Jesús dijo a sus discípulos: Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos.Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes. El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará.
Señor, me emociona el testimonio de Esteban, el primero que dio la vida por Jesús. Pedro puede presumir de haber sido el primer papa y Esteban el primero que, entregando la vida, le demostró a Jesús todo lo que lo quería. Se jugó la piel, se jugó el tipo, se jugó la vida por Él. Fue el primero porque tenía prisa por imitarte en todo, también en tu muerte. Que mi vida, Señor, sea un testimonio auténtico de fe. A San Esteban se le llama proto-mártir, es decir, el primero que, después de la Muerte y Resurrección de Jesús, entregó la vida por Él. Es el primero que rubricó con sangre el testimonio de su fe. El primer cristiano auténtico. En su muerte quiere hacer presentes los gestos de Jesús a quien quiere imitar. Por eso muere perdonando “no les tengas en cuenta este pecado” y muere entregando su espíritu en manos del Padre. “Recibe mi espíritu”. El mismo Espíritu que habita en el corazón, hablará desde el corazón, como se dice de san Esteban: «Y no eran capaces de hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba» (Act 6,10). Esteban, antes de morir, vio el cielo abierto y a Jesús a la derecha del Padre. ¡Bonito testimonio! Mientras que a nosotros la muerte nos cubre de tinieblas, nos llena de tristeza y nos cierra las puertas de la vida, Esteban nos dice que en esos momentos se nos abren los cielos y ya, antes de morir, podemos ver a Jesús. Esa sangre derramada no va a ser estéril. Es Tertuliano el que nos dice estas bellas palabras a propósito de los primeros cristianos que daban la vida por Jesús: “nosotros nos multiplicamos cada vez que ustedes siegan nuestras vidas. La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos”.Señor, te agradezco la muerte de Esteban. Es como el primer maestro cristiano que quiere enseñarnos el camino de Jesús. No es un camino fácil ni teórico; es un camino difícil, incluso sangriento. A pesar de todo, Jesús guía y acompaña a Esteban en este camino de sufrimiento, abriéndole, de par en par, las puertas del Paraíso. La muerte no puede frustrar las esperanzas de una vida entregada por amor. No frustró a Jesús ni frustrará a nadie que le siga a través de los tiempos. El amor es más fuerte que la muerte.
Mantén la calma, resignado y hasta lleno de alegría, porque la voluntad de Dios es manifiesta, y no debes pensar en otra cosa más que en cumplirla. (Al H. Ambrosio, 27-08-1840)
Por tu amor desperté de un largo sueño,descubrí la verdad en tus palabras.La tormenta amainó con tu vozy todo el cielo se abrió.Sólo en tu amor renaceré.Sólo en tu amor yo viviré.Somos testigos de, testigos de tu amor.No se enciende una luz para esconderla,ni podemos callar lo que vivimos.Traspasado el Amor en la cruz,nueva vida nos dio.Sólo en tu amor renaceré.Sólo en tu amor yo viviré.Somos testigos de, testigos de tu amor.Sólo en tu amor puedo encontrarla paz, la vida y la verdad.Somos testigos de, testigos de tu amor.