Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Delante de él había un hombre enfermo de hidropesía.Jesús preguntó a los doctores de la Ley y a los fariseos: ¿Está permitido curar en sábado o no? Pero ellos guardaron silencio. Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo, lo curó y lo despidió.Y volviéndose hacia ellos, les dijo: Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, ¿acaso no lo saca en seguida, aunque sea sábado?A esto no pudieron responder nada.
Señor, de nuevo los testarudos fariseos a la carga. ¡Cuánta paciencia tuviste con ellos! Les dijiste una y otra vez que el amor es lo primero, que todo lo que se hace sin amor no sirve; que el obrar con amor nos llena de gozo y que el mero cumplimiento de la ley nos lleva a la tristeza.Se lo dijiste mil veces a ellos y también nos lo dices a nosotros. Y, sin embargo, todavía seguimos amarrados a las normas porque éstas nos dan seguridad. ¿Habrá más seguridad que vivir en el amor? ¿Habrá más alegría que el sentirte en brazos de Dios, nuestro Padre?Hazme, Señor, cristiano, pero cristiano de verdad.La pregunta de Jesús y la respuesta de los fariseos es bien distinta. ¿Por qué pregunta Jesús? ¿Pregunta por el tiempo que hace? ¿Pregunta por el lugar donde vamos a pasar las vacaciones? ¿Pregunta cómo van las acciones en la Bolsa? Esas preguntas superficiales Jesús no las hace. Jesús pregunta por cosas serias. ¿Se puede hacer el bien? Hay mucha gente que sólo piensa en hacer el mal; pero ¿hay alguien que se atreva a prohibir hacer el bien? ¿Para qué estamos en la vida si no es para eso? ¿En nombre de quien se puede prohibir hacer el bien a todas las personas?A estas preguntas de profundidad, los fariseos dan la callada por respuesta. ¿Por qué se callan? Porque tienen una ley que, según ellos viene de Dios y prohíbe trabajar en sábado, incluso si el trabajo consiste en hacer el bien. Jesús no puede estar de acuerdo con esta manera de tergiversar la misma ley de Dios. Precisamente el sábado, día en que cesan las labores de la semana, es el día dedicado a Dios y a los hermanos. ¿O es que se puede ofender a Dios haciendo el bien a sus hijos? Cuando la religión se vive, vaciándola del contenido del amor, se pueden cometer verdaderos disparates. Sólo cuando el amor es el centro de la vida, podemos estar centrados en nuestra fe.Señor, hoy te voy a pedir una cosa: Esa tenacidad que los fariseos tenían con la ley, con las tradiciones, haz que yo la tenga con la fuerza del amor que Tú nos has dejado como testamento, poco antes de morir. Haz que yo sepa amar como Tú nos has amado.
Vive en paz con todos tus hermanos. Que la divina caridad los una a todos con sus dulces lazos. (Al H. Luciano, 13 de abril de 1832)
Es tiempo ya de levantarnos,es hora ya de luchar,momento de recomenzar.Es tiempo de romper cadenas,es hora de perdonar,momento de vivir de verdad.Es tiempo, ya es tiempode remar mar adentro.Canción para navegar.Es tiempo, ya es tiempo.Ven, persigue tus sueños,esta es tu oportunidad.Es tiempo de las decisiones,es hora de avanzar,momento de la libertad.Es tiempo de vencer los miedos.Es hora ya de creer.Momento de dejarnos amar por Dios.Hay tiempo de sembrarpara luego cosechar.Pero hoy es el momentode empezar a caminar.Es tiempo de abrazarla esperanza en nuestro andar,al encuentro del Amor,una razón para avanzar.