Regla de Vida II

Ambientación:

En varias ocasiones me has ocasionado mucha pena: pero, lo digo con gran consuelo en el Señor, desde hace algún tiempo estás mejor y espero que, con la gracia del Señor, te reafirmarás cada día más en tu santa vocación. ¡Oh, querido hijo! si quieres no perderla nunca, dos cosas te son necesarias: la vigilancia sobre ti mismo y al amor a la Regla. Sé fiel a ello en todo y yo respondo de ti. (Al H. Elmerand, 21 de abril de 1853)


Ofrecimiento

Dios mío, que tu voluntad sea siempre la mía.
No tengo más que un solo deseo,
No oponer jamás la menor resistencia
A lo que pidas de mí.
¡Me entrego a ti completamente!
Haz lo que quieras de esta pobre criatura. Amén


Himno

Que seas mi hogar – Jesús Adrián Romero

Busco un lugar para vivir y descansar,
donde no hace falta ni llamar para llegar;
donde pueda entrar y compartir la intimidad,
que anhela mi alma,
que anhela mi corazón.

Que seas mi hogar,
el lugar en donde encuentro vida y paz.
Que seas mi hogar,
el refugio de la dura tempestad.

Mi amado Jesús,
que en la mesa tus palabras me hagan ver
que tú eres mi hogar, mi país, mi identidad.

Mi corazón encuentra paz si estás aquí
y se va turbando cuando estoy lejos de ti.
Llena mis deseos con tu amor y tu verdad.
Y llena mi alma y cambia mi corazón.

Que seas mi hogar,
el lugar en donde encuentro vida y paz.
Que seas mi hogar,
el refugio de la dura tempestad.

Mi amado Jesús,
que en la mesa tus palabras me hagan ver
que tú eres mi hogar, mi país, mi identidad.

Es en tu presencia donde vuelvo a revivir.
Eres medicina para mí.


Salmodia

Antífona 1
Guarda la Regla y ella te guardará

Salmo 17 A
Acción de gracia, después de la victoria

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza; 
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. 
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, 
mi fuerza salvadora, mi baluarte. 
Invoco al Señor de mi alabanza 
y quedo libre de mis enemigos. 

Me cercaban olas mortales, 
torrentes destructores me aterraban, 
me envolvían las redes del abismo, 
me alcanzaban los lazos de la muerte. 

En el peligro invoqué al Señor, 
grité a mi Dios: 
desde su templo él escuchó mi voz, 
y mi grito llegó a sus oídos. 

Entonces tembló y retembló la tierra, 
vacilaron los cimientos de los montes, 
sacudidos por su cólera; 
de su nariz se alzaba una humareda, 
de su boca un fuego voraz. 
y lanzaba carbones ardiendo. 

Inclinó el cielo y bajó 
con nubarrones debajo de sus pies; 
volaba a caballo de un querubín 
cerniéndose sobre las alas del viento, 
envuelto en un manto de oscuridad; 

Como un toldo, lo rodeaban 
oscuro aguacero y nubes espesas; 
al fulgor de su presencia, las nubes 
se deshicieron en granizo y centellas; 

y el Señor tronaba desde el cielo, 
el Altísimo hacía oír su voz: 
disparando sus saetas, los dispersaba, 
y sus continuos relámpagos los enloquecían. 

El fondo del mar apareció, 
y se vieron los cimientos del orbe, 
cuando tú, Señor, lanzaste un bramido, 
con tu nariz resoplando de cólera. 

Desde el cielo alargó la mano y me agarró, 
me sacó de las aguas caudalosas, 
me libró de un enemigo poderoso, 
de adversarios más fuertes que yo. 

Me acosaban el día funesto, 
pero el Señor fue mi apoyo: 
me sacó a un lugar espacioso, 
me libró porque me amaba. 

El Señor retribuyó mi justicia, 
retribuyó la pureza de mis manos, 
porque seguí los caminos del Señor 
y no me rebelé contra mi Dios; 
porque tuve presentes sus mandamientos 
y no me aparté de sus preceptos; 

Le fui enteramente fiel, 
guardándome de toda culpa; 
el Señor retribuyó mi justicia, 
la pureza de mis manos en su presencia. 

Con el fiel, tú eres fiel; 
con el íntegro, tú eres íntegro; 
con el sincero, tú eres sincero; 
con el astuto, tú eres sagaz. 
Tú salvas al pueblo afligido 
y humillas los ojos soberbios. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1
Guarda la Regla y ella te guardará

.

