y te ame; y que esto me baste.”