Ángeles

Si la recitación del oficio de los ángeles no te distrajera de tus ocupaciones, te lo permitiría de buena gana. Pero temo que descuides lo que tienes que hacer por otra parte. Por eso, recita el oficio el jueves y el domingo (días de vacación). Intenta vivir como un ángel (ATC VI p. 303)

Cuida de mis labios, 
Cuida de mi risa. 
Llévame en tus brazos, 
Llévame sin prisa. 

No maltrates nunca mi fragilidad, 
/Pisaré la tierra que tú pisas / Bis

Cuida de mis manos, 
Cuida de mis dedos. 
Dame la caricia, 
Que descansa en ellos. 

No maltrates nunca mi fragilidad, 
/Yo seré la imagen de tu espejo / Bis

Cuida de mis sueños, 
Cuida de mi vida. 
Cuida a quién te quiere, 
Cuida a quién te cuida. 

No maltrates nunca mi fragilidad, 
/Yo seré el abrazo que te alivia / Bis

Cuida de mis ojos, 
Cuida de mi cara. 
Abre los caminos, 
Dame las palabras. 

No maltrates nunca mi fragilidad, 
/Soy la fortaleza del mañana / Bis

Antífona 1
Mis hijos son piadosos como ángeles; yo olvido todas mis preocupaciones y todas mis penas cuando estoy en medio de ellos.

Salmo 90
A la sombra del Omnipotente 

Tú que habitas al Amparo del Altísimo, 
que vives a la sombra del Omnipotente, 
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío, 
Dios mío, confío en Ti». 

Él te librará de la red del cazador, 
de la peste funesta. 
Te cubrirá con sus plumas, 
bajo sus alas te refugiarás: 
Su brazo es escudo y armadura. 

No temerás el espanto nocturno, 
ni la flecha que vuela de día, 
ni la peste que se desliza en las tinieblas, 
ni la epidemia que devasta a mediodía. 

Caerán a tu izquierda mil, 
diez mil a tu derecha; 
a ti no te alcanzará. 

Nada mirar con tus ojos, 
verás la paga de los malvados, 
porque hiciste del Señor tu refugio, 
tomaste al Altísimo por defensa. 

No se acercará la desgracia, 
ni la plaga llegará hasta tu tienda, 
porque a sus ángeles ha dado órdenes 
para que te guarden en tus caminos; 

te llevará en sus palmas, 
para que tu pie no tropiece en la piedra; 
caminarás sobre áspides y víboras, 
pisotearás leones y dragones. 

«Se puso junto a mí: lo libraré; 
lo protegeré porque conoce mi nombre, 
me invocará y lo escucharé. 

Con él estaré en la tribulación, 
lo defenderé, lo glorificaré, 
lo saciaré de largos días 
y le haré ver mi salvación».

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1
Mis hijos son piadosos como ángeles; yo olvido todas mis preocupaciones y todas mis penas cuando estoy en medio de ellos.

Antífona 2
Recordarán que son como los ángeles tutelares y los guardianes de la inocencia de los niños que les ha confiado la Providencia.

Oración de un menesiano: Tú me has hecho ángel.

Señor, que me has hecho ángel
enviado por ti para dar buenas noticias.
Pon en mi boca tus palabras de amor,
de incondicional acogida y de ternura,
tus palabras de aliento y de esperanza.
Dibuja en mis labios tu sonrisa,
tu gracia y tu alegría incontenible
que exprese el amor infinito
con que a todos envuelves y cobijas.

Señor, que me has hecho ángel
enviado por Ti para sanar enfermos doloridos.
Conoces bien a los niños
y jóvenes aquejados de fiebre
de sed insatisfecha, incapaces de andar…
Entréname las manos para aliviar dolores,
consolar sus corazones afligidos.
Que pueda ser aceite
y vino de buen samaritano
que cure las heridas que nosotros provocamos
con nuestros olvidos, silencios, desamores.

