Viernes 24º del tiempo durante el año

1ª Timoteo 6, 3-12
Salmo 48, 6-10. 17-20

Evangelio: Lucas 8, 1-3

Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios.
Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes.


Reflexión

Jesús es un misionero que recorre pueblos y ciudades predicando la Buena Noticia del Reino. Es, como dice el papa Francisco, un misionero ‘en salida’. E invita a sus seguidores más cercanos a hacer lo mismo.
Nos podemos imaginar el revuelo que habrá ocasionado el grupo, llegando a un poblado, con Jesús a la cabeza. Como su fama ya era grande, todos habrán salido a verlo, pedirle una curación o a escuchar sus enseñanzas.

Y aquí se ve una peculiaridad de Jesús, que era inimaginable en cualquier rabino de la época: Iban mujeres con él. Un rabino tenía discípulos varones. Las mujeres eran para el servicio de la casa y la crianza de los hijos. Pero Jesús no hace acepción de persona, acepta a todos, porque a todos quiere que llegue el mensaje. Ellas se han sentido cautivadas por el maestro y han puesto sus bienes y su vida a disposición. Y, como ya había sucedido con los 12 apóstoles, no eran de un único estrato social: Allí estaba María Magdalena, de la que se dice que había expulsado siete demonios. Allí también la mujer de Cusa, el administrador de las posesiones de Herodes. “Y muchas más”.

¡Qué haríamos en la Iglesia sin las mujeres! Y sin embargo aún hoy siguen relegadas. Lo más evidente es la no pertenencia a la estructura de gobierno, que sigue siendo sólo para varones. Demos gracias a Dios por tantas mujeres que hoy siguen a Jesús y ponen todo a su servicio, para que la Buena Nueva siga resonando en el mundo. Pidamos de modo especial por las que hacen posible nuestras comunidades menesianas.


Máxima

Jesús no discrimina


Palabras de Juan María


Soy muy sensible al recuerdo de tus amigas, a las que tengo siempre presente, cada vez que tengo la dicha de celebrar la Eucaristía. Que ellas no me olviden delante de nuestro común maestro. Y tú, hija mía, te pido que tengas piedad de mi gran miseria, de mis necesidades siempre crecientes y ayúdame con tus oraciones. Cuenta con mi agradecimiento y con los sentimientos que te he expresado (A la Hna Amable Chenu. 1813)


Canción

Grandiosa – Alfareros & Itala Rodriguez & Vero Sanfilippo

Eres un tesoro para Dios,
Eres un latido de su corazón.
No eres un error, una casualidad.
Tú eres importante para Dios.

Como el azul del cielo eres para Él;
como paloma en vuelo eres para Él;
como el color que Él usa al atardecer,
eres para Él.
Eres importante para Él.

Como una suave brisa eres para Él;
como el brillo de una estrella eres para Él.
Grandiosa como el universo eres para Él.
Así eres para Él.
Eres importante ya lo ves.

No cargues con la culpa más.
Acércate y déjate amar.
Ya no derrames ni una lágrima más…

Grandiosa…
Hermosa…
Grandiosa…
Hermosa…

Grandiosa (como el universo)
Hermosa (como el azul del cielo)
Grandiosa (como el universo)
Hermosa (como el azul del cielo)

Grandiosa…
Hermosa…
Grandiosa…
Hermosa…