Señor, estoy a tus piescomo un niño pequeñoque espera tus órdenes.No quiero, no deseo nada,sino hacer lo que pidas de mípara tu mayor gloria.Habla pues, Señor,y obedeceré sin dudar,sin lamentarme, con alegría y con amor.
El Hermano acepta la soledad inherente a su estado como la cruz que Jesús le invita a llevar en su seguimiento. Acepta su sexualidad y su temperamento con lucidez y serenidad, y se ejercita en adquirir un paciente dominio del corazón y del espíritu, sin el cual la conquista de sí mismo es ilusoria.
Los verdaderos peligros no son los que se temen, sino aquellos ante los cuales se cierran los ojos y se afrontan.
1986: François Berrou (Raphaël-Joseph) y Albert St-Michel (Maximin-Marie)1990: Georges Fortier (Ladislas-Marie)2000: Antonio Bilodeau (Gérard)