Señor, que me has hecho ángel
enviado por Ti a proteger las ovejas desvalidas,
Inunda mi corazón de tu misma atención
de la misma cuidada cercanía.
Que nadie se pierda
por mi olvido y negligencia,
que vele, que los guarde…
Y busque, como Tú, la oveja descarriada,
con tu misma pasión y tus mismos desvelos.

Señor, que me has hecho ángel
enviado por Ti a acompañar
el camino de tus hijos e hijas.
Que sepa, como Tú,
estar siempre a su lado,
sin evitar su esfuerzo en el camino.
Que sea, como Tú, la mano amiga
que guía, sostiene y reanima,
sin ahogar ni asfixiar su libertad.
Compañero para ellos como Tú,
en todos los caminos de su vida.

Señor, que me has hecho ángel
y yo me dejé moldear por ti no sin resistencias.
Que sea para los niños y jóvenes,
que Tú quieres colocar en mi camino,
el signo vivo de tu maternal Providencia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2
Recordarán que son como los ángeles tutelares y los guardianes de la inocencia de los niños que les ha confiado la Providencia.


Estos son, mis queridos hijos, los sentimientos que experimento y que ustedes comparten. Estos sentimientos toman cada día más fuerza en mí, porque cada día son excitados por lo que escucho por todas partes, y por las peticiones que me son dirigidas por una multitud de venerables y santos pastores, cuya voz está, si puedo expresarme así, llena de lágrimas. Dense prisa, escriben, el tiempo apremia; (…) y les pido que abran lo más rápido posible una escuela desde hace tanto tiempo deseada y esperada. Si tardan un poco, el lobo entrará en el redil y bajo la mirada del pastor devorará el rebaño (Sermón VII 2270-2275)

Antífona
No dudo que nuestro pobre Feli se dará cuenta de ello y quiero creer que tú eres el ángel destinado a romper un día sus lazos y darle la libertad de los hijos de Dios.

Mi alma glorifica al Señor, mi Dios,
gózase mi espíritu en mi Salvador.
Él es mi alegría, es mi plenitud,
Él es todo para mí.

Ha mirado la bajeza de su sierva,
muy dichosa me dirán todos los pueblos
porque en mí ha hecho grandes maravillas
Él que todo puede, cuyo nombre es Santo.

Su clemencia se derrama por los siglos
sobre aquellos que le temen y le aman,
desplegó el gran poder de su derecha,
dispersó a los que piensan que son algo.

Derribó a los potentados de sus tronos,
ensalzó a los humildes y a los pobres,
los hambrientos se saciaron con sus bienes
y alejó de sí, vacíos a los ricos.

Acogió a Israel, su humilde siervo
acordándose de su misericordia,
como había prometido a nuestros padres,
a Abraham y descendencia para siempre.

Antífona
No dudo que nuestro pobre Feli se dará cuenta de ello y quiero creer que tú eres el ángel destinado a romper un día sus lazos y darle la libertad de los hijos de Dios.

A cada intención respondemos:

Moldéanos como ángeles acompañantes.

-. Señor, creador del género humano, hacenos más parecidos a Jesucristo.

-. Señor, salvador nuestro, ayúdanos a encarnar en nosotros las actitudes de tu Madre al pie de la cruz.

-. Señor, dador de la vida, enséñanos a entregarla con alegría y gozo acompañando a tus predilectos.

-. Señor, pan de vida para la humanidad, hacenos pan partido y repartido que sacie el hambre de ti.

-. Señor, sembrador a manos llenas, ayúdanos a esparcir con generosidad la semilla de la compañía.

-. Señor, roca firme, enséñanos como familia menesiana a cuidar decididamente a los más vulnerables.

Padre Dios, que quieres que todos vivan como hijos e hijas tuyos, ayuda a la Familia Menesina a vivir como ángeles guardianes de la inocencia de los pequeños que en tu Providencia nos confías. Que sean sagrados para nosotros como lo son para ti, que vives y reinas, junto a tu Hijo Jesucristo en el Espíritu de amor, por los siglos de los siglos. Amén.