San Francisco Solano

Génesis 23, 1-4. 19; 24, -1-12. 15-16. 23-25. 32-34. 37-38. 57-59. 61-67
Salmo 105, 1-5

Mateo 9, 9-13

Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: Sígueme.

Él se levantó y lo siguió.

Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos.

Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: ¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?

Jesús, que había oído, respondió: No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios.

Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.


Comentario

El signo más evidente de la presencia del Espíritu en una persona es el desinterés por sus propios proyectos egocéntricos y la capacidad de misericordia, es decir, el poder mirar al mundo, a las personas, y a uno mismo, con lucidez y, a la vez, con abrumadora ternura.

Desplegar el dinamismo de esta misericordia en lo concreto es estar dispuestos a amar no sólo a quienes nos sale hacerlo, sino a todo aquél que pasa por nuestro lado y, a través de él, a todo lo que en el mundo está perdido o sufriente.

Mateo recibió esa mirada de Jesús: Donde todos veían a un pecador, Jesús vio a un discípulo.

Y Mateo abrió su casa a tanto cariño inmerecido, y su mostrador de impuestos, mesa de injusticias, quedó transformado en una mesa compartida y de amistad.

Preguntémonos cómo miramos nosotros a los que no tienen conductas acordes a nuestras ideas o a nuestros intereses.


Máxima
Aprendamos a mirar como mira Dios



Palabras de Juan María de la Mennais

No miremos ni a los hombres, ni las cosas, ni los acontecimientos de una manera natural y por tanto engañosa; debemos mirarlos en relación a la eternidad, a la luz de Dios mismo y juzgarlos como Dios los juzga.» (S.VII, p. 2531. Sobre los medios para conservar los frutos del retiro)


Canción
Dame, Señor, tu mirada – Rivero Borrell