San Martín de Tours

Romanos 16, 3-9. 16. 22-27
Salmo 144, 2-4. 6. 10-11

Evangelio: Lucas 16, 9-15

Pero yo les digo: Gánense amigos con el dinero de la injusticia, para que el día en que este les falte, ellos los reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho. Si ustedes no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿quién les confiará el verdadero bien? Y si no son fieles con lo ajeno, ¿quién les confiará lo que les pertenece a ustedes?
Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No puede servir a Dios y al Dinero.
Los fariseos, que eran amigos del dinero, escuchaban todo esto y se burlaban de Jesús.
Él les dijo: «Ustedes aparentan rectitud ante los hombres, pero Dios conoce sus corazones. Porque lo que es estimable a los ojos de los hombres, resulta despreciable para Dios.


¡Cuántas familias hemos visto destruidas por el problema del dinero: hermano contra hermano; padre contra hijo! Es lo que causa este apego al dinero, ¡destruye! Cuando una persona está apegada al dinero, se destruye a sí misma, destruye la familia ¡El dinero destruye! El dinero sirve para llevar adelante tantas cosas buenas, tantos trabajos para desarrollar la humanidad, pero cuando tu corazón está muy apegado, te destruye …

Lo que hace mal es la codicia en mi relación con el dinero. Tener más, tener más, tener más… ¡Te lleva a la idolatría, te destruye la relación con los demás! No es el dinero, sino la actitud, que se llama codicia.
Además, esta codicia te enferma, porque te hace pensar sólo en función del dinero. Te destruye, te enferma …

El Señor nos enseña cuál es el camino: no es el camino de la pobreza por la pobreza. ¡No! Es el camino de la pobreza como instrumento, para que Dios sea Dios, ¡para que Él sea el único Señor! ¡No al ídolo de oro! A todos los bienes que tenemos, el Señor nos los da para hacer que el mundo vaya adelante, para que la humanidad vaya adelante, para ayudar a los demás.

Cuánta gente pasa su vida acumulando, pensando en estar bien en vez de hacer el bien. ¡Qué vacía es una vida que persigue las necesidades, sin mirar a los necesitados! Si tenemos dones, es para ser dones”. (Papa Francisco)


Palabras de Juan María


Si hubiese entre ustedes alguno que olvidando la dignidad de su estado se rebajara hasta parecerse a esos seres viles, que el mismo mundo rechaza y desprecia, porque en la educación de la infancia no ven más que dinero para ganar, para conseguir fortuna o la de sus padres; si, digo, hubiera, Dios no lo quiera, un solo Hermano cuya santa vocación se tambalease por estas razones, le diría: Vete, desgraciado, toma esa moneda que la impiedad echa a tus pies; tómala del barro, lame ese oro, y después baja la cabeza; no mires más el cielo contra el cual tu has preferido este trozo de metal, ahogando en tu corazón todas las gracias con las cuales te había enriquecido, todos los pensamientos de fe que habías recibido de Dios … (Apertura del retiro de 1833. Virtudes del Hermano educador)


Mis tesoros – Santa Teresa – Maite López

Sea mi gozo en el llanto
sobresalto mi reposo,
mi sosiego doloroso
y mi bonanza el quebranto.

Entre borrascas mi amor
y mi regalo en la herida;
esté en la muerte mi vida
y en desprecios mi favor.

Mis tesoros en pobreza
y mi triunfo en pelear,
mi descanso en trabajar
y mi contento en tristeza.

En la oscuridad mi luz,
mi grandeza en puesto bajo.
De mi camino, el atajo
y mi gloria sea la cruz.

Mi honra en abatimiento
y mi palma en padecer,
en las menguas mi crecer
y en menoscabos mi aumento.

En olvido mi memoria,
mi alteza en humillación
en bajeza mi opinión,
en afrenta mi victoria.

En el hambre mi hartura,
mi esperanza en el temor,
mis regalos en pavor,
mis gustos en amargura.

Mi lauro esté en el desprecio,
en las penas mi afición,
mi dignidad sea el rincón
y la soledad mi aprecio.

En Cristo mi confianza
y de él sólo mi asimiento;
en sus cansancios mi aliento,
en su imitación mi holganza.

Aquí estriba mi firmeza,
aquí mi seguridad,
la prueba de mi verdad,
la muestra de mi firmeza.

Oración por el Capítulo general