Isaías 40, 25-31Salmo 102, 1-4. 8. 10
Jesús tomó la palabra y dijo: Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
El yugo de Jesús es yugo de amor y, por tanto, garantía de descanso. A veces nos pesa la soledad de nuestras fatigas, y estamos tan cargados del yugo que ya no nos acordamos de haberlo recibido del Señor. Nos parece solamente nuestro y, por tanto, nos arrastramos como bueyes cansados en el campo árido, abrumados por la sensación de haber trabajado en vano, olvidando la plenitud del descanso vinculado indisolublemente a Aquel que hizo la promesa.Aprender de Jesús; mejor aún, aprender a ser como Jesús, manso y humilde; entrar en su mansedumbre y su humildad mediante la contemplación de su obrar. Poner nuestras iglesias y nuestros pueblos, a menudo aplastados por la dura pretensión del rendimiento bajo el suave yugo del Señor. Recordar que la identidad de la Iglesia de Jesús no está garantizada por el “fuego del cielo que consume”, sino por el secreto calor del Espíritu que “sana lo que sangra, dobla lo que es rígido, endereza lo que está torcido” (Homilía de S.S. Francisco, 23 de septiembre de 2015).El seguir a Cristo amerita por ley divina cargar nuestra cruz, el yugo del cual habla el Señor en el Evangelio; ese yugo que es suave y ligero. El yugo de la caridad, que es en sí misma mansedumbre para tratar a los demás, y humildad, que es la perla preciosa del trato con Dios. Sin estas dos cualidades, nuestro trato con los demás se nos hace insufrible. Nosotros fuimos creados por Dios para amar y ser amados, y nuestro verdadero descanso está precisamente en esto. El camino más fácil para llegar a Él, es ser –como Jesús nos pide– mansos y humildes de corazón.
La gracia no le falta nunca al hombre. Dios es pródigo con él. En todo tiempo, en todo lugar, proporciona a los justos los medios para la perseverancia y a los pecadores los medios para la conversión. Él es siempre el Dios de las misericordias” (Sermón sobre la Misión)
Yo sí que te conozco:Tu vida está en mis manos.Sos el barro que formo.Vos sos el barro que amo.Déjame que te sople mi Aliento…Déjame modelarte a mi imagen…Déjame darte una forma nueva…Deja a tu Alfarero que trabaje…Un barro dócil que confía en su Artesano,barro que se funde y nace un nuevo vaso,donde lleves el tesoro de mi vida y de mi abrazo…Volver al barro para sentir mi presencia.Embarrarse para ganar transparencia.Barro abierto al Soplo nuevo,que hace nueva la existencia.Déjame que te sople mi Aliento…Déjame modelarte a mi imagen…Déjame darte una forma nueva…Deja a tu Alfarero que trabaje…Yo sí que te conozco:Tu vida está en mis manos.Sos el barro que formo.Vos sos el barro que amo.Y tenele paciencia a tu barro…Y tenele confianza a mis tiempos…Y mirá cómo ejerzo este oficio…Y volvete también alfarero…El ‘día a día’, es taller simple y fraterno,donde imaginar lo valioso y lo bueno,donde modelar, pacientes,el diseño de lo nuevo.Volver al barro es consagrar lo cotidiano,es involucrarse, quedando embarrados,es cuidar y amar el rostro belloy frágil de lo humano.Y tenele paciencia a tu barro…Y tenele confianza a mis tiempos…Y mirá cómo ejerzo este oficio…Y volvete también alfarero…Yo sí que te conozco:Tu vida está en mis manos.Sos el barro que formo.Vos sos el barro que amo.Vos sos el barro que amoYo sí que te conozco …