25º lunes del tiempo durante el año

Esdras 1, 1-6
Salmo 125, 1-6

Evangelio: Lucas 8, 16-18

Jesús dijo a sus discípulos:  
No se enciende una lámpara para cubrirla con un recipiente o para ponerla debajo de la cama, sino que se la coloca sobre un candelero, para que los que entren vean la luz.
Porque no hay nada oculto que no se descubra algún día, ni nada secreto que no deba ser conocido y divulgado.
Presten atención y oigan bien, porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que cree tener
.

Quien vive desde la propuesta de Jesús, se convierte en luz para los demás. La luz no brota desde un esfuerzo voluntarista, sino que fluye como la luz de un candil encendido, su Palabra.

El relato nos presenta una paradoja, que podría expresarse así: nuestra realidad última, nuestra verdadera identidad, en cuanto hijos de Dios, es un gozo luminoso; sin embargo, nosotros/as, cada uno/a, nos experimentamos llenos de sombras y de sufrimiento. Y ahí surge nuestra pregunta: ¿Qué tengo que hacer para lograr mi liberación? La respuesta es simple: ¡nada! Digámoslo de otra manera: No te esfuerces por intentar sanarte, arreglarte o “ser luz” para nadie. Hemos de aprender aceptar todo lo que nos preocupa, nuestras propias fragilidades, limitaciones, y sufrimientos. Y estar dispuestos a descansar todas ellas en Jesús, iluminarlas desde su amor. Sólo quien no quiere iluminarse desde su Palabra, acaba perdiéndolo todo.

El relato de lucas nos recuerda que lo que eres, es ya plenitud. Sólo se requiere caer en la cuenta. Y el camino es la atención y la aceptación. Aprende a aceptar tu momento presente: tu dolor, tu tristeza, tus dudas, tus deseos profundos, tus errores y miedos… sólo están pidiendo ser aceptados aquí y ahora (atención) y descansarlos en los brazos amorosos de quien sabemos nos ama Jesús, él nos hace luz. ¿Qué necesito aceptar?


Máxima

Jesús nos quiere seres de luz


Palabras de Juan María


Maestros hábiles levantan y restauran todas las ruinas; el espíritu de un pequeño niño que estaba cerrado a la luz, se abre de golpe y los dulces rayos del sol lo iluminan y lo alegran” (Apertura de una escuela en Chezal-Benôit, 1835)


Dame tu luz – Fran Ros

Abre mi mente, dame tu luz,
que estoy vacío, lléname Tú.

Cuando a veces pienso en Ti,
queriendo ser feliz,
no comprendo y no acierto
por dónde ir.
Y hay días fuertes
donde creo vivir más
pero enfrento mis proyectos
con tu amistad.

Otras veces gris estoy
andando mucho peor
no comprendo y no acierto
a ver tu amor.
Y por eso canto,
escuchá ahora mi voz.
No te alejes, no te escondas,
te digo hoy.