15 de mayo de 2025

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Evangelio del día

Beato Jacinto Vera – Santo Domingo Savio

Hechos 7, 51-8, 1a  
Salmo 30, 3cd-4.6.7b.8a.17.21ab  

La gente preguntó a Jesús: ¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas?
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: ‘Les dio de comer el pan bajado del cielo’.
Jesús respondió: Les aseguro que no fue Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo.
Ellos le dijeron: Señor, danos siempre de ese pan.
Jesús les respondió: Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.

Además del hambre físico, el hombre lleva en sí otra hambre, un hambre que no puede ser saciado con el alimento ordinario. Es hambre de vida, hambre de amor, hambre de eternidad. Jesús nos da ese alimento, es más, es Él mismo el pan vivo que da la vida al mundo. Su Cuerpo es el verdadero alimento bajo la especie del pan; su Sangre es la verdadera bebida bajo la especie del vino. No es un simple alimento con el cual saciar nuestro cuerpo, como el maná; el Cuerpo de Cristo es el pan de los últimos tiempos, capaz de dar vida, y vida eterna, porque la esencia de este pan es el Amor.

En la Eucaristía se comunica el amor del Señor por nosotros: un amor tan grande que nos nutre de sí mismo; un amor gratuito, siempre a disposición de toda persona hambrienta y necesitada de regenerar las propias fuerzas. Vivir la experiencia de la fe significa dejarse alimentar por el Señor y construir la propia existencia no sobre los bienes materiales, sino sobre la realidad que no perece: los dones de Dios, su Palabra y su Cuerpo.» (Papa Francisco, 19 de junio de 2014).

La Eucaristía es la cena de la familia de Jesús, que a lo largo y ancho de la tierra se reúne para escuchar su Palabra y alimentarse con su Cuerpo. Jesús es el Pan de Vida de nuestras familias, Él quiere estar siempre presente alimentándonos con su amor, sosteniéndonos con su fe, ayudándonos a caminar con su esperanza, para que en todas las circunstancias podamos experimentar que es el verdadero Pan del cielo. (Papa Francisco, 22 de septiembre de 2015).


MÁXIMA
Jesús es el Pan de la vida eterna


Todos los días, hacen a Dios esta oración, al recitar el padre nuestro: danos hoy nuestro pan cotidiano. Pero ¿qué es este pan? ¿Es sólo el pan material con el que alimentamos nuestros cuerpos? No, es también el verdadero pan de vida que sostiene el alma en medio de las pruebas de este mundo, es decir la santa Eucaristía”(Sermón sobre la comunión frecuente)

Yo soy el Pan de Vida,
el que viene a Mí no tendrá hambre,
el que viene a Mí no tendrá sed.
Nadie viene a Mí, si mi Padre no lo llama.

Y yo lo resucitaré, y yo lo resucitaré,
y yo lo resucitaré en el día final.

El Pan que yo le daré
es mi Cuerpo, vida del mundo.
El que siempre coma de mi Carne,
vivirá en mí
como yo vivo en mi Padre.

Yo soy esa bebida,
que se prueba y no se siente sed,
el que siempre beba de mi Sangre,
vivirá en mí, y tendrá la vida eterna.

Sí, mi Señor, yo creo,
que has venido al mundo a redimirnos,
que Tú eres el Hijo de Dios,
y que estás aquí, alentando nuestras vidas. 


JACINTO VERA DURÁN (1813-1881) fue el primer obispo de Montevideo. Nació en el barco que traía a la familia desde las Canarias. Estudió con los Jesuitas en Buenos Aires. Destacó por su inteligencia, su virtud, su religiosidad y también por la atracción que ejercía su personalidad despierta, aguda y alegre. Fue ordenado en 1841 y comenzó su labor en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe de Canelones. En 1859 fue nombrado Vicario apostólico de Uruguay. Buscó la renovación espiritual de la iglesia y tuvo numerosos conflictos, tanto que le costaron ser exiliado. Participó en el Concilio Vaticano I y en 1878 fue nombrado primer obispo de Montevideo. Durante una misión, falleció en Pan de Azúcar el 6 de mayo de 1881. Sus funerales fueron la manifestación popular más grande de la época. Fue beatificado en el 2023.


DOMINGO SAVIO (1842-1857) fue un alumno de san Juan Bosco en el oratorio de Valdocco, en Turín. Murió 3 semanas antes de cumplir los 15 años de edad. Es uno de los santos no mártires más jóvenes de la Iglesia católica. Después de escuchar un sermón de Don Bosco decidió que su vocación era ser santo y se avocó a ello. Sentía gran devoción por la Virgen María. El 8 de junio de 1856, Domingo fundó la Compañía de la Inmaculada, cuyo reglamento también escribió. El principal objetivo de la Compañía era el apostolado entre los propios compañeros. Don Bosco aprobó la iniciativa y dos años después, eligió entre los socios de la Compañía al primer núcleo de sus salesianos. Murió por una pulmonía. Fue canonizado por Pío XII en 1954.