Deuteronomio 30, 15-20
Salmo 1, 1-4. 6

Evangelio: Lucas 9, 22-25

Jesús dijo a sus discípulos: El hijo del hombre debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
Después dijo a todos: El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará.
¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida?

Jesús se ve envuelto en las fuerzas de la muerte por amor a su pueblo, por solidarizarse con los más pobres, por comprometerse con el hombre hasta el final. La cruz revela en todo su esplendor la belleza de Cristo, la belleza es el amor. En la cruz ese amor llega a su grado máximo: “habiendo amado a los suyos los amó hasta el extremo”. En la contemplación de Cristo crucificado se inspiran todas las vocaciones; en ella tienen su origen porque de ella brota el amor sin límites.

La cruz, representa también el anonadamiento, total de Jesús. Ya desde la Encarnación se despojó de sus proyectos para seguir los del Padre, toda su vida fue un vaciarse, lo vemos cuando rechazó las tentaciones del Maligno y las pueblo que quería proclamarlo Rey; cuando coherente con su vocación y su misión tuvo que enfrentarse con los poderes de este mundo. Por eso el dramatismo de la cruz en Jesús es tan luminoso y tan transparente de amor. La cruz es la belleza del amor consumado.

Para interiorizar: ¿Estoy dispuesto a renunciar a mí mismo, cargar con la cruz de cada día y seguir a Jesús?

Palabras de Juan María

No sepamos más que una cosa: Jesús y Jesús crucificado; que nos desprecien, que nos insulten, que nos persigan, poco importa, o mejor, debemos alegrarnos; y si Dios nos da estos días pruebas y dolores, entonces también diremos: Este es el día del Señor, alegrémonos y démosle gracias” (S VIII 2525)

Quisiera ser tu cruz – Andrea Vleeschower

Quisiera ser puente de amor,
donde tú y el hombre se encontraran,
y darlo todo, hasta la cruz
para que el mundo entienda
cuánto lo amas.

Quisiera ser puente de paz
donde aquél que busca te encontrara;
tomar del hombre su dolor
para que por tu amor se vuelva gracia.

Quisiera ser tu Cruz
donde tu corazón ardiera
y se abriera para amar,
donde sólo quede de mí
tu voluntad.

Quisiera ser puente de luz,
que en la duda te transparentara,
para que en la oscuridad
el hombre siempre encuentre tu mirada.

Quisiera ser tu corazón,
donde brota el agua y el Espíritu,
con que se pueda lavar
toda nuestra impureza y egoísmo.