Sábado 21º del tiempo ordinario

1ª Tesalonicenses 4, 9-11
Salmo 97, 1. 7-9

Evangelio: Mateo 25, 14-30

Jesús dijo a sus discípulos: El reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió. En seguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco. De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos. Pero el que recibió uno sólo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor.

Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado. Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor. Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: Señor, me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado. Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor.

Llegó luego el que había recibido un solo talento. Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo! Pero el señor le respondió: Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses. Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar de dientes
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Reflexión

Este texto nos habla de la imagen de Dios, representado por este hombre rico que se va de viaje. En el cuento los dos primeros servidores no temen a su Señor, toman sus dones como propios y los hacen fructificar. El último no ve al talento como un don amoroso de su Señor, sino como una imposición y una amenaza. Y obra en consecuencia.

Esta parábola expresa una realidad que se da en varias religiones y se ha dado durante siglos entre los cristianos: Ver a Dios como un juez, atento a lo que hagamos mal y contabilizando punto por punto nuestras faltas, para hacerlas presente en el juicio final y dar la sentencia de acuerdo a ellas.

No es el Dios del que nos habló Jesucristo. Es cierto que tiene expresiones duras, como el final de esta parábola, propias para hacer pensar a sus oyentes, donde se presenta a un Dios que hace justicia.
Pero recordemos que Jesús lo identifica con el padre que perdona sin preguntar nada a su hijo, que se ha gastado la mitad de sus bienes en fiesta. O con el pastor que es capaz de dejar el rebaño para buscar a una oveja perdida.

“La imagen que tenemos de Dios no es inocente. Determina nuestras relaciones. Nos posiciona en la manera cómo encaramos la vida y como nos relacionamos con Dios y con los demás. De allí que es esencial que nuestra imagen de Dios sea la que Jesús nos contó en el Evangelio. El Dios de Jesús no es un Dios que paralice, inhabilite, genere miedo; al contrario, es un Dios que confía plenamente en sus hijos y los quiere ver actuar en libertad, desplegando lo que tienen y lo que son al servicio de los demás, en especial, de los más pequeños”. (Merino)


Palabras de Juan María de la Mennais

Varias veces he discutido con jóvenes que estaban fascinados por este punto, y me doy cuenta que al escucharlos he experimentado involuntariamente una tristeza compasiva que no sabría cómo explicarla… Amigos míos, les decía, comencemos por convenir algún principio que sea base cierta e invariable en la discusión, que me parece vamos a tener: ¿Creen en Dios? Ciertamente, me respondían casi todos. Pues bien, queriéndolos conducir de esta primera verdad a todas las demás que se derivan como de su fuente, pronto me daba cuenta que no tenían la misma idea de Dios que yo; porque cuando añadía, por ejemplo: ¿pueden tener una idea de Dios, sin aceptar que entre él y ustedes hay relaciones esenciales que se derivan de su naturaleza y de la de él?, no entendían nada de eso. (Sermón a alumnos. S.I, p. 164-66)


Canción

Imágenes – Rivero Borrel

Dios historia, Dios misericordia,
que ríes al vernos reír.
Dios historia, Dios misericordia,
que lloras al vernos sufrir.

Padre Dios de los Cielos,
Dios de todos los tiempos,
Dios, rostro de pueblo,
gestando nuestros sueños.
Padre Dios de la tierra,
Madre sabiduría,
fuente que da la vida,
ternura que nos habita.

Dios artista, Dios Buena Noticia,
aliento que hace vivir.
Dios artista que nos resucita,
presencia que impulsa a vivir.
Dios eterna alianza,
amor de cada llamada
origen de toda gracia
de vida cotidiana,
de la expresión humana;
noticia que nos alcanza.
Dios de la promesa
que hoy comes en nuestra mesa.

Dios historia, Dios misericordia,
que ríes al vernos reír.
Dios historia, Dios misericordia,
que lloras al vernos sufrir.
Dios artista, Dios Buena Noticia,
aliento que hace vivir.
Dios artista que nos resucita,
presencia que impulsa a vivir.