Jesucristo (II)

Continúen combatiendo valientemente por la santa causa de Jesucristo caminando detrás de él con la práctica de la santa humildad, de la perfecta obediencia y del completo desapego de todas las cosas de la tierra, de esta generosa virtud de la pobreza que el divino Maestro ha abrazado de una manera tan particular, durante su vida mortal”. (Circular a los HH. de Cayena, el 15 de enero de 1957 – N°3535)

Se busca
Su nombre: Jesús de Nazaret
Edad 33 años
Origen judío
Profesión carpintero.
Se le acusa de predicar la verdad
De llamarse: «Hijo de Dios»
Y de enseñar a amar al prójimo como así mismo
Recompensa:
Salvación y vida eterna, si lo encuentras
sigue sus pasos.

Cristo, te ama en espíritu y verdad.
Búscalo, búscalo.
Verás que, al fin, la paz encontrarás
Y todo cambiará/ Bis


La gente no sabe,
no sabe a dónde va.
Guíales, mi Señor,
muéstrales el camino, la verdad y el amor.
Escucha a aquél que clama su perdón.

Solo Tú nos puedes ayudar
tocando nuestro pobre corazón,
para poder sentir la necesidad
de creer en ti, Señor.
Oh-oh-oh-oh, oh

/Cristo, te ama en espíritu y verdad.
Búscalo, búscalo.
Y verás que, al fin, la paz encontrarás
y todo cambiará/ Bis


La gente no sabe, no sabe a dónde va.
Guíales, mi Señor,
muéstrales el camino,
la verdad y el amor.
Escucha a aquel que clama su perdón.
Oh-oh-oh-oh, oh

Antífona 1
Trabaja con gran celo para darles a conocer y hacerles amar a Jesucristo; ése es el objetivo principal de tu misión.

Salmo 22
El Señor es mi pastor

El Señor es mi Pastor, nada me falta: 
en verdes praderas me hace recostar; 

me conduce hacia fuentes tranquilas 
y repara mis fuerzas; 
me guía por el sendero justo, 
por el honor de su nombre. 

Aunque camine por cañadas oscuras, 
nada temo, porque tú vas conmigo: 
tu vara y tu cayado me sosiegan. 

Preparas una mesa ante mí, 
enfrente de mis enemigos; 
me unges la cabeza con perfume, 
y mi copa rebosa. 

Tu bondad y tu misericordia me acompañan 
todos los días de mi vida, 
y habitaré en la casa del Señor 
por años sin término.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1
Trabaja con gran celo para darles a conocer y hacerles amar a Jesucristo; ése es el objetivo principal de tu misión.

Antífona 2
Para ser verdaderamente santos, basta tomar al santo de los Santos como modelo y hacernos semejantes a Él.

Salmo 15
El Señor es el lote de mi heredad

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; 
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien». 
Los dioses y señores de la tierra 
no me satisfacen. 

Multiplican las estatuas 
de dioses extraños; 
no derramaré sus libaciones con mis manos, 
ni tomaré sus nombres en mis labios. 

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; 
mi suerte está en tu mano: 
me ha tocado un lote hermoso, 
me encanta mi heredad. 

Bendeciré al Señor, que me aconseja, 
hasta de noche me instruye internamente. 
Tengo siempre presente al Señor, 
con él a mi derecha no vacilaré. 

Por eso se me alegra el corazón, 
se gozan mis entrañas, 
y mi carne descansa serena. 
Porque no me entregarás a la muerte, 
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. 

Me enseñarás el sendero de la vida, 
me saciarás de gozo en tu presencia, 
de alegría perpetua a tu derecha.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2
Para ser verdaderamente santos, basta tomar al santo de los Santos como modelo y hacernos semejantes a Él.


Si son encontrados dignos de sufrir por el nombre de Jesucristo, acepten, llenos de gozo, el cáliz de las humillaciones y de los dolores; bébanlo, si es necesario hasta el final; en la víspera del huerto de los Olivos; el bien amado estará detrás de ustedes para endulzarles las amarguras.
¡Oh! ¡Si supieran cómo les ama! Quiere que sean tratados como Él fue tratado; que su pasión se complete en ustedes; que sean golpeados con los mismos golpes, adornados con las mismas llagas, coronados por las mismas espinas, a fin de que resuciten como Él y que haya conformidad plena entre la Cabeza y los miembros.
Porque no puedo llegar a ser santo si no imito a Jesucristo, si no pongo fielmente en práctica las verdades que me ha enseñado y las virtudes de las que me ha dado ejemplo. Tomo pues, la sincera resolución de esforzarme por llegar a ser, con la ayuda de su gracia, humilde, dulce, paciente, obediente, casto, resignado como él; y también como él se ha ofrecido completamente por mí a su Padre, me quiero entregar a él sin reservas y completamente.(Sermón sobre la perfección, 1839, S VIII, S74P575)

Antífona del cántico
Jesucristo, nuestro salvador, nos ha dado El mismo ejemplo de este abandono total, perfecto, sin ninguna reserva. Intentemos imitarlo.

Mi alma canta
canta la grandeza del Señor,
Y mi espíritu
se estremece de gozo en Dios
mi salvador. / Bis

Porque miró con bondad
la pequeñez de su servidora.
Porque miró con bondad
la pequeñez de su servidora,
en adelante todas las gentes
me llamarán feliz,
me llamarán feliz,
me llamarán feliz.

Derribó del trono a los poderosos
y elevó a los humildes,
Colmó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Mi alma canta la grandeza del Señor
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios,
mi salvador

Mi alma canta,
canta la grandeza del Señor
y mi espíritu
se estremece de gozo en Dios,
mi salvador./ Bis

Antífona del cántico
Jesucristo, nuestro salvador, nos ha dado El mismo ejemplo de este abandono total, perfecto, sin ninguna reserva. Intentemos imitarlo.

A cada intención respondemos:

Que seamos tu imagen viva.

+ Jesucristo, Hijo amado, sostiene a tu Iglesia para que siga testimoniándote en las diversas realidades.

+ Jesucristo, camino al Padre, sigue conduciendo la Congregación por los senderos señalados por nuestros fundadores.

+ Jesucristo que has dicho dejen que los niños vengan a Mí, ayuda a la Familia Menesiana para que siga acogiendo con alegría y gozo a los más pequeños.

+ Jesucristo, que sigues llamando a tu seguimiento, haz de nosotros instrumentos válidos y acompañantes frágiles de los jóvenes.

+ Jesucristo crucificado, enséñanos a aceptar con lucidez las situaciones de cruz que la vida nos presenta.

Mantengámonos siempre en una entera dependencia del Espí­ritu de Dios y no le contristemos nunca; estemos atentos para conocer lo que pide de nosotros, consultémosle a menudo y cuando estemos inciertos sobre el partido que debemos tomar, pidámosle con renovado ardor que ilumine nuestro corazón. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.