Mañana se celebrarán en San Borja las bodas de oro de Vida Religiosa del H. Javier.
Hebreos 5, 7-9Salmo 30, 2-6. 15-16. 20
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: Mujer, aquí tienes a tu hijo.Luego dijo al discípulo: Aquí tienes a tu madre.Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.
El pasaje del evangelio de Juan nos muestra a María junto a la cruz de Jesús. El evangelista nos remite a la historia de la Salvación: María está al comienzo de la misma, pronunciando una palabra de aceptación del plan de Dios, mediante la encarnación del Verbo. Y la coloca en forma singular al pie de la cruz, cuando se está consumando la Salvación. Prueba de fidelidad en María, que al mismo tiempo está representando al resto de Israel que aguardaba el cumplimiento de la Promesa. Junto a ella otras dos mujeres: María la de Cleofás y María Magdalena.Mediante las palabras que Jesús pronuncia: «Mujer, ahí tienes a tu hijo”, el evangelista Juan destaca el papel de María: Ser madre de todos los que nacerán a una vida nueva por su Muerte y Resurrección.Al discípulo se dirige Jesús indicándole que ella es su madre. El nuevo Israel nace del antiguo como cumplimiento de la Promesa hecha a Abrahán. Lo que María cantará en el Magnificat llega a su plenitud.”Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.” En esta Nueva Comunidad, nacida del costado de Cristo, dormido en la Cruz, como nuevo Adán, se integra el pueblo de la Antigua Alianza. En ella encuentra el cumplimento de todo lo que esperaban.Pedimos a Dios, en la oración colecta de este día: “Haz que la Iglesia, asociándose con María a la Pasión de Cristo, merezca participar de su resurrección.” La Iglesia en su totalidad y en ella cada uno en particular, vive su existencia personal unido a Jesucristo. Todas las dificultades, sufrimientos y esfuerzos cobran un sentido nuevo a partir de la unión con la muerte y resurrección de Jesucristo.No se trata de diluir el sufrimiento, sino de descubrir y vivir como experiencia de salvación, todos los momentos de dolor que traspasan la vida del ser humano. En la medida que se asocia cada uno a la Pasión, se descubre un sentido nuevo. Se sufre de otra manera.¿Qué sentido tiene el sufrimiento en mi vida? ¿Cómo acompaño al otro en sus sufrimientos?
Junto a nuestras cruces está María.
Tenemos pues a la Santa Virgen por Madre, como Jesucristo. Es Él mismo quien nos la dio como madre, antes de entregar su alma sobre la cruz: “He aquí a tu Madre”, nos dice, en la persona de san Juan. Oh ustedes, madres cristianas, madres tiernas, háganme conocer los sentimientos de las que están movidas por aquellos sus hijos, aun de los que menos derechos tienen a sus ternuras. Yo podré entonces dar a mis oyentes una idea de los sentimientos de ternura que tiene hacia sus hijos María, la mejor y la más tierna de las madres. (Sermón sobre la Virgen)
Eres, María, el amor – Juan Morales Montero