Sabiduría 2, 23- 3,9Salmo 33, 2-3. 16-19
Jesús dijo a sus discípulos:Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: ven pronto y siéntate a la mesa?¿No le dirá más bien: prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber.
Todo lo que tenemos, todo lo que gozamos y todo lo que poseemos, procede de Dios, como un inmenso e inexplicable regalo. Por esto, siempre debemos agradecerle, ya que estamos en deuda con Él. Debemos tener una actitud humilde de siervos ante Dios, lejos del orgullo, pues Él no nos exige nada que no seamos capaces de hacer. Por más que hagamos en su nombre, siempre nos quedamos cortos en comparación a todos sus dones.Para comprender la enseñanza de Jesús sobre el servicio humilde, es esencial mirar la propia vida de Jesús como ejemplo. En varias ocasiones, Jesús demostró una actitud de servicio a sus discípulos y a la humanidad en su conjunto. Lavó los pies de los discípulos, tarea que normalmente realizaban los sirvientes, y les dijo: “Pues si yo, su Señor y Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros” (Juan 13: 14).Esta muestra de servicio humilde y amoroso nos muestra que el verdadero líder es aquel que está dispuesto a servir. Jesús no sólo nos dio este ejemplo a través de sus acciones, sino que también nos enseñó que el más grande entre nosotros es el que se humilla y se hace servidor de todos. Él declaró: “El que quiera hacerse grande entre ustedes será su servidor, y el que quiera ser el primero que sirva” (Mateo 20:26-27).Aunque esta exigencia nos parezca dura y lejana, no debemos perder de vista que Dios es Amor, y cuanto pide no es más que una muestra de ese amor, el cual, aceptado con paciencia, no es esclavitud y sacrificio, sino liberación y una carga que nos da alas.
Servir es nuestra misión
Tomemos, pues, esta resolución sincera, eficaz, inquebrantable de entregarnos siempre al servicio del único maestro, que es eterno y que no está sujeto a ningún cambio; al servicio de este gran Dios que es el principio, la fuente y la plenitud de todo bien. No estamos en la tierra más que para conocerlo, amarlo y servirlo como Él merece ser amado, con todo nuestro corazón, con todas nuestras fuerzas, para poder adquirir así la vida eterna. Amémoslo, seamos totalmente para Él en el tiempo y Él será todo para nosotros en la eternidad”. (Reflexión sobre el fin del hombre)
Amaneció,el sol calienta el rocío,el agua deja la fuente,riega la tierra y se va.Sopla el viento a la florinvitando a que comparta su color,y la tierra la recibe.Y ahora te toca a vos.Ser hermano, ser amigo,compañero de camino,ser el padre, ser la madrede ese solque te invita cada díaa ser mejor,al servicio de la vida.Hay manos que sostienen con amormanos que acarician el dolor,manos que se tienden para dar,manos que te hacen caminar,personas que sabenque ese vino erasimplemente aguay Jesús la transformó.Y ahora te toca a vos…El mar necesita de los ríos,la vida necesita de nosotros.Y aquel dispuesto a todo,también tuvo que aprender,también tuvo que dejaraunque no lo pueda comprenderque su maestro le lave los pies.Y ahora te toca a vos…