Santa Ángela de Foligno

1º Juan 3, 7-10
Salmo 97, 1. 7-9

Al día siguiente, estaba Juan otra vez allí con dos de sus discípulos y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: Este es el Cordero de Dios.
Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús.
Él se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: ¿Qué quieren?
Ellos le respondieron: Rabbí –que traducido significa Maestro– ¿dónde vives?
Vengan y lo verán, les dijo.
Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día.
Era alrededor de las cuatro de la tarde.
Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro.
Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo Hemos encontrado al Mesías, que traducido significa Cristo.
Entonces lo llevó a donde estaba Jesús.
Jesús lo miró y le dijo: Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas, que traducido significa Pedro.

Los discípulos de Juan cuando escuchan a su maestro decir y señalar a Jesús como el Cordero de Dios, no dudan en seguirlo. Pasan con él esa tarde viendo cómo vivía, con quiénes se relacionaba, cómo pensaba, quiénes eran sus amigos, qué estilo de lazos establecía, qué le preocupaba…

Tan fuerte fue la experiencia vivida que a la distancia recuerdan hasta la hora del encuentro y no sólo eso, sino que salen a contarlo y a invitar a otros a conocerlo, diciéndoles que han encontrado al Mesías, al Cristo, el que debía venir. Así es como Andrés llevó donde Jesús a su hermano Simón.

Quiera Dios que también nosotros sepamos llevar donde Jesús a tantos niños y jóvenes que el Señor nos confía, pero para ello, es necesario haberse encontrado con él.


Ustedes tienen el deseo de caminar siguiendo sus huellas, de ser dulces y humildes de corazón, a su ejemplo, de ser como Él obedientes hasta la muerte a la voluntad del Padre celestial… Paz a su corazón cuyos afectos serán para Dios, cuyos sentimientos y deseos se dirigirán a Dios. (S. VII)

Quiero conocerte,
vivirte como nunca te he vivido.
Busco encontrarte,
vivir una experiencia ahora contigo.

Sé tú mi razón de vivir,
tómame, Señor, ven a mí.
Tuyo, por siempre, Señor.
Dime cómo amarte en verdad,
darme todo ya sin dudar,
vivir una experiencia hoy contigo.

Quiero hoy tenerte,
rendirme a Ti, amigo.
Quiero ser ya diferente.
Vengo a entregarme.
Llena mi interior,
abre mis ojos.
Quiero verte.

Levanto mis manos,
elevo a Ti mi voz,
subo a tu presencia.
Quiero vivirte, Señor.
Levanto mis manos,
espero sólo en Ti.
Guárdame contigo.
Allí quiero vivir.

Sé tú mi razón de vivir,
tómame, Señor, ven a mí.
Tuyo, por siempre, Señor.
Dime cómo amarte en verdad,
darme todo ya sin dudar,
vivir una experiencia hoy contigo.

Una experiencia,
una experiencia contigo