María

No quiero ocultarles, mis muy queridos hijos, que mis fuerzas bajan sensiblemente. Continúen rezando por mí. Después de Dios y de la Bienaventurada Virgen María, mi pensamiento más cariñoso es para ustedes. Estén unidos de corazón y alma a la santa Iglesia y al Instituto.

Santísima Virgen María,
Con estas ardientes palabras,
Nosotros, tus fieles servidores,
Nos consagramos a ti enteramente,
Como a nuestra maestra, nuestra reina
y nuestra madre.
Queremos abandonarnos
a las delicias de tu amor virginal.
Permite que estos pecadores,
Unidos no por la sangre sino por el deseo
de pertenecerte totalmente,
Se consagren al Señor Jesús a través de ti.
Ponemos en tus manos nuestro pobre amor
y el humilde y gozoso compromiso
de vivir hoy y siempre como esclavos tuyos.
No podemos ofrecerte nada digno de ti, María.
Recibe únicamente nuestros débiles
y miserables corazones.
Queremos que te pertenezcan totalmente.
Tu tierno e indulgente amor
no despreciará esta pequeña ofrenda.
Santa María, Virgen y Madre,
Nos entregamos y consagramos a ti para siempre.
Consíguenos que hoy vivamos en todo
como hijos tuyos.
(Feli y Juan María 19/06/1809)

¿Quién será la mujer que a tantos inspiró
poemas bellos de amor?
Le rinden honor la música y la luz,
el mármol, la palabra y el color.

¿Quién será la mujer que el rey y el labrador
invocan en su dolor?
El sabio, el ignorante, el pobre y el señor,
el santo al igual que el pecador.

María es esa mujer
que desde siempre el Señor se preparó
para nacer como una flor
en el jardín que a Dios enamoró.

¿Quién será la mujer radiante como el sol
vestida de resplandor?
La luna a sus pies el cielo en derredor
y ángeles cantándole su amor.

¿Quién será la mujer humilde que vivió
en un pequeño taller?
Amando sin milagros viviendo de su fe
la esposa siempre alegre de José.

Antífona 1
Recemos a la Madre de misericordia con una confianza tanto más viva, cuanto más sean nuestras necesidades.

Salmo 149
Alegría de los santos

Canten al Señor un cántico nuevo, 
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alaben su nombre con danzas,
cántenle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1
Recemos a la Madre de misericordia con una confianza tanto más viva, cuanto más sean nuestras necesidades.

Antífona 2
María, en su sencillez, en su humildad, en su plenitud  de gracia, es la expresión del Padre Dios.

Juan Valera – Ximena Gray

Este nuevo amanecer
tú fuiste el crepúsculo, Mujer.
Tu sí fue la respuesta
con que el Hombre-Dios pudo nacer.
En su candoroso andar
las heridas Cristo no sufrió.
Tus brazos fueron cuna
de sonrisa y algodón.

Madre del mundo, virgen, paciente, tímida,
umbral que abres paso al cielo,
dicen que hoy muere en la cruz tu Hijo Jesús.

Creció el niño hasta los treinta
como una hoja junto a ti, rama vital.
Pero este crudo otoño
los hubo de separar.
Pero llegará pronto el día
en que lo vuelvas a ver, María,
en la gloria del reino celestial.

Madre del mundo, virgen, paciente, tímida,
umbral que abres paso al cielo,
dicen que hoy muere en la cruz tu Hijo Jesús.
Madre del mundo, virgen, paciente, tímida,
umbral que abres paso al cielo,
dicen que hoy muere en la cruz tu Hijo
semilla de luz.

De este triste atardecer
tú fuiste el crepúsculo, mujer.

Antífona 2
María, en su sencillez, en su humildad, en su plenitud  de gracia, es la expresión del Padre Dios.


Concebida sin mancha, Madre del Hijo del Altísimo, del Rey de Reyes, caminó por los senderos simples y comunes; perseveraba en la oración con  las otras mujeres, nos dice la Escritura; no observamos en su vida ninguna acción de relumbre, ningún prodigio; sólo trata de esconderse, y hasta de confundirse con los pecadores, a pesar de su dignidad y de su inocencia; y he ahí por qué, todas las generaciones la llamarán bienaventurada.
Podemos decir muy bien que nosotros formamos parte de esas generaciones de las que habla María, que la llaman bienaventurada, porque su vida ha sido oscura y escondida; porque, aunque nacida de la sangre de David, las humillaciones, los sufrimientos, la pobreza… han sido, en la tierra su única herencia, porque rebajándose ha merecido que Dios ponga sobre ella una mirada particular de amor y de misericordia.  

Antífona
María, vengo a Ti; Madre misericordiosa, ten compasión de mí, toma mi pobre alma quebrantada.

Bendito es el Señor nuestro Dios
que visita y redime a su pueblo.
Su presencia está viva en nosotros
su promesa perdura en el tiempo.

Él será salvador de los hombres
nos libera de toda opresión,
manteniendo vigente en nosotros
la palabra que él mismo nos dio.

El Señor quiere vernos alegres,
sin tristeza, ni pena o dolor,
quiere hacer una tierra más justa
que le sirva cantando su amor.

Tú serás elegido el profeta
que prepare el camino del Señor,
proclamando que viene a salvarnos
anunciando a los hombres perdón.

Nacerá un nuevo sol en el cielo
y su luz a nosotros vendrá.
Guiará al que vive entre sombras
por un nuevo sendero de paz.

Antífona
María, vengo a Ti; Madre misericordiosa, ten compasión de mí, toma mi pobre alma quebrantada.

A cada intención respondemos:

Bendita tú, eres entre todas la mujeres

-. Por nacer en la familia de Don Joaquín y doña Ana.

-. Por vivir como hija, hermana, mujer de tu pueblo y fiel discípula de tu Hijo.

-. Por comprometerte con José a formar una familia que acoge gratuitamente la vida.

-. Por decir generosamente sí al proyecto del Padre Dios, de ser la Madre de Jesús.

-. Por acompañar a tus hijos e hijas que peregrinamos en este mundo, intentado hacer de él un lugar más fraterno según el proyecto de tu Hijo.

Hijo amado, que nos recomiendas la más tierna devoción a tu Santísima Madre, que nos invitas a recurrir a ella a menudo, como a nuestra madre y nuestra maestra y que nos pides que nos esforcemos en imitar sus virtudes, haz que ella atraiga las bendiciones del Padre Dios sobre nuestras vidas y nuestros trabajos. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.