Romanos 4, 1-8Salmo 31, 1-2. 5. 11
Se reunieron miles de personas, hasta el punto de atropellarse unos a otros.Jesús comenzó a decir, dirigiéndose primero a sus discípulos: Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.No hay nada oculto que no deba ser revelado, ni nada secreto que no deba ser conocido.Por eso, todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad, será escuchado en pleno día; y lo que han hablado al oído, en las habitaciones más ocultas, será proclamado desde lo alto de las casas.A ustedes, mis amigos, les digo: No teman a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada más. Yo les indicaré a quién deben temer: teman al que tiene el poder de arrojar a la Gehena. Sí, les repito, teman a ese.¿No se venden acaso cinco pájaros por dos monedas? Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos.Ustedes tienen contados todos sus cabellos: no teman, porque valen más que muchos pájaros.
Señor, ¿Qué tenía tu persona que tanto atraía a la gente? ¿Por qué la gente se pisaba por escucharte? Había en Ti algo inefable, misterioso. Brillaban tus ojos con luz propia. De tus labios salían palabras de bondad, de sabiduría, de gracia. Y, sobre todo, de verdad, de coherencia, de no decir nada que antes no lo hubieras hecho vida. Enséñame a vivir como Tú para poder dar un auténtico testimonio de Ti ante el mundo.Hay algo que Jesús no puede tragar: la hipocresía.
Lo vivido, lo sentido, lo experimentado hay que proclamarlo. Sabemos que, en tiempo de Jesús, en las casas no había tejas sino azoteas donde se tenían diálogos, conversaciones, tertulias que, lógicamente, se escuchaban en la calle. A esto alude Jesús. Estamos en unos tiempos en los que debemos convertir nuestras casas en “terrazas” y proclamar públicamente nuestra fe. “A la crisis de Dios sólo se puede responder con la pasión por Dios” (Metz).Hoy más que nunca la Iglesia necesita hombres y mujeres apasionados de Dios, que no pueden callar lo que ellos “han visto y oído”. No hay que tener miedo. Dios cuida hasta de los pajarillos y los cabellos de nuestra cabeza los tiene contados. Dios, que se preocupa hasta de lo más pequeño, ¿se va a olvidar de nosotros que somos sus hijos?Él está siempre con nosotros hasta el fin del mundo. Salgamos a la calle, a los lugares más alejados, a las periferias, pero sin miedos ni complejos. Pero salgamos convencidos de que llevamos la mejor mercancía: El Evangelio de Jesús, capaz de hacer felices a las personas.
Señor y Dios mío,quiero pedirte que me llenes de tu Espíritu, que viva ilusionado por Ti,que tenga experiencias fuertes de tu amor.Que, desde mi propia vida,sepa dar alternativas nuevas a tanta gente que va por la vida sin haber descubierto su sentido y pasa la vida sin saber para qué está en este mundo.Que sepan que se puede vivir alegre,que la vida es hermosa,que hay un Dios que nos ama apasionadamente.Y que lo ha demostrado no con meras palabras sino muriendo por nosotros en la Cruz.
No teman
En aquel tiempo (primeros siglos) los arrastraban al cadalso, los arrojaban a las fieras en el anfiteatro para servir de diversión al populacho, los lanzaban por miles en el fondo de las minas y en las cárceles, les confiscaban sus bienes, los pisoteaban como lodo de las plazas públicas; y para celebrar los misterios prohibidos no tenían más refugio que las entrañas de la tierra.¿Qué decían sus perseguidores? Decían que propalaban doctrinas peligrosas; que su secta, como la llamaban, alteraba el orden y la paz pública; que, violadores de las leyes y del género humano, ponían en peligro el imperio al sacudir la religión del mismo.Y en estas penurias, bajo esta opresión, ¿qué pedían? La libertad. Reclamaron el derecho de no obedecer sino a Dios, de servirlo y de adorarlo según su conciencia.Aunque se equivoquen en su fe, cuando otros les reclamen ese derecho sagrado, respétenlo, así como pidieron que lo respetasen los paganos». (Palabras de un creyente, XXVIII)
Brilla en los ojos un fuego que ardey despierta una llama en mi corazón.Nueva es la paz y mayor la alegría;los mismos colores, mas otro el sabor;es lo eterno que viene de ti,es lo eterno que viene de ti.Hoy dejo atrás esa vida de siempre,me pongo en camino, me ordeno hacia el fin.El amor me llama, conozco el deseoaunque pesa en mi vida el honor.Me hago más libre en busca de ti,me hago más libre en busca de ti.Sin miedo abrazo y sigo tus pasos,busco el camino, voy peregrino.Sin miedo me confío en tu gracia,me pongo en marcha, tu amor me basta.Sin miedo abrazo, sigo tus pasos,busco el camino, voy peregrino.Sin miedo me confío en tu gracia,me pongo en marcha, tu amor me acompañará.Este camino, al igual que otros muchos,exige la lucha, no excluye el dolor.Caben mis rodeos y mis pies cansados,también esas voces que me hacen dudar.Pero en mis noches, me aferro de ti,pero en mis noches, me aferro de ti.