Hechos 14, 5-18Salmo 113, 1-4. 15-16
Jesús dijo a sus discípulos: El que recibe mis mandamientos y los cumple, ése es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él.Judas –no el Iscariote– le dijo: Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?Jesús le respondió: El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él.El que no me ama no es fiel a mis palabras.La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió.Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes.Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.
Lo primero que se dice aquí es que Jesús es la condición indispensable para amarlo a él es amar a los demás: “el que realiza mis mandamientos, ese me ama”. Ahora bien, el “mandamiento” (entolé) central de Jesús, el mandamiento que distingue a los cristianos, es el mandamiento del amor a los demás (Jn13, 34-35). Por lo tanto, lo primero que afirma aquí Jesús es que solamente quien cumple ese mandamiento es quien puede empezar a hablar de su amor a Jesucristo y, en definitiva, a Dios.Además, Jesús insiste en que sólo el que acepta y cumple las palabras de Jesús, ese es el que puede decir que ama al propio Jesús. Por lo tanto, únicamente desde la aceptación de la Palabra y el cumplimiento de su mandato, solamente cuando eso se tiene resuelto, se puede hablar de amor a Jesús y de amor de Dios.Lo importante aquí es tener la sinceridad y la clarividencia para aterrizar en este asunto. Porque, entre los cristianos, el lenguaje del amor a Dios, a Cristo y a los demás está tan manoseado y tan repetido, que ha terminado por ser un lenguaje vacío, que ni dice, ni interpela, ni interesa. Y es que, en los ambientes religiosos, de amor a Cristo hablan hasta las malas personas, individuos que hacen daño, a la Iglesia, a ellos y a otros. El lenguaje del amor a Jesús merece un respeto, y necesita un cuidado de extrema delicadeza.
MÁXIMAAmar es nuestra consigna
Conserva siempre con tus Hermanos la unión y el buen entendimiento: donde se halla la caridad se encuentran la paz y la alegría. (Al H. Émeric, 1846)
Amarás al Señor, tu Dios,con todo tu corazón, con toda tu alma,con toda tu mente, con todo tu sery a tu prójimo como a ti mismo.Amarás a tu hermano como amas a Dios.Me has amado, Señor, mi Dios,con todo tu corazón, con toda tu alma,con toda tu mente, con todo tu ser,y a mi prójimo como a mí mismo.Has amado a mi hermanocomo me amas a mí.