Job 7, 1-4.6-7Salmo 146, 1b-61ª Corintios 9, 16-19.22-23
Cuando salió de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato. Él se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos.Al atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados, y la ciudad entera se reunió delante de la puerta. Jesús curó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a estos no los dejaba hablar, porque sabían quién era él.Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando. Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y cuando lo encontraron, le dijeron: «Todos te andan buscando». Él les respondió: «Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido». Y fue predicando en las sinagogas de toda la Galilea y expulsando demonios.
Estamos en el primer día de la actuación de Jesús. Marcos intenta perfilar a grandes rasgos y con firmes trazos, la figura de Jesús. No es una crónica, sino la manera en que Marcos nos quiere hablar de la habitualidad del proceder Jesús en su ministerio.El texto del domingo pasado daba cuenta de la presencia de Jesús en la sinagoga, casa de oración para el pueblo, y el texto de hoy termina en la montaña desierta, lugar de oración para Jesús. Allí hace experiencia de Dios. Experiencia que le permite hablar y actuar con autoridad, que lo sostiene en su centro, que le hace ver con claridad la misión, no lo obnubila.El paso de la sinagoga a la casa, y después a atender a cuanto enfermo y endemoniado le llevaran, nos revela que Jesús es portador de salvación para todos en donde se desarrolla la vida y para todas las personas que tienen necesidad de liberación, como Job en la primera lectura, que siente que la vida le pesa, que le ha tocado en herencia meses de vacío, noches de dolor, inquietud y que sus días se acaban.Al entrar en la casa de Simón y Andrés, Jesús recibe una indicación y actúa en consecuencia. ‘La tomó de la mano y la hizo levantar’, pues estaba con fiebre la suegra de Pedro. Para decir que la levantó, Marcos emplea el mismo verbo, con el que designa la resurrección. Está claro el sentido que le quiere dar.‘Ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos’. Jesús la cura, y ella se pone a servirlos. Ella es parte de la comunidad naciente. En el mundo griego, el servicio (diakonía) se consideraba una deshumanización. En las primeras comunidades cristianas, es signo del seguimiento de Jesús. Los cristianos eligieron la palabra ‘diakonía’ para expresar el nuevo fundamento de las relaciones humanas en la comunidad. El mismo Jesús dirá que no ha venido a ser servido, sino a servir.La casa de Simón y Andrés es la casa de la nueva comunidad. No es la sinagoga (casa de la Ley), es el contrapunto de la sinagoga. Aquí Jesús se siente cómodo, en casa, no tiene que andar cuidándose, el trato es familiar. También en la casa de la comunidad hay quienes padecen fiebres que inhabilitan para servir, por eso actúa de inmediato ante la noticia.Al ponerse el sol terminaba el sábado, y la obligación del descanso. Por lo tanto, ya podían llevar a los enfermos y Jesús curar, sin faltar al primer precepto de la Ley. Nos está indicando que la Ley manda, que los que se admiraban de las palabras y obras de Jesús en la sinagoga, siguen bajo el yugo de la Ley, que era la causa de la opresión.Jesús ‘cura a muchos y expulsa muchos demonios’. Todos buscan a Jesús para ser curados. En todos los evangelios comienza con un éxito espectacular la predicación de Jesús. Más tarde se verá que no les interesa nada más que ese beneficio material de ser atendidos en sus necesidades.Esa misma noche, ‘de madrugada’, entre las tres y las seis de la mañana, Jesús se levanta y, sin avisar a sus discípulos, se retira a un lugar desierto. ‘Allí se puso a orar’. Necesita estar a solas con su Padre. No quiere dejarse aturdir por el éxito. Sólo busca la voluntad del Padre: conocer bien el camino que ha de recorrer. Es muy significativo que en los cuatro evangelios se diga que Jesús se retiró a orar. ‘Se levantó de madrugada, se fue a un lugar desierto y allí se puso a orar’. ‘Pasó la noche en oración’. ‘Por la mañana estaba allí sólo’. Esta necesidad de orar, por parte de Jesús, echa por tierra la idea de que Jesús por ser la segunda persona de la Santísima Trinidad la tenía re-clara desde el vamos. No, realmente necesita, como verdadero ser humano que es, encontrarse con su Padre, estrechar lazos con él, seguir discerniendo su misión, hacer experiencia de hijo. El verdadero encuentro con Dios lo vive en el encuentro con los sufrientes de este mundo y la oración le aporta la sensibilidad necesaria para conectar con ellos en profundidad.El evangelio es buena noticia, pero no siempre la buena noticia coincide con lo que la gente espera. Deja entrever que la búsqueda es sólo interés egoísta. Jesús no tiene ningún interés en quedarse a disfrutar del éxito en Cafarnaúm. No cederá ante el entusiasmo popular. Hay aldeas que todavía no han escuchado la Buena Noticia de Dios: «Vayamos a otra parte… para predicar también allí». Y salen.
Jesús y sus discípulos: comparte con ellos el espacio de oración y reflexión de la Palabra en la sinagoga, luego comparte la vida de familia en la casa de Simón y Andrés. Allí Jesús sana y libera. También les expresa que ha venido, no para disfrutar del éxito suscitado, sino para ir de pueblo en pueblo anunciando la Buena Noticia del Reino y a ello los invita. Hagamos la experiencia de peregrinos, de pueblo en pueblo, que el éxito o el fracaso no rija la vida, sino el proyecto de Dios.
Cuando pienso en ese pequeño grano de mostaza que he puesto en tierra hace cuarenta años, sin tener muy claro que ocurriría, pero al cuidado de la divina Providencia, me es muy dulce, después de tantos años de trabajo y de pruebas, ver hoy en día que nuestra obra se desarrolla cada vez más en Bretaña, se implanta en el Sur de Francia y se extiende hasta más allá de los mares. A la vista de todo esto no puedo más que confiar y gritar con las Escrituras: Sí, el dedo de Dios está aquí. (Circular para el retiro de 1857)
Para avanzar me basta tu mirada,la mano amiga de la comunidad,el cuerpo roto, la Sangre derramaday un mundo joven sediento de unidad.Para avanzar unamos nuestras manos,creando lazos, en camino tras la Paz.que Juan María nos llama a ser hermanos,signos visibles de fraternidad.Un deseo nos convoca, se hace nuestro,y dirige nuestros pasos hasta el fin:el anhelo expresó Jesús Maestro“Que los niños vengan todos junto a mí”.Y nos urge la palabra recia y fuerteque nos dice Juan María: “Por favor,no pueden dejar los niños a su suerte,denles el pan, denles la fe, denles amor”.Por los pobres, los pequeños, y excluidoslos que pierden la sonrisa, el porvenir…Con mi mano que se alcen los caídoscon mis labios, brote un nuevo sonreír.Ven conmigo y pintaremos de alegría,Los rincones más oscuros de tu hogar,Soy tu ángel, tu hospital, de noche y díaTe doy alas de esperanza y a volar.