1780, aquí comenzó una historia que brotó desde el corazón. Un camino que un niño francés emprendió. La Bretaña, principio de revolución. Una vida dispuesta a ayudar a los demás. Un destino que Dios sólo conocerá A los niños él se propuso ayudar y seguía con su revolución… a través de la educación. Él rompió barreras, se acercó al que no tenía. Ángel que nos acompaña y apasiona con su vida. Haciendo caminos, siguiendo sus huellas, compartiendo lazos, somos todos menesianos. Una mirada distinta Juan María mostró, la realidad que vivía a él le conmovió. Sus valores forjaron los lazos de unión de los niños y jóvenes que Dios le dio. Un proyecto de vida, servicio y amor donde el último joven siempre contó. Nuestro “ángel” atento que nos acompañó en Hermanos, maestros, gracias por su ilusión. Y hacen brillar nuestro corazón.