Estoy encantado que hayas encontrado y colocado sobre la puerta de la escuela la estatua de Nuestra Señora de la Buena Noticia. Me han emocionado mucho las muestras de confianza y de agradecimiento que los niños han tributado a la Santísima Virgen con esta ocasión: sigue cultivando su devoción.
María mírame, María mírame.Si tú me miras, él también me mirará.Madre mía, mírame, de la mano llévamemuy cerca de él, que ahí me quiero quedar.María cúbreme con tu manoque tengo miedo, no se rezarque por tus ojos misericordiosostendré la fuerza, tendré la paz.Madre, consuélame de mis penas,es que no quiero ofenderlo más;que por tus ojos misericordiososquiero ir al cielo y verlos ya.Madre, acógeme en el pesebrejunto a tu niño y a san José,que por tus ojos misericordiosostoda mi vida se hace un belén.
Antífona 1La santísima Virgen está en este momento en oración con nosotros.
Salmo 44Las nupcias del Rey
Me brota del corazón un poema bello,recito mis versos a un rey;mi lengua es ágil pluma de escribano.Eres el más bello de los hombres,en tus labios se derrama la gracia,el Señor te bendice eternamente.Cíñete al flanco la espada, valiente:es tu gala y tu orgullo;cabalga victorioso por la verdad y la justicia,tu diestra te enseñe a realizar proezas.Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,se acobardan los enemigos del rey.Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre;cetro de rectitud es tu cetro real;has amado la justicia y odiado la impiedad:por eso el Señor, tu Dios, te ha ungidocon aceite de júbilo entre todos tus compañeros.A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.Hijas de reyes salen a tu encuentro,de pie a tu derecha está la reinaenjoyada con oro de Ofir.Escucha, hija, mira: inclina el oído,olvida tu pueblo y la casa paterna:prendado está el rey de tu belleza,póstrate ante él, que él es tu señor.La ciudad de Tiro viene con regalos,los pueblos más ricos buscan tu favor.Ya entra la princesa, bellísima,vestida de perlas y brocado;la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,la siguen sus compañeras:las traen entre alegría y algazara,van entrando en el palacio real.«A cambio de tus padres tendrás hijos,que nombrarás príncipes por toda la tierra.»Quiero hacer memorable tu nombrepor generaciones y generaciones,y los pueblos te alabaránpor los siglos de los siglos.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 2Que nuestra gloriosa Madre, la Virgen María, sea nuestra vida, nuestra alegría, nuestra esperanza.
Me quede sin voz, con que cantary mi alma vacía dormida se quedaba.Y pensé para mí: Me pondré en sus manos,manos de madre, me dejaré en su amor.Y tú, María, hazme música de Dios.Y tú, María, anima tú las cuerdas de mi alma.Aleluya… amén… (Bis)María, acompaña tú mi caminar,Yo solo no puedo ayúdame andar.Y pensé para mí: Me pondré en sus manos,manos de madre, me dejaré en su amor.
Esta divina María, siempre tan preocupada en favorecer todo lo que tienda a procurar la gloria de su Hijo, esté, en este momento, rezando con nosotros; se asocie ya a nuestros trabajos; implore, para nosotros, el espíritu de humildad, de celo, de obediencia, de pobreza, de renuncia; y sin duda, si no ponemos ningún obstáculo a la eficacia de sus oraciones, vamos a obtener, por su medio, las gracias más excelentes, las más preciosas.
AntífonaDespués de Dios y de la Bienaventurada Virgen María, mi pensamiento más cariñoso es para ustedes.
Mi alma glorifica al Señor, mi Dios,gózase mi espíritu en mi salvador.Él es mi alegría, es mi plenitud,Él es todo para mí.
Ha mirado la bajeza de su siervamuy dichosa me dirán todos los pueblosporque en mí ha hecho grandes maravillasel que todo puede cuyo nombre es santo.
Su clemencia se derrama por los siglossobre aquellos que le temen y le amandesplegó el gran poder de su derechadispersó a los que piensan que son algo.
Derribó a los potentados de sus tronosensalzó a los humildes y a los pobreslos hambrientos se saciaron con sus bienesy alejó de sí vacíos a los ricos.
Acogió a Israel su humilde siervoacordándose de su misericordiacomo había prometido a nuestros padresa Abraham y descendencia para siempre.
A cada intención respondemos:
Hágase en mí según tu Palabra
-. Que actuemos siempre para mayor gloria de Dios y bien de los niños y jóvenes que nos son confiados.
-. Que vivamos la entrega cotidiana con alegría y gozo.
-. Que caminemos con la certeza de que María está con nosotros.
-. Que cuidemos toda vida, como lo hizo María.
-. Que el cariño a María se exprese en nuestra devoción a ella.
-. Que el Padre mire nuestras pobrezas y nos bendiga.
Hijo amado, que nos recomiendas la más tierna devoción a tu Santísima Madre, que nos invitas a recurrir a ella a menudo, como a nuestra madre y nuestra maestra y que nos pides que nos esforcemos en imitar sus virtudes, haz que ella atraiga las bendiciones del Padre Dios sobre nuestras vidas y nuestros trabajos. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.