Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: ‘Este comenzó a edificar y no pudo terminar’.¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz.De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.Quien no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.
Los dos ejemplos que emplea Jesús son diferentes, pero su enseñanza es la misma: el que emprende un proyecto importante de manera temeraria, sin examinar antes si tiene medios y fuerzas para lograr lo que pretende, corre el riesgo de terminar fracasando. Tampoco un rey se decide a entrar en combate con un adversario poderoso sin antes analizar si aquella batalla puede terminar en victoria o será un suicidio.Su advertencia cobra gran actualidad en estos momentos críticos y decisivos para el futuro de nuestra fe. Jesús llama antes que nada a la reflexión madura. Sería una grave irresponsabilidad vivir hoy como discípulos de Jesús, que no saben lo que quieren, ni a donde pretenden llegar, ni con qué medios han de trabajar.¿No necesitamos dedicar más tiempo, más escucha del Evangelio y más meditación para descubrir llamadas, despertar carismas y cultivar un estilo renovado de seguimiento de Jesús?Jesús llama también al realismo. Estamos viviendo un cambio sociocultural sin precedentes. ¿Es posible facilitar el acceso al Evangelio ignorando el pensamiento, los sentimientos y el lenguaje de los hombres y mujeres de nuestro tiempo? ¿No es un error responder a los retos de hoy con estrategias de ayer?No hemos de olvidar el lenguaje realista y humilde de Jesús, que invita a sus discípulos a ser ‘fermento’ en medio del pueblo o puñado de ‘sal’ que pone sabor nuevo a la vida de la gente.Nunca pensó Jesús en seguidores inconscientes, sino en personas lúcidas y responsables.
Camina con una sencillez llena de amor y de paz por el camino que ella abre delante de ti; no mires ni a izquierda ni a derecha, arroja lejos de ti los pensamientos que te inquietan o que son sombríos; míralos como tentaciones muy peligrosas”. (Al Hno. Etienne, 3 noviembre 1842)
Mira Jesús, yo te traigo una gran inquietud.¿Qué debo hacer? Nuestro mundo sufre esclavitud.Le falta paz y en muchos no hay esperanza.Dime Señor, ¿cómo puedo sembrar más amor?Sígueme, soy Camino, única ruta a seguir.Sígueme, soy la vida, que con amor debes compartir.Oigo tu voz en la calma de mi oración;oigo tu voz, en el pobre que me pide pan.Desde tu cruz, Tú me pides mayor compromiso.Dime, Señor, ¿cómo puedo sembrar más amor?Yo, como Tú, buscaré dar más que recibir.No hay amor, sin sufrir, sin luchar, sin servir.Mas si a tu amor, olvidando, lo pierdo de vista,Grita, Señor, aún más fuerte que te pueda oír.