Antífona 2
Sé muy fervoroso y muy exacto en guardar la Regla

Salmo 17 B
Acción de gracia, después de la victoria

Señor, tú eres mi lámpara; 
Dios mío, tú alumbras mis tinieblas. 
Fiado en ti, me meto en la refriega, 
fiado en mi Dios, asalto la muralla. 

Perfecto es el camino de Dios, 
acendrada es la promesa del Señor; 
Él es escudo para los que a Él se acogen. 

¿Quién es dios fuera del Señor? 
¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios? 
Dios me ciñe de valor 
y me enseña un camino perfecto; 

Él me da pies de ciervo, 
y me coloca en las alturas; 
El adiestra mis manos para la guerra, 
y mis brazos para tensar la ballesta. 

Me dejaste tu escudo protector, 
tu diestra me sostuvo, 
multiplicaste tus cuidados conmigo. 
Ensanchaste el camino a mis pasos, 
y no flaquearon mis tobillos; 

yo perseguía al enemigo hasta alcanzarlo, 
y no me volvía sin haberlo aniquilado: 
los derroté, y no pudieron rehacerse, 
cayeron bajo mis pies. 

Me ceñiste de valor para la lucha, 
doblegaste a los que me resistían; 
hiciste volver a la espalda a mis enemigos, 
rechazaste a mis adversarios. 

Pedían auxilio, pero nadie los salvaba; 
gritaban al Señor, pero no les respondía. 
Los reduje a polvo, que arrebataba el viento; 
los pisoteaba como barro de las calles. 

Me libraste de las contiendas de mi pueblo, 
me hiciste cabeza de naciones, 
un pueblo extraño fue mi vasallo. 

Los extranjeros me adulaban, 
me escuchaban y me obedecían. 
Los extranjeros palidecían 
y salían temblando de sus baluartes. 

Viva el Señor, bendita sea mi Roca, 
sea ensalzado mi Dios y Salvador: 
el Dios que me dio el desquite 
y me sometió los pueblos; 

que me libró de mis enemigos, 
me levantó sobre los que resistían 
y me salvó del hombre cruel. 

Por eso te daré gracias entre las naciones, Señor, 
y tañeré en honor de tu nombre: 
tú diste gran victoria a tu rey, 
tuviste misericordia de tu Ungido, 
de David y su linaje por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2
Sé muy fervoroso y muy exacto en guardar la Regla


Palabras de Juan María


La transgresión de un punto de la Regla no consti­tuye por sí misma un pecado; pero cuando se hace sistemáticamente, de alguna manera constituye un pecado muy grave, porque es una violación de la solemne promesa hecha al pie de los altares de observar esa Regla.
Guárdala, hijo mío, guárdala para que ella te guarde.
Lo mismo ocurre con las faltas cometidas contra el reglamento particular. Cada vez que faltas a sabiendas y calculadamente debes confesarlo con sincera contrición, pues sería impío si procediera de un desprecio a la Regla. (Al H. Laurent, 5 de diciembre de 1852)


Cántico Evangélico

Bendito es nuestro Dios

Antífona:
Sé fervoroso, consérvate siempre fiel a la Regla, y esfuérzate por crecer en la vida interior

Bendito es nuestro Dios
porque ha venido a redimir
a su pueblo con amor.

Él nos envió al poderoso salvador,
Jesucristo, el Señor,
y así nos concedió ser libres del temor
al rescatarnos del poder del mal
a fin de servir con justicia y santidad
y hacer su perfecta voluntad
/Amén y amén/ (bis)

Antífona:
Sé fervoroso, consérvate siempre fiel a la Regla, y esfuérzate por crecer en la vida interior


Preces

A cada intención respondemos:
Señor, tú eres nuestro refugio

-. Que descubramos que al vivir la Regla de Vida estamos cuidando nuestra vocación y la de nuestros hermanos

-. Que la Regla de Vida no sea una exigencia externa en nuestras vidas, sino una mediación válida que favorece el seguimiento de Jesús

-. Que hagamos nuestros los principios y valores que la Regla de Vida manifiesta como esenciales

-. Que la dinámica comunitaria nos ayude a vivir no sólo la letra sino el espíritu de la Regla de Vida

-. Que la Familia Menesiana guarde la Palabra con la certeza que es la misma Palabra la que la guardará.


Padre nuestro


Oración final

Padre Dios, te damos gracias por el espíritu que animaba a Juan María y a Gabriel y ayúdanos a que todos y cada uno de los Hermanos vivamos la Regla de Vida que ellos nos dieron para mejor seguir a tu Hijo, en la educación cristiana de niños y jóvenes. Por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén