Discernimiento

En el fondo, pienso que es necesario un cambio para el Hermano Hervé. Ha estrechado demasiados lazos en Baja Tierra, y tiene demasiadas relaciones con las personas del mundo, eso le pierde. Cuando los nuevos Hermanos lleguen, examinen si no sería el momento de hacer este cambio. Me parece que el Hermano Jacinto podría remplazarle. Sin duda que el Hermano Jacinto es menos brillante, pero es muy piadoso, es muy santo. Ahora bien, tengo infinitamente más confianza en la santidad que en todos los talentos del mundo. Por lo demás, no consideren que les digo esto como una decisión, como una orden. La decisión que tomen, yo la apruebo, y una vez más, lo repito, lo que hagan estará bien hecho» (Carta al Hno Ambrosio Le Haiget, 15 septiembre de 1844)

Padre, me pongo en tus manos, 
haz de mí lo que quieras, 
sea lo que sea, te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo, 
con tal que tu voluntad se cumpla en mí, 
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Padre.
Te confío mi alma, 
te la doy con todo el amor
de que soy capaz,
porque te amo
y necesito darme, 
ponerme en tus manos sin medida, 
con una infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre.
(Carlos de Foucauld)

Antífona 1
¿Cómo hablar a corazones cerrados, que temen escuchar su voz y ser iluminados por su luz?

Salmo 1
Los dos caminos del hombre

Dichoso el hombre 
que no sigue el consejo de los impíos, 
ni entra por la senda de los pecadores, 
ni se sienta en la reunión de los cínicos; 
sino que su gozo es la ley del Señor, 
y medita su ley día y noche. 

Será como un árbol 
plantado al borde de la acequia: 
da fruto en su sazón 
y no se marchitan sus hojas; 
y cuanto emprende tiene buen fin. 

No así los impíos, no así; 
serán paja que arrebata el viento. 
En el juicio los impíos no se levantarán, 
ni los pecadores en la asamblea de los justos; 
porque el Señor protege el camino de los justos, 
pero el camino de los impíos acaba mal.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1
¿Cómo hablar a corazones cerrados, que temen escuchar su voz y ser iluminados por su luz?



Antífona 2
Examinen a la luz de la fe, sin hacerse nunca ilusiones, sus sentimientos más escondidos, sus pensamientos más fugitivos, vayan hasta la raíz.

Vivo en el lado oculto de la vida.
Yo voy por la vereda de las sombras.
Lo mío es el rumor de un arroyito.
El beso de la brisa entre las hojas.
Y las flores de plástico me duelen.
La tierra y las raíces me conmueven.
Vivo en el lado desnudamente humano de la vida.
Vivo en el lado sagradamente humano de la vida.

Vivo en el lado lento de la vida.
Amo lo que se gesta en el silencio.
Terco fluir del río en la llanura.
Los embarazos y el muy sabio invierno.
Soy figura emergiendo de la piedra.
Los montes me contagian su certeza.
Vivo en el lado pacientemente humano de la vida.
Vivo en el lado sagradamente humano de la vida.

Vivo en el lado tierno de la vida.
Voy desarmando fosos y castillos.
Ya no quiero ser duro pero muerto.
Prefiero vulnerable pero vivo.
La falda de mamá… el olor de casa…
Y tu abrazo de amor que hoy me rescata.
Vivo en el lado entrañablemente humano de la vida.
Vivo en el lado sagradamente humano de la vida.

Vivo en el lado pobre de la vida.
Donde la sencillez airea tu casa.
Donde el «Te necesito» no avergüenza.
Donde nace del alma el «Muchas gracias».
Donde nadie te lleva por delante
montado en «supervidas importantes»…
Vivo en el lado pequeñamente humano de la vida.
Vivo en el lado sagradamente humano de la vida.

Vivo en el lado manso de la vida.
Le creo solamente a los pacíficos.
Por eso me avergüenzan mis violencias:
Quiero a mi corazón quieto en su nido.
¡Triste arrogancia de los «ganadores»!
No subo el Monte Olimpo de esos dioses.
Vivo en el lado sufridamente humano de la vida.
Vivo en el lado sagradamente humano de la vida.
 
Vivo en el lado espeso de la vida.
Sangro la sangre de los doloridos.
No adoro ideas claras y distintas:
Dramático y más turbio es nuestro río.
¡Cruz de autenticidad esperando el alba…!
Y, oscuramente, Dios, eje de mi alma.
Vivo en el lado complejamente humano de la vida.
Vivo en el lado sagradamente humano de la vida.

Sugerencia: Compartir ¿dónde percibo que Dios me invita a vivir y por qué?

Antífona 2
Examinen a la luz de la fe, sin hacerse nunca ilusiones, sus sentimientos más escondidos, sus pensamientos más fugitivos, vayan hasta la raíz.


Estarían expuestos a la misma desgracia si por una cierta ilusión se imaginan que Dios les hará conocer directamente y sin intermediarios sus designios sobre su alma. Nada hay más contrario al orden ordinario de la providencia y habría por parte de ustedes una gran presunción, suponiendo que haría con ustedes lo que no ha hecho casi nunca con nadie.
No duden sin embargo, a ejemplo del rey profeta, en escuchar lo que el Señor les dice, pero tengan cuidado con confundir la voz de Dios con la de sus deseos; y a fin de discernir la una de la otra, recen mucho y sométanse al juicio de aquellos que tienen la gracia para distinguir las impresiones que vienen del cielo, de las impresiones que son producidas por el espíritu de mentira que se transforma en ángel de luz para seducirlos. (Sermón VII p.2286)

Antífona
Penetren en los repliegues más escondidos; escuchen las tristes profundidades; dense cuenta no sólo de sus acciones, sino de sus sentimientos y de sus disposiciones más íntimas.

Bendito es el Señor

Bendito es el Señor nuestro Dios
que visita y redime a su pueblo.
Su presencia está viva en nosotros
su promesa perdura en el tiempo.

Él será salvador de los hombres
nos libera de toda opresión,
manteniendo vigente en nosotros
la palabra que él mismo nos dio.

El Señor quiere vernos alegres
sin tristeza, ni pena o dolor,
quiere hacer una tierra más justa
que le sirva cantando su amor.

Tú serás elegido el profeta
que prepare el camino del Señor,
proclamando que viene a salvarnos,
anunciando a los hombres perdón.

Nacerá un nuevo sol en el cielo
y su luz a nosotros vendrá.
Guiará al que vive entre sombras
por un nuevo sendero de paz.

Antífona
Penetren en los repliegues más escondidos; escuchen las tristes profundidades; dense cuenta no sólo de sus acciones, sino de sus sentimientos y de sus disposiciones más íntimas.

A cada intención respondemos:

Señor, descúbrenos tus caminos.

-. Que siempre busquemos con otros tu querer y no el nuestro.

-. Que tu gracia nos ayude a descubrir los lazos secretos que nos ensimisman.

-. Que oremos, no para cumplir, sino para hacer tu voluntad.

-. Que contemos con las mediaciones humanas que nos brindas para descubrir tus caminos.

-. Que vivamos el acompañamiento personal como un camino seguro.

-. Que nunca nos creamos seguros, ni nos conformemos con nuestros logros.

Padre, sabemos que es necesario que nos apliquemos a descubrir los lazos secretos, imperceptibles que, sin darnos cuenta, continúan uniéndonos a las criaturas, con el fin de romperlos sin dudar, nos cueste lo que nos cueste, para unirnos así más fuertemente a tu Hijo nuestro Señor, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.