Jesucristo nos ha sido dado por Rey, por Maestro y por Modelo. Es nuestra Cabeza, somos sus miembros: debemos por consiguiente entrar en sus designios, trabajar en sus obras, continuar su vida; en una palabra nuestra unión con Él ha de ser perfecta, como Él mismo es uno con el Padre. (S VII 2317)
Si llega a bajar Jesús de su altar sagradoavísenle que un Rey Mago no va a volver,lo tienen a Baltasar en Ciudad del Cabocercado tras los alambres del Apartheid.Pobre Jesús, se queda sin un regalo,se queda un rey en el reino del terror,pobre Jesús si piensa que los romanos fueron lo peorva a ver como el salvajismo progreso.Si llega a bajar Jesús siempre habrá un establoen donde María sufra para parir,ahora lo llaman Hospital del Estadoy estado muy lamentable suele exhibir.Pobre Jesús, Herodes anda rondando,dispara su jeringa y desnutrición,pobre Jesús, tendrá que irse acostumbrando a la situacióna menos que haga un milagro o dos.Si llega a bajar Jesús y como buen hijopor varias carpinterías busca a José,lo va a ver desocupado sin rumbo fijoen las ollas populares helándose.Pobre Jesús, pregunta con desconsueloa la multitud: Apóstoles donde están.Pobre Jesús, no sabe que Pablo, Pedro, Mateo y Juanhoy son tristes jubilados pidiendo pan.Si llega a bajar Jesús, pobre cuando veasupuestos pastores que te hacen ver la luz,se toma rápido un buque hasta Galileay pide otra vez los clavos para la cruz.Pobre Jesús, su nombre fue tan usado,podría ver de ponerse un seudónimo,pobre Jesús, su barba y su pelo largo en nombre de Diosfueron cortados mil veces en la prisión.Si llega bajar Jesús y ve los placeresque da vivir a costillas de otro mortaly quiere echar del templo a los mercaderes,seguro lo privatiza algún liberal.Pobre Jesús, los sueños que tanto quiereduermen aun en la cuna de Belén.Pobre Jesús, aquí o en la Santa Sede o Jerusaléntus ministros sufren muy poco y comen bien.Si llega a bajar Jesús citado al Juzgado,que busque un buen abogado para zafar,un nene de pecho era Poncio Pilatossi lo comparamos con los jueces de acá.Pobre Jesús, herido y encapuchado,Judas sabrá por qué desapareció.Pobre Jesús, la cruz no está en ningún lado, nadie la vio,María gira que gira buscándoloy a Barrabas el gobierno ya lo indulto.
Antífona 1Seamos dichosos cuando Dios nos llama a llevar la imagen de su divino Hijo traicionado, ultrajado, crucificado.
Salmo 109El Mesías, rey y sacerdote
Oráculo del Señor a mi Señor: «siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies». Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos. «Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora». El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec». El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes. En su camino beberá del torrente, por eso, levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 2No nos cansemos de entrar en los detalles y de comparar los sentimientos de Jesucristo con los nuestros, nuestra conducta con la suya.
Salmo 92Gloria del Dios creador
El Señor reina, vestido de majestad, el Señor, vestido y ceñido de poder: así está firme el orbe y no vacila. Tu trono está firme desde siempre, y tú eres eterno. Levantan los ríos, Señor, levantan los ríos su voz, levantan los ríos su fragor; pero más que la voz de aguas caudalosas, más potente que el oleaje del mar, más potente en el cielo es el Señor. Tus mandatos son fieles y seguros; la santidad es el adorno de tu casa, Señor, por días sin término.
Palabras de Juan María de la Mennais
Reanima tu piedad en esta época grande del año, cuando la iglesia nos recuerda los misterios más apropiados para estimularla y alimentarla: contempla lo que tu Salvador ha hecho por ti, y aprende, por sus ejemplos, lo que tú debes hacer por él; te ha amado hasta derramar por tu salvación hasta la última gota de su sangre: ¿es demasiado que tú te molestes un poco para servirle? ¿Le negarás las pequeñas muestras de agradecimiento y de amor que espera de ti? Tu jefe está cubierto de llagas, coronado de espinas, ¿vivirás en la molicie y, como él, no mortificarás tus sentidos.He ahí, querido hijo, lo que deberías decirte a menudo a ti mismo, y particularmente en la meditación. Y luego, considerando tu miseria, no te turbes, al contrario, acude a la inmensa misericordia de tu Salvador.Abraza de vez en cuando sus llagas sagradas y pídele que tenga compasión de su pobre servidor. Te recomiendo, además, que seas fiel al ejercicio de la presencia de Dios: este medio y la consideración de la Pasión de Jesucristo es lo que hay de más apropiado para reanimar en tu corazón el fuego del divino amor”. (Al Hno. Hippolyte, el 31 de marzo de 1829 -Nº 2434)
Antífona:Cuando te sientas abrumado, pon los ojos en tu crucifijo, y, recordando lo que él ha sufrido por ti, anímate tú mismo a sufrir por su amor.
Maravillas hizo en mí – Boccacci & Guzmán
Maravillas hizo en mí.Mi alma canta de gozopues al ver mi pequeñezse detuvieron sus ojos.Y el que es santo y poderosohoy aguarda por mi sí.Mi alma canta de gozo:Maravillas hizo en mí.Maravillas hizo en mí.Del alma brota mi canto.El Señor me ha amadomás que a los lirios del campo.Por el Espíritu SantoÉl habita hoy en mí.No cese nunca mi canto:Maravillas hizo en mí.
A cada intención respondemos:
Jesucristo Rey, óyenos.
-. Por los crucificados de nuestro tiempo para que encuentren hermanos y hermanas capaces de estar ahí para tender una mano amiga.-. Que sepamos verte y comprometernos contigo en el rostro de los adolescentes de hoy que claman silenciosamente sentido vital.-. Que la Familia Menesiana para que no busque de beber en los riachuelos de las criaturas sino en vos que sos la fuente misma de la Vida.-. Por los educadores menesianos para que ningún esfuerzo les parezca demasiado grande cuando se trate de servirte en los niños y jóvenes que les son confiados.-. Por cada uno de nosotros para que vivamos las situaciones de cruz como camino de redención.
Oh Dios, nuestro Padre, cuando quisiste mostrarnos que tú eres el dueño y el Señor de todo el género humano, nos enviaste a Jesús, tu Hijo, como el humilde siervo de tu amor, que ofreció su vida por todos en la cruz. Danos la gracia de aprender de él que reinar es servir y que estamos aquí para servir y no ser servidos. Te lo pedimos en el nombre de Cristo, que es nuestro Rey y Señor, ahora y por los siglos de los siglos.