Dios mío, ojalá podamos estar llenos de este celo ardiente, de este espíritu de fuego que lo animaba (a San Aaron), y santificarnos como él, trabajando con todas nuestras fuerzas en santificar a los otros. (Carta a Bruté de Rémur, 26 de abril de 1808)
Jesús, tú has dicho: Dejen que los niños se acerquen a mí.Tú me has inspirado el deseo de dedicar mi vidaa los niños y jóvenes para llevarlos a ti.Dígnate bendecir mi vocación,asísteme en todos mis trabajos de hoy.Derrama sobre mí,sobre todos mis hermanosy sobre los que trabajamos en esta obra educativa,el Espíritu de fuerza, de caridad y de humildadpara que nada nos aparte de tu servicio.Haz que hoy cumpla con celo el ministerio educativoal que me has consagrado.Hazme perseverar hasta el finpara alcanzar así la salvación que nos has prometido. Amén.
Hay que seguir andando – Carlos Saraci
Nos duele amigos hasta los huesos,y se endurecen nuestras entrañasPor la injusticia, la cobardía,nos va invadiendo la hipocresía.Hay tanta bronca acumulada,tanta traición disimuladaque se nos cierran hasta las manos,y el desencanto nos va aquietando.Hay que seguir andando nomás,hay que seguir andando. Muchos no están, hermano mío,y el corazón siente el vacío.Corren lágrimas por nuestros rostros,ellos están juntos a nosotros.Por el dolor, la voz calladaque nos golpea, que nos aplasta.Resiste el hombre que está enjaulado,resiste el pueblo acribillado.Que no se cieguen nuestras miradasque nuestra historia no está cerrada.Son nuestro llanto, nuestra alegría,semilla abierta de nueva vida.Al hombre nuevo Dios va creando,con nuestro barro lo va engendrando.Jesús camina a nuestro lado,no tengas miedo, suma tu mano.Su espíritu sigue impulsandoa éste pueblo crucificado.El pueblo libre será posible,muchos testigos hoy nos lo dicen.Padre Angelelli, Oscar Romero,Carlos Mujica, mil compañeros,Su sangre canta en nuestras cuerdas,éste es el tiempo del hombre nuevo.
Antífona 1Debes estar muy lleno de espíritu apostólico, es decir, de un celo ardiente por la santificación de esos pobres niños que Dios te ha confiado.
Salmo 68Me devora el celo de tu templo
Dios mío, sálvame, que me llega el agua al cuello: me estoy hundiendo en un cieno profundo y no puedo hacer pie; he entrado en la hondura del agua, me arrastra la corriente. Estoy agotado de gritar, tengo ronca la garganta; se me nublan los ojos de tanto aguardar a mi Dios. Más que los pelos de mi cabeza son los que me odian sin razón; más duros que mis huesos, los que me atacan injustamente. ¿Es que voy a devolver lo que no he robado? Dios mío, tú conoces mi ignorancia, no se te ocultan mis delitos. Que por mi causa no queden defraudados los que esperan en ti, Señor de los ejércitos. Que por mi causa no se avergüencen los que te buscan, Dios de Israel. Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi rostro. Soy un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre; porque me devora el celo de tu templo, y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. Cuando me aflijo con ayunos, se burlan de mí; cuando me visto de saco, se ríen de mí; sentados a la puerta cuchichean, mientras beben vino me sacan coplas. Pero mi oración se dirige a ti, Dios mío, el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude: arráncame del cieno, que no me hunda; líbrame de los que me aborrecen, y de las aguas sin fondo. Que no me arrastre la corriente, que no me trague el torbellino, que no se cierre la poza sobre mí.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 2No perdamos el ánimo y trabajemos con tanto más celo cuánto mayores son las dificultades que vencer..
Salmo 68 IIMe devora el celo de tu templo
Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia; por tu gran compasión, vuélvete hacia mí; no escondas tu rostro a tu siervo: estoy en peligro, respóndeme en seguida. Acércate a mí, rescátame, líbrame de mis enemigos: estás viendo mi afrenta, mi vergüenza y mi deshonra; a tú vista están los que me acosan. La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco. Espero compasión, y no la hay; consoladores, y no los encuentro. En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre. Yo soy un pobre malherido; Dios mío, tu salvación me levante. Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias; le agradará a Dios más que un toro, más que un novillo con cuernos y pezuñas. Mírenlo, los humildes, y alégrense, busquen al Señor, y revivirá su corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos. Alábenlo el cielo y la tierra, las aguas y cuanto bulle en ellas. El Señor salvará a Sión, reconstruirá las ciudades de Judá, y las habitarán en posesión. La estirpe de sus siervos la heredará, los que aman su nombre vivirán en ella.
