2º sábado de Adviento

Eclesiástico 48, 1-4. 9-11
Salmo 79, 2-3. 15-16. 18-19

Los discípulos le preguntaron: ¿Por qué dicen los escribas que primero debe venir Elías?
El respondió: Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas; pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron.
Y también harán padecer al Hijo del hombre.
Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista.

El Hijo del hombre, es decir el Mesías, el Ungido, debe sufrir mucho, ser rechazo por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y los escribas, ser asesinado y resucitar. Este es el camino de nuestra liberación. Este es el camino del Mesías, el Justo: la Pasión, la Cruz… Esta es la “pedagogía” que Jesús usa para preparar los corazones de la gente, para entender este Misterio de Dios.
Es tanto el amor de Dios, es tan feo el pecado, que Él nos salva así: con esta identidad en la cruz. No se puede entender a Jesucristo Redentor sin la cruz: ¡no se puede entender! Podemos considerar que es un gran profeta, hace cosas buenas, es un santo. Pero el Cristo Redentor sin la cruz no se puede entender. Pero los corazones de los discípulos, los corazones de la gente, no estaban preparados para entenderlo. No habían entendido las Profecías, no habían entendido que Él era precisamente el Cordero para el sacrificio. No estaban preparados. (Papa Francisco, 26-09-2014)


Palabras de Juan María


La herencia de ustedes es Dios y los tesoros de su eternidad. Si son encontrados dignos de sufrir por el nombre de Jesucristo, acepten, llenos de gozo, el cáliz de las humillaciones y de los dolores; bébanlo, si es necesario hasta el final; es la víspera del huerto de los Olivos; el bien amado estará detrás de ustedes para endulzarles las amarguras. ¡Oh! ¡Si supieran cómo los ama!” ((S. VIII. Renovación de promesas sacerdotales. 29-10-1815)

Dios también fue un inmigrante,
Dios también tuvo que huir,
Dios también fue desplazado
y estuvo deprimido
y sin ganas de seguir.

Dios también perdió a su niño,
Dios también probó la soledad,
Dios también se quedó
sin amigos, cuando más
precisaba su solidaridad.

Dios también, Dios también
Dios también pasó por el dolor.
Dios también, Dios también,
Dios también lloró.

Dios también estuvo preso,
Dios también sufrió por dar amor,
Dios también fue criticado
por no lanzar la piedra
y optar por el perdón.

Dios también fue un cónyuge engañado,
Dios también fue niño marginado,
Dios también fue un joven rechazado,
Dios también tuvo hijos descarriados.