Beato Ambrosio Francisco Ferro y compañeros, mártires – San Francisco de Borja

Zacarías 8, 20-23
Salmo 86, 1-7


Evangelio: Lucas 9, 51-56

Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de él.
Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén.
Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos? Pero él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo.


Hoy el Evangelio nos ofrece dos puntos principales para la reflexión personal:
En primer lugar, nos dice que «cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén» (Lc 9,51) … Es decir la firme decisión de amar al Padre realizando su voluntad redentora. Jesús muere en la cruz diciendo: «Todo está cumplido» (Jn 19,30). El Señor ha vivido para cumplir la voluntad del Padre, y ha mantenido esa actitud de fidelidad hasta la muerte.

Así debemos vivir también nosotros, aunque experimentemos en el camino hacia Dios la oposición o el rechazo, el desprecio o la marginación por ser fieles al Señor. Dice el Papa Francisco: «El verdadero progreso de la vida espiritual no consiste en multiplicar los éxtasis, sino en ser capaces de perseverar en los tiempos difíciles: camina, camina, camina; si estás cansado detente un poco y luego vuelve a caminar, con perseverancia».

En segundo lugar, ante el rechazo de los samaritanos, Santiago y Juan quieren hacer descender fuego del cielo (cf. Lc 9,54). El Señor los reprende por su celo indiscreto. Debemos recordar la paciencia que Dios tiene con nosotros, y ser pacientes con nuestros hermanos en su camino hacia Dios, aunque no respondan inmediatamente a su gracia. Dios quiere que todos los hombres se salven y ha entregado a su Hijo único en la cruz por todos. Dios agota todas las posibilidades de acercarse a cada hombre, y espera con paciencia divina el momento en el que cada corazón se abre a su Misericordia.


Máxima

Dios nos tiene paciencia


Palabras de Juan María


¿No es Dios nuestro modelo? Consideren una después de otra sus perfecciones adorables, su justicia, su bondad, su caridad, su misericordia, su paciencia, sus divinos atributos y miren si son su imagen. (Sermón sobre la perfección)


Aquí estarás – Dúo Zimrah

Aunque tenga miedo,
a mi lado estará tu diestra
tu presencia, ayudándome a avanzar.
Pues tu hijo enviaste a tomar mi lugar,
sabiendo que yo mismo heriría tu bondad.
Sin embargo, me encontraste,
salvándome del mal
Y quebraste mis cadenas,
trayendo libertad

Y si el dolor golpea mi vida,
si débiles mis fuerzas están,
no me dejarás, no me dejarás.
Si fuere al extremo del mar,
aún allí tu mano me guiará.
Siempre aquí estarás,
aquí estarás

Y si las tinieblas intentaran cubrir tu gloria
aún la noche, como el día brillará.
Hoy mi pensamiento persevera en ti y me guardas.
Me rodeas con tu indescriptible paz.
Que te alabe todo el mundo, que cada respirar
te proclame alabanzas por tu fidelidad.

Oración por el Capítulo General