Sábado después de Ceniza


Isaías 58, 9-14
Salmo 85, 1-6

Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: Sígueme.
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa.
Había numerosos publicanos y otras personas que estaban a la mesa con ellos.
Los fariseos y los escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: ¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?
Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: No son los sanos que tienen necesidad del médico, sino los enfermos.
Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan.

Jesús sale y en el camino llama a Leví a su seguimiento. Jesús está en marcha y Leví sentado a la mesa.
Jesús es el hombre que siempre está en salida, en salida al encuentro del otro, en movimiento.

En aquella oportunidad el llamado a ponerse en camino fue a Leví y en esta puede ser a ti que estás sentado: sentado en la tuya, sentado haciendo lo que sabés hacer, sentado porque ponerte en camino te genera cierta inseguridad, sentado porque es más cómodo, etc.
En este tiempo de cuaresma Jesús nos invita a ponernos en camino, a estar en actitud de caminantes, dispuestos al encuentro con los otros, en actitud de salida, en peregrinos, saliendo del confort de lo que significa estar sentados en la vida.


Ponte humildemente a sus pies, pídele que te quite tu espíritu, que te revista, que te penetre del suyo y que te enseñe a ser dulce y humilde de corazón para que encuentres el reposo de tu alma. (A la señora Jallobert)

Hace tiempo, tu Señor, en gran silencio
escuchaste mis anhelos y proyectos.
Mi camino lo creía definido,
muy seguro avanzaba yo sin Ti.

Pero un día tú rompiste el silencio,
Tu palabra mis proyectos cuestiono.
Me dijiste: dame espacio en tu vida;
muchos planes he pensado para ti.

Habla, Señor,
Dime Tú lo que has pensado.
Necesito oír tu voz y parecer
He tratado de hacer solo mi vida.
Hoy quiero fundarla en tu querer.

Tu palabra hoy me hizo despertar.
Una profesión no es todo
cuanto debo ambicionar.
Eso es bueno, me dijiste,
pero quiero tus talentos,
que al nacer yo puse en ti
los dispongas, desde ahora, a servir.

Me expresaste: Un apóstol yo te haré
y en tu boca mi palabra yo pondré.
Tú serás del perdido, la esperanza,
del lejano, cercanía de mi amor.

Quiero, Señor, hacer mío tu deseo.
He llegado a comprender quién eres Tú.
Agradezco que en mí, Tú te fijaras.
Yo contigo quiero siempre caminar.