FE

Sublime vocación, no sabría repetirlo suficientemente; canten el cántico de acción de gracias si la han recibido, y tengan cuidado de ser infieles; ¡pero qué santidad exige! ¡Qué fe tan fuerte! ¡Qué esfuerzo de oración! ¡Qué unión con Dios y qué pureza de intención! ¡Qué perfección de obediencia! Qué ardor celoso! Todo eso les será dado, no lo duden, si lo piden humildemente y si tienen un sincero de deseo de conseguirlo. Ánimo pues, no teman nada. Dios estará con ustedes.

Dios mío, que tu voluntad sea siempre la mía.
No tengo más que un solo deseo,
No oponer jamás la menor resistencia
A lo que pidas de mí.
¡Me entrego a ti completamente!
Haz lo que quieras de esta pobre criatura.
Amén

Señor, a quién iremos – fones

Señor, a quién iremos,
si tú eres nuestra vida.
Señor, a quién iremos
si tú eres nuestro amor,
si tú eres nuestro amor.

Quién como tú conoce
lo insondable de nuestro corazón.
A quién como a ti le pesan
nuestros dolores, nuestros errores.
Quién podría amar cómo tú
nuestra carne débil, nuestro barro frágil.

Quién como tú confía
en la mecha que humea en nuestro interior.
Quién como tú sostiene
nuestra esperanza malherida
y nuestros anhelos insaciables.
Quién como tú espera nuestro sí de amor.

Antífona 1:
Recemos mucho y abandonémonos con espíritu de fe en la divina Providencia.

Salmo 91
Alabanza del Dios Creador

Es bueno dar gracias al Señor 
y tocar para tu nombre, oh Altísimo, 
proclamar por la mañana tu misericordia 
y de noche tu fidelidad, 
con arpas de diez cuerdas y laúdes, 
sobre arpegios de cítaras. 

Tus acciones, Señor, son mi alegría, 
y mi júbilo, las obras de tus manos. 
¡Qué magníficas son tus obras, Señor, 
qué profundos tus designios! 
El ignorante no los entiende 
ni el necio se da cuenta. 

Aunque germinen como hierba los malvados 
y florezcan los malhechores, 
serán destruidos para siempre. 
Tú, en cambio, Señor, 
eres excelso por los siglos. 

Porque tus enemigos, Señor, perecerán, 
los malhechores serán dispersados; 
pero a mí me das la fuerza de un búfalo 
y me unges con aceite nuevo. 
Mis ojos despreciarán a mis enemigos, 
mis oídos escucharán su derrota. 

El justo crecerá como una palmera, 
se alzará como un cedro del Líbano: 
plantado en la casa del Señor, 
crecerá en los atrios de nuestro Dios; 

en la vejez seguirá dando fruto 
y estará lozano y frondoso, 
para proclamar que el Señor es justo, 
que en mi Roca no existe la maldad.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1:
Recemos mucho y abandonémonos con espíritu de fe en la divina Providencia.

Antífona 2:
Tengamos entonces fe y no nos dejemos turbar por vanos temores.

Salmo 27
Súplica y acción de gracias

A ti, Señor, te invoco; 
Roca mía, no seas sordo a mi voz; 
que, si no me escuchas, seré igual 
que los que bajan a la fosa. 

Escucha mi voz suplicante 
cuando te pido auxilio, 
cuando alzo las manos 
hacia tu santuario. 

No me arrebates con los malvados 
ni con los malhechores, 
que hablan de paz con el prójimo, 
pero llevan la maldad en el corazón. 

Bendito el Señor, que escuchó 
mi voz suplicante; 
el Señor es mi fuerza y mi escudo: 
en él confía mi corazón; 
me socorrió, y mi corazón se alegra 
y le canta agradecido. 

El Señor es fuerza para su pueblo, 
apoyo y salvación para su Ungido. 
Salva a tu pueblo y bendice tu heredad, 
sé su pastor y llévalos siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2:
Tengamos entonces fe y no nos dejemos turbar por vanos temores.


Tengamos en el provenir más cuidado que el que  hemos tenido hasta ahora de tener siempre nuestra alma en cierto modo en nuestras manos, bajo los ojos de Dios, a fin de que no obre más que por su espíritu y por el movimiento de su gracia. No nos limitemos a ofrecerle, por la mañana, nuestras acciones; renovemos a menudo, a lo largo del día, el recuerdo de su presencia, y hagamos de modo que ya nuestra conversación esté en el cielo; y entonces haremos todos nuestros ejercicios de piedad con fervor, sacudiremos sin pesar nuestra tibieza, y en la unión con Dios, principio de toda luz, de toda sabiduría,  de toda vida, encontraremos nuestro consuelo, nuestra alegría y nuestra fuerza. Cuando digo que debemos estar llenos de espíritu de fe, en el fondo, no digo más que lo que acabo de decir, porque no es más que la fe la que puede elevar nuestra alma continuamente hacia Dios.

Antífona:
Dios nos bendecirá tanto más, cuanto más únicamente obremos por su gloria y en espíritu de fe.

Bendito es el Señor

Bendito es el Señor nuestro Dios
que visita y redime a su pueblo.
Su presencia está viva en nosotros,
su promesa perdura en el tiempo.

Él será salvador de los hombres,
nos libera de toda opresión,
manteniendo vigente en nosotros
la palabra que él mismo nos dio.

El Señor quiere vernos alegres,
sin tristeza, ni pena o dolor;
quiere hacer una tierra más justa
que le sirva cantando su amor.

Tú serás elegido el profeta
que prepare el camino del Señor,
proclamando que viene a salvarnos
anunciando a los hombres perdón.

Nacerá un nuevo sol en el cielo
y su luz a nosotros vendrá.
Guiará al que vive entre sombras
por un nuevo sendero de paz.

Antífona:
Dios nos bendecirá tanto más, cuanto más únicamente obremos por su gloria y en espíritu de fe.

A cada intención respondemos:

Señor, ayúdanos a mirar con ojos de fe.

-. Que podamos leer la mano de Dios en los acontecimientos de la vida presente.

-. Que podamos descubrir a Dios presente junto a nosotros en las situaciones de cruz.

-. Que podamos compartir nuestra mirada de fe de la historia.

-. Que podamos ayudar a otros a leer con ojos de fe lo que les toca vivir.

-. Que podamos contagiar una mirada esperanzada sobre el presente de los niños y jóvenes.

-. Que podamos dejarnos conducir por tu Espíritu.

Señor, que has puesto en el corazón de las personas el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerte a ti para que, conociéndote y amándote, puedan alcanzar la plena verdad sobre sí mismos, haz que por la fe y la razón te contemplen a ti en todo lo creado. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén