Sé muy fervoroso en el servicio de Dios y en su santo amor: mantente en guardia frente al relajamiento. Es lo que tú más debes temer. Y cuando me escribas, sería bueno que me dijeses algo de cómo te encuentras espiritualmente, para que yo pueda darte algún consejo particular para que avances en la virtud. Eso es lo esencial. Sé un modelo para tus hermanos por la fidelidad a la Regla y por tu piedad. (Carta al Hno Euthyme Moy, Ploërmel 30 abril 1846)
No, permanecer y transcurrirno es perdurar, no es existirni honrar la vida.Hay tantas maneras de no ser,tanta conciencia sin saberAdormecida…Merecer la vida, no es callar y consentirtantas injusticias repetidas…Es una virtud, es dignidady es la actitud de identidadmás definida.Eso de durar y transcurrirno nos da derecho a presumir,porque no es lo mismo que vivir,honrar la vida.No, permanecer y transcurrirno siempre quiere sugerirhonrar la vida.Hay tanta pequeña vanidaden nuestra tonta humanidadenceguecida…Merecer la vida es erguirse vertical,más allá del mal, de las caídas…Es igual que darle a la verdady a nuestra propia libertadla bienvenida.Eso de durar y transcurrirno nos da derecho a presumir,porque no es lo mismo que vivir,honrar la vida
Antífona 1Reflexionando cada vez más sobre la excelencia y el valor de la vocación celeste que han recibido, van a redoblar el ardor para ser fieles a ella.
Salmo 38Súplica del enfermo
Yo me dije: vigilaré mi proceder, para que no se me vaya la lengua; pondré una mordaza a mi boca mientras el impío esté presente. Guardé silencio resignado, no hablé con ligereza; pero mi herida empeoró, y el corazón me ardía por dentro; pensándolo me requemaba, hasta que solté la lengua. Señor, dame a conocer mi fin y cuál es la medida de mis años, para que comprenda lo caduco que soy. Me concediste un palmo de vida, mis días son nada ante ti; el hombre no dura más que un soplo, el hombre pasa como una sombra, por un soplo se afana, atesora sin saber para quien. Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda? Tú eres mi confianza. Líbrame de mis inquietudes, no me hagas la burla de los necios. Enmudezco, no abro la boca, porque eres tú quien lo ha hecho. Aparta de mí tus golpes, que el ímpetu de tu mano me acaba. Escarmientas al hombre castigando su culpa; como una polilla roes sus tesoros; el hombre no es más que un soplo. Escucha, Señor, mi oración, haz caso de mis gritos, no seas sordo a mi llanto; porque yo soy huésped tuyo, forastero como todos mis padres. Aplácate, dame respiro, antes de que pase y no exista.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 2Una especie de relajamiento y de aburrimiento ha comido su ánimo, han dejado morir en ellos el primer espíritu.
Salmo 80Solemne revocación de la alianza
Aclamen a Dios, nuestra fuerza; den vítores al Dios de Jacob: acompañen, toquen los panderos, las cítaras templadas y las arpas; toquen la trompeta por la luna nueva, por la luna llena, que es nuestra fiesta. Porque es una ley de Israel, un precepto del Dios de Jacob, una norma establecida por José al salir de Egipto. Oigo un lenguaje desconocido: «retiré sus hombros de la carga, y sus manos dejaron la espuerta. Clamaste en la aflicción, y te libré, te respondí oculto entre los truenos, te puse a prueba junto a la fuente de Meribá. Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti; ¡ojalá me escuchases Israel! No tendrás un dios extraño, no adorarás un dios extranjero; yo soy el Señor, Dios tuyo, que te saqué del país de Egipto; abre la boca que te la llenaré». Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso obedecer: los entregué a su corazón obstinado, para que anduviesen según sus antojos. ¡Ojalá me escuchase mi pueblo y caminase Israel por mi camino!: en un momento humillaría a sus enemigos y volvería mi mano contra sus adversarios; Los que aborrecen al Señor te adularían, y su suerte quedaría fijada; te alimentaría con flor de harina, te saciaría con miel silvestre.
Tenemos sin embargo, ¡y aprendamos a conocerlo!, un gran enemigo que nos persigue sin cesar y contra el cual debemos mantenernos en guardia para disponernos a combatirle, porque tendremos que combatirlo siempre. Y si a pesar de sus engaños, no ha llegado, ni llegará jamás, tengo la dulce confianza, a herir de muerte a la Congregación entera; hiere, muy a menudo a algunos de sus miembros. ¿Y quién es este enemigo? Hijos míos, es el relajamiento. Sí, lo confieso, este enemigo es terrible y le temo mucho, yo que no temo a todos los otros y que me gusta tanto, como saben, combatirles cuando nos atacan abiertamente.Pero el relajamiento es tanto más peligroso cuanto que sus ataques no son violentos ni repentinos. Este pérfido se acerca paso a paso y sin hacer ruido sobre la plaza que va a asaltar. Llega a los pies de la muralla y la mina sin que uno se dé cuenta. Quita hoy una pequeña piedra, mañana otra más grande, y como hábil guerrero, no son las piedras sobresalientes las que busca quitar primero, sino las de los fundamentos, sabiendo que si estos fallan el edificio caerá de golpe (Sobre el relajamiento)
AntífonaEl retiro es a la vez el mejor remedio y el más eficaz contra el relajamiento. Pero para que les preserve y les cure de él, no basta con asistir. Es necesario corresponder, querer aprovechar y aprovecharlo realmente.
El Señor hizo en mí maravillas:¡Gloria al Señor!Mi alma canta la grandeza del Señor,Mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador.Porque miró con bondad mi pequeñez;Me proclamarán feliz todos los hombres.El Señor hizo en mí grandes cosas,Su nombre es Santo.Su amor permanece para siempre,En aquellos que le temen.Desplegó la fuerza de su brazoY dispersó a los soberbios;Derribó a los poderosos de su tronoY elevó a los humildes.Colmó de bienes a los hambrientosY despidió a los ricos con las manos vacías.Socorrió a su pueblo IsraelPor su gran misericordia.Como lo había prometido a nuestros padresEn favor de Abraham y de sus hijos para siempre.El Señor hizo en mí maravillas:¡Gloria al Señor!
A cada intención respondemos:
Señor, acrecienta el amor por nuestra vocación.
-. Que vivamos siempre agradecidos del don recibido y de la respuesta acompañada que venimos dando.-. Que nuestro testimonio contagie a otros la pasión por el seguimiento de Jesús al estilo menesiano.-. Que la alegría inunde nuestra vida, pues nos sabemos servidores de Jesús en los más pequeños.-. Que como Familia Menesiana nos cuidemos los unos a los otros, en el camino de identificación con Jesús.-. Que cuidemos la vivencia de los sacramentos de la Eucaristía y la Reconciliación como medios privilegiados contra el relajamiento espiritual.
Padre bueno, nos ponemos en tus manos con la certeza que con tu Hijo estamos viviendo el misterio de Getsemaní, misterio de discernimiento entre tu querer y el nuestro; haz que siempre estemos vigilantes y orantes para no caer en la tentación del relajamiento y así poner en juego nuestra opción fundamental. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.