Antífona 2No perdamos el ánimo y trabajemos con tanto más celo cuánto mayores son las dificultades que vencer.
Sí, mis pobres hijos, trabajemos con un nuevo celo en este espíritu, y procuraremos a la obra que hemos emprendido y a la cual nos consagramos, sin reservas, una fuerza que nada podrá vencer y un fundamento que serán inquebrantable.Haremos lo que han hecho, antes de nosotros, todas las personas de Dios, quienes, cuando han establecido en la Iglesia una nueva sociedad, no se han preocupado de la influencia que ella podía ejercer en la sociedad, de los éxitos que podría tener, en una palabra, de lo que les podría suceder, es decir, que ante todo y por encima de todo, han pensado en su propia salvación y en la de las personas a quienes se asociaban, persuadidos que el éxito de sus trabajos estaba unido a que hubiese personas de Dios como lo eran ellos, manos puras y santas para secundarlos, a remover, si puedo expresarme así, a labrar y a colocar una después de otra las piedras del edificio que querían fundar (Sobre el objeto de la vocación religiosa y sacerdotal)
AntífonaCuenta con todo mi celo para su éxito: esta obra, sobre todo si se extiende a los pobres esclavos, será extraordinariamente bella porque será verdaderamente cristiana.
Bendito sea el Señor el Dios de IsraelPorque ha visitado a su pueblo con su salvación.Dios ha suscitado una fuerza de salvaciónen la casa de su siervo DavidSegún lo había dicho en tiempos antiguospor medio de los profetas, profetas que hablaban por él.Bendito sea el Señor el Dios de IsraelPorque ha visitado a su pueblo con su salvaciónDe los enemigos nuestro Dios nos rescataráy de aquellos que nos odian también.Recordará su alianza y sus juramentosserá fiel a sus promesas, promesas que le hizo a AbrahamBendito sea el Señor el Dios de IsraelPorque ha visitado a su pueblo con su salvaciónDios va a concedernos que libres y sin temory arrancados de los que hacen mal.Unidos en su reino les demos sirviendocon santidad y justicia por siglos y siglos sin finBendito sea el Señor el Dios de IsraelPorque ha visitado a su pueblo con su salvaciónY a ti niño te llamarán profeta del SeñorPorque prepararás sus caminos pregonando la paz y el perdón.Bendito sea el Señor el Dios de IsraelPorque ha visitado a su pueblo con su salvaciónEn su misericordia nuestro Dios nos visitaráComo sol que nos ilumina guiándonos por senderos de pazBendito sea el Señor el Dios de IsraelPorque ha visitado a su pueblo con su salvaciónGloria al Padre Eterno, gloria al Dios Hijo JesúsGloria al Espíritu Santo por los siglos y siglos sin finBendito sea el Señor el Dios de IsraelPorque ha visitado a su pueblo con su salvación.
A cada intención respondemos:
Señor, que el celo por tu causa nos devore
-. Que la pasión por anunciar a Jesucristo a través de la educación anime nuestra vida.
-. Que hablemos de Jesús con ocasión o sin ella y que el testimonio acompañe la palabra.
-. Que el amor mueva el anuncio de lo que experimentamos en el encuentro personal con Dios.
-. Que a los niños y jóvenes vayamos con Dios y a Dios con ellos.
-. Que la Familia Menesiana viva para anunciar y amar a Jesucristo.
-. Que el Señor nos bendiga con nuevas vocaciones de Hermanos y laicos para hacer presente a Jesús Maestro y Pastor en medio de los niños y jóvenes más pobres.
Señor de la misión, te damos gracias por el celo que nos inspiras para la salvación de las almas que nos son confiadas. Qué sublime misión, ojalá percibamos cada vez más su grandeza y no descuidemos nada para cumplirla bien. Por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.