Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón. El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.
Jesús se enoja con los fariseos y los escribas. Ellos querían que les diera una señal especial, pues no creían en las señales y en los milagros que estaba haciendo. La señal de Jonás a la que refiere Jesús, es la del arrepentimiento que Jonás predicó al pueblo de Nínive y este aceptó creyendo en su palabra. Ahora ellos tienen a Jesús, sus gestos y palabras y quieren más señales que no les serán dadas.¿Qué más señales hacen falta para creer que Jesucristo viene a inaugurar el Reino de Dios? Los más cercanos a Jesús eran los más incrédulos. Por eso, él pone como ejemplo a los extranjeros y extranjeras que, desde su lugar, se acercaron y creyeron. Esas personas a las que a veces calificamos de “alejadas” en muchas ocasiones saben descubrir a Dios sin pedir señales extraordinarias.¿Y nosotros? ¿Necesitamos milagros para creer en Él o nos basta la verdad de su Palabra? ¿Somos capaces de descubrir al Hijo de Dios acompañando nuestra vida o necesitamos algo extraordinario para darnos cuenta que en Él está la Vida y la Salvación?
El corazón del hombre es un abismo. ¿Quién penetrará hasta el fondo de su corrupción?… Eres tú, Señor, y si no hubieses entrado en el mío, como un rey lleno de dulzura, yo también estaría alejado de ti. Dios mío, eres tú quien ha hecho ese milagro, lo sé y cuando el orgullo de los pecadores me pregunte ¿dónde está la Palabra del Señor? Señor, sin turbarme y sin responderles, te seguiré como a un pastor. (A.14.4)
Dicen que un día un ángela una mujer visitó.Trajo con él un mensaje de salvación.Dicen que un día un niñoen un pesebre nació,y aunque era el rey de los hombreshumilde creció.Y cuentan que en unas bodasun milagro ocurrió:se quedaron sin vinopero él les dio el mejor.Y a los ciegos curó.El pan también multiplicó.Calmo las aguas en medio de tormentasy por mí se entregó.Aunque no lo pueda ver.Aunque no lo pueda tocar.Creo en su palabra y la promesa que regala,Vida eterna.Yo creo en un Dios que tanto me amó;que a su único hijo al mundo enviópor mi salvación.Yo creo, creo, creo.En ti Jesús yo creo.Yo creo, aunque no vea, creo.Aunque no entienda, creoen Cristo, mi Señor.En ti Jesús yo creo.En tu palabra, creo.En tu camino, creo.En tus promesas, creo. Creo en ti, Jesús, yo creo.