Viernes 21º del tiempo ordinario

1ª Tesalonicenses 4, 1-8
Salmo 96, 1-2. 5-6. 10-12

Evangelio: Mateo 25, 1-13

Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes.
Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos.
Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas.
Pero a medianoche se oyó un grito: «¡Ya viene el esposo, salgan a su encuentro!»
Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas.
Las necias dijeron a las prudentes: «¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?»
Pero estas les respondieron: «No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado».
Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta.
Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: «Señor, señor, ábrenos», pero él respondió: «Les aseguro que no las conozco».
Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.


Reflexión

Jesús narra otra de sus parábolas:
Se trata de una boda -en la Biblia se utiliza mucho esta imagen para aludir a la alianza, a la fiesta que Dios quiere celebrar con nosotros-, y hay 10 doncellas esperando al novio. El novio tarda más de lo previsto y, a cinco de ellas, se les termina el aceite. No han sido muy previsoras, no estaban preparadas para una espera tan larga. Entonces, alguien da el aviso de que llega el novio. Las que tienen sus lámparas apagadas por falta de aceite, en vez de haber ido a buscar más, se lo piden a las que sí lo han previsto.

Y aquí viene el desconcierto de quienes leen la parábola, pues las que tienen aceite, no se lo dan. Y, claro, es entonces cuando éstas salen a comprar más, pero cuando vuelven, la puerta ya está cerrada y no pueden entrar. Se quedan fuera. El desconcierto surge de interpretar la negativa como egoísmo. ¡Ay que ver! ¡No quisieron compartir! ¿Cómo es posible que se ponga esto como ejemplo si Jesús nos ha hablado de la importancia de hacerlo?

Cuando leemos las parábolas tenemos que tener presente que Jesús es un gran narrador y que busca generar una cierta polémica, pero para estimularnos a pensar.
El tema no es que las jóvenes no quisieran compartir, el núcleo del mensaje es que hay personas que no son previsoras, que se cansan cuando tienen que esperar, y en la vida hay que tener el aceite de la paciencia, de la resistencia. Y este aceite no nos lo puede dar nadie. Hay cosas que sólo puedo hacer yo y no puedo pretender que otros me lo solucionen. Es, por tanto, una llamada a no dejar para mañana lo que debo hacer hoy y a la responsabilidad personal. Hay cosas importantes que nos podemos perder si no estamos preparados, atentos, despiertos.

Hoy podríamos preguntarnos, ¿tengo suficiente aceite en mi lámpara? ¿O soy de los que espero que los demás resuelvan mis problemas y hagan lo que sólo a mí me corresponde hacer?

Tengamos nuestra lámpara encendida. En el momento menos pensado, suceden cosas maravillosas. Que no pasen del largo al encontrarme desprevenido”. (Cf Jacqueline Rivas, Hesed)


Máxima

Somos mensajeros de esperanza en el colegio


Palabras de Juan María de la Mennais


Recuerden lo que se dijo a las Vírgenes del Evangelio: ‘El esposo llega, salgan a su encuentro’. Prepárenle en ustedes mismos un lugar, pues, esta preparación consiste principalmente en desear su venida, y en apresurarse en corregir y quitar todo lo que puede desagradarle. (Consejos antes del retiro)


Canción

Abre tu escuela menesiana

Caminando por las sendas
de este mundo,
si descubres un niño sin poder crecer,
abre tu escuela menesiana
y así podrás tener fuerzas y alas
para poder volar.

Atrévete, vamos a construir. ¡Ven!
un cielo para que suene su voz
y cante libre.
Mírate, abre tu corazón ya,
para buscar…

Si entendemos la esperanza menesiana
y ponemos a nuestro sueño su color.
Un arcoíris limpio y grande alumbrará
la senda para todos juntos andar.

Atrévete, vamos a construir. ¡Ven!
un cielo para que suene su voz
y cante libre.
Mírate, abre tu corazón ya,
para buscar…

Busca la estrella que guiará
nuestro camino al andar
.


Oración por el Capítulo General


¡María, Servidora de esperanza!,
en las Bodas de Caná, estás atenta
e intercedes ante tu Hijo Jesús.

Preséntale hoy, en nuestro nombre,
las necesidades de la Familia Menesiana.
Cuando llegue su hora, Él sabrá escucharlas.
Así, de nuestras carencias y fragilidades
surgirá nueva vida.

En este tiempo de preparación
de nuestro 28º Capítulo General,
confiados en tu maternal solicitud,
queremos imitar tu fe y audacia,
y ofrecer a los niños y a los jóvenes de hoy
el vino nuevo del Evangelio.

Enséñanos a acoger como tú
a tu Hijo Jesús,
y a hacer todo lo que Él nos diga.
Haz de nosotros ‘servidores de esperanza’
testigos compasivos y atentos,
valientes, fieles y audaces,
felices de caminar tras su Maestro.

¡Dios sólo en el tiempo!
¡Dios sólo en la eternidad!