Paternidad Carismática (II) (21-10)

Cuando me abren con confianza filial el pobre corazón, descubro muchas llagas y miserias; pero, alabemos a Dios, hijos míos, alabemos al Padre de las misericordias. La gracia corre enseguida como un bálsamo sobre sus llagas para curarlas, sobre sus miserias para liberarlos. ¿No es verdad hijos míos? (A. 144)


Ofrecimiento

Señor Jesús, al comenzar el día,
te ofrecemos nuestra vida entera.
Que el amor fraterno reine
entre todos los que formamos comunidad.
Que cada uno se siente feliz
con la alegría de los demás
y sufra con sus penas.
Que todos nos prestemos ayuda mutua
para ir a Dios y realizar su obra cada día.
Que no existan jamás entre nosotros
ni contiendas ni rivalidades,
ni secretas envidias, ni palabras duras.
Aparta de nosotros, Señor,
todo lo que hiere,
todo lo que divide,
todo lo que altera la caridad.
Haz, Señor, que hoy y siempre
intentemos ayudarnos unos a otros a ser santos.
Que todos vivamos hoy con dulzura,
paciencia, humildad
y fidelidad a tu Palabra. Amén


Himno

Chamamé del bicentenario – Mauricio Achem

Allí donde el amor se entrega, 
el carisma menesiano encontrarás. 
Tocando el corazón de cada uno, 
dispuestos a trabajar en comunidad. 

Llevando su mensaje por las aulas, 
dispuestos a caminar con los demás… 
Dios Solo es el legado que nos une
a ti y a mí, vivamos la misión con igualdad (Bis) 

Juan María La Mennais, son 200 años. 
Cuánta vida pasa, pasa.
y nos congrega a diario. 
Tu convicción, tu voluntad y tu valor 
mantiene el fuego hasta hoy, 
ser Menesiano hecho canción… 
Hermanos todos juntos
Dios nos llama a construir, 
la vida cotidiana el compartir.

Juan María y Gabriel,
son 200 años.
Cuánta vida pasa, pasa
y nos congrega a diario. 
Tu convicción, tu voluntad y tu valor, 
mantiene el fuego hasta hoy, 
ser Menesiano hecho canción. 
Hermanos todos juntos
Dios nos llama a construir, 
la vida cotidiana el compartir. 


Salmodia

Antífona 1
No pueden hacerse idea del fervor de mis hijos; son piadosos como ángeles; yo olvido todas mis preocupaciones, todas mis penas cuando estoy en medio de ellos.

Salmo 79
Ven, Señor, a visitar tu viña

Pastor de Israel, escucha, 
tú que guías a José como a un rebaño; 
tú que te sientas sobre querubines, resplandece 
ante Efraín, Benjamín y Manasés; 
despierta tu poder y ven a salvarnos. 

Oh Dios, restáuranos, 
que brille tu rostro y nos salve. 

Señor, Dios de los ejércitos, 
¿hasta cuándo estarás airado 
mientras tu pueblo te suplica? 

Les diste a comer llanto, 
a beber lágrimas a tragos; 
nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos, 
nuestros enemigos se burlan de nosotros. 

Dios de los ejércitos, restáuranos, 
que brille tu rostro y nos salve. 

Sacaste una viña de Egipto, 
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste; 
le preparaste el terreno, y echó raíces 
hasta llenar el país; 

Su sombra cubría las montañas, 
y sus pámpanos, los cedros altísimos; 
extendió sus sarmientos hasta el mar, 
y sus brotes hasta el Gran Río. 

¿Por qué has derribado su cerca 
para que la saqueen los viandantes, 
la pisoteen los jabalíes 
y se la coman las alimañas? 

Dios de los ejércitos, vuélvete: 
mira desde el cielo, fíjate, 
ven a visitar tu viña, 
la cepa que tu diestra plantó 
y que tú hiciste vigorosa. 

La han talado y le han prendido fuego; 
con un bramido hazlos perecer. 
Que tu mano proteja a tu escogido, 
al hombre que tú fortaleciste. 

No nos alejaremos de ti: 
danos vida, para que invoquemos tu nombre. 

Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos, 
que brille tu rostro y nos salve.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1
No pueden hacerse idea del fervor de mis hijos; son piadosos como ángeles; yo olvido todas mis preocupaciones, todas mis penas cuando estoy en medio de ellos.

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Antífona 2
Mis queridos hijos, le doy mucha importancia a que me escriban (…) Ustedes están siempre presente en mi pensamiento y son muy valiosos a mi corazón.

Salmo 22
El Señor es mi pastor

El Señor es mi Pastor, nada me falta: 
en verdes praderas me hace recostar; 

me conduce hacia fuentes tranquilas 
y repara mis fuerzas; 
me guía por el sendero justo, 
por el honor de su nombre. 

Aunque camine por cañadas oscuras, 
nada temo, porque tú vas conmigo: 
tu vara y tu cayado me sosiegan. 

Preparas una mesa ante mí, 
enfrente de mis enemigos; 
me unges la cabeza con perfume, 
y mi copa rebosa. 

Tu bondad y tu misericordia me acompañan 
todos los días de mi vida, 
y habitaré en la casa del Señor 
por años sin término.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2
Mis queridos hijos, le doy mucha importancia a que me escriban (…) Ustedes están siempre presente en mi pensamiento y son muy valiosos a mi corazón.


Palabras de Juan María


Cada una de sus almas pesa sobre la mía, mi salvación depende de ellas, en el sentido que yo respondo de ellas y que si algunas no son dóciles y escapan a mis cuidados y a mi amor, ninguna, al menos en el último día, tenga que reprocharme haberse perdido por debilidad o por dureza. Pues bien, hijos míos, al rezar por ustedes, no dejen de rezar también por su viejo padre. Hijos míos, más que nunca, no hacemos más que uno; llevemos el fardo unos de otros a fin de cumplir la ley de Cristo (S VII p. 2253)


Cántico evangélico

Antífona
Escuchen pues, con la docilidad de siempre, los consejos que les dirige hoy su anciano padre. Quisiera decírselos a cada uno en particular.

Bendito sea el Señor, el Dios de Israel,
porque ha visitado a su pueblo con su salvación.

Dios ha suscitado una fuerza de salvación
en la casa de su siervo David.
Según lo había dicho en tiempos antiguos
por medio de los profetas,
profetas que hablaban por él.

De los enemigos nuestro Dios nos rescatará
y de aquellos que nos odian también.
Recordará su alianza y sus juramentos
será fiel a sus promesas,
promesas que le hizo a Abraham.

Dios va a concedernos que libres y sin temor
y arrancados de los que hacen mal.
Unidos en su reino les demos sirviendo
con santidad y justicia por siglos y siglos sin fin.

Y a ti niño te llamarán profeta del Señor
Porque prepararás sus caminos
pregonando la paz y el perdón.

En su misericordia nuestro Dios nos visitará,
como sol que nos ilumina,
guiándonos por senderos de paz.

Gloria al Padre Eterno, gloria al Dios Hijo Jesús.
Gloria al Espíritu Santo por los siglos y siglos sin fin.

Bendito sea el Señor, el Dios de Israel,
porque ha visitado a su pueblo con su salvación.

Antífona
Escuchen pues, con la docilidad de siempre, los consejos que les dirige hoy su anciano padre. Quisiera decírselos a cada uno en particular.


Preces

A cada intención respondemos:

Padre, que vivamos con conciencia de hijos.

-. Señor, danos la gracia de desarrollar en cada uno de nosotros todas las actitudes que la filiación implica.

-. Señor, ayúdanos a vivir como dignos hijos de Juan María de La Mennais y Gabriel Deshayes.

-. Señor, que puedas encontrar en cada uno de nosotros las actitudes de tu Hijo.

-. Señor, que como hijos de Juan María y Gabriel, sigamos haciendo de la escuela un lugar privilegiado para el anuncio de Jesucristo.

-. Señor, bendice y acompaña a la Familia Menesiana para que viva siempre en tensión entre las llamadas que vienen de los niños y jóvenes y el legado carismático.


Padre nuestro


Oración final

Señor, tú que nos has dado en Juan María y en Gabriel unos padres según tu corazón, apasionados por la educación cristiana de los niños y jóvenes, haz que vivamos como hijos tuyos y hermanos entre nosotros, haciendo de la fraternidad un signo profético del Reino. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén