1ª Samuel 8, 4-7. 10-22Salmo 88, 16-19
Jesús volvió a Cafarnaúm y se difundió la noticia de que estaba en la casa.Se reunió tanta gente, que no había más lugar ni siguiera delante de la puerta, y él les anunciaba la Palabra.Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres.Y como no podían acercarlo a él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el paralítico.Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.Unos escribas que estaban sentados allí pensaban en su interior: ¿Qué está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?Jesús, advirtiendo en seguida que pensaban así, les dijo: ¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: «Tus pecados te son perdonados”, o “Levántate, ¿toma tu camilla y camina”? Para que ustedes sepan que el Hijo de hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados –dijo al paralítico– yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.Él se levantó en seguida, tomó su camilla y salió a la vista de todos.La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios, diciendo: Nunca hemos visto nada igual.
En la casa de Jesús todos entran, aunque sea por el techo. Y todos salen aliviados de sus dolencias. La fe de uno anima y empuja a otros. El perdón está asegurado, aunque siempre haya leguleyos cuestionando.En la sinagoga judía parece que las cosas eran diferentes: Tenían hasta endemoniados dentro, pero mientras la ley imperase fría y perfectamente, todo estaba bien. La comunidad cristiana no debe ser el reino de la ley y la moralidad, sino de la acogida a todos, aunque estén paralizados por el pecado. La comunidad debe sanar sus heridas y perdonar, siempre perdonar. Sólo así podrá ponerse en pie y caminar libremente.A veces hacemos al revés en nuestras comunidades: entran sanos y salen paralizados, porque imponemos cargas difíciles de llevar, porque importa más el cumplimiento que la persona, porque la lucha por el poder interno mina las relaciones.Ojalá seamos de las comunidades que dan vida y la dan en abundancia (Cf Un poco de Evangelio)
Anhelaba, mi querido hermano, tener noticias tuyas. Me gustaría que fueran mejores que las que me cuentas, porque deseo vivamente tu curación y se la pido a Dios con todo mi corazón, si es para su gloria y tu salvación. Permanece perfectamente resignado a su santa voluntad. Desear todo lo que Dios quiere y desearlo para siempre, en todo, sin reservas: he ahí el reino de Dios, del cual le pedimos el advenimiento cada vez que recitamos el Padrenuestro. (Al H. Méloir-Marie, 1834)
Los lirios del campo y las aves del cieloNo se preocupanporque están en mis manos.Tené confianza en mí,acá estoy junto a vos.Amá lo que sos y tus circunstancias.Estoy con vos, con tu cruz en mi espalda.Todo terminará bien.Yo hago nuevas todas las cosas.Yo vengo a traerte vida,vida en abundancia, en abundancia.Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida,Vida en abundancia, en abundancia.No hice al hombre para que esté solo.Caminen juntos como hermanos,sopórtense mutuamente,ámense unos a otros.La felicidad de la vida eternaempieza conmigo en la tierra.Sentite vivo,la fiesta del reino comienza acá.