Vigilen y oren

No te alteres por las tentaciones que experimentas involuntariamente; son pruebas que Dios te envía para humillarte y hacerte comprender la necesidad que tienes de su gracia para sostenerte y de la vigilancia, para no caer. La oración y una continua vigilancia: he aquí las dos armas con las cuales rechazarás los ataques del enemigo de la salvación, de ese león rugiente, como le llama la Escritura, que ronda buscando a quien devorar. (Antología pág. 147)

El poder de la oración – Oscar Medina

El poder del cristiano
está en la oración.
El que ora constante
vencerá en todo tiempo
la tentación.

El poder del cristiano
está en Jesús y Cristo nos dijo:
Orad siempre, siempre,
porque la respuesta
está en la oración.

Y el enemigo caerá vencido,
caerá ante tus pies.
Y en toda lucha y en toda prueba
tú podrás vencer si oras ferviente
con toda tu mente y tu corazón.
Las fuerzas del mal querrán destruirte
y tu fe herirte, pero no podrán.

Antífona 1
Vigile pues y rece, para no caer en tentación, como nos dice Nuestro Señor.  

Salmo 120
El guardián del pueblo

Levanto mis ojos a los montes: 
¿de dónde me vendrá el auxilio? 
El auxilio me viene del Señor, 
que hizo el cielo y la tierra. 

No permitirá que resbale tu pie, 
tu guardián no duerme; 
no duerme ni reposa 
el guardián de Israel. 

El Señor te aguarda a su sombra, 
está a tu derecha; 
de día el sol no te hará daño, 
ni la luna de noche. 

El Señor te guarda de todo mal, 
él guarda tu alma; 
el Señor guarda tus entradas y salidas, 
ahora y por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1
Vigile pues y rece, para no caer en tentación, como nos dice Nuestro Señor. 


Antífona 2
Cuánto más difíciles sean los tiempos más debe vigilar y orar. La oración y la vigilancia, he ahí para usted los dos grandes medios de salvación.

Salmo 140
Oración ante el peligro

Señor, te estoy llamando, ven de prisa, 
escucha mi voz cuando te llamo. 
Suba mi oración como incienso en tu presencia, 
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde. 

Coloca, Señor, una guardia en mi boca, 
un centinela a la puerta de mis labios; 
no dejes inclinarse mi corazón a la maldad, 
a cometer crímenes y delitos; 
ni que con los hombres malvados 
participe en banquetes. 

Que el justo me golpee, que el bueno me reprenda, 
pero que el ungüento del impío no perfume mi cabeza; 
yo seguiré rezando en sus desgracias. 

Sus jefes cayeron despeñados, 
aunque escucharon mis palabras amables; 
como una piedra de molino, rota por tierra, 
están esparcidos nuestros huesos a la boca de la tumba. 

Señor, mis ojos están vueltos a ti, 
en ti me refugio, no me dejes indefenso; 
guárdame del lazo que me han tendido, 
de la trampa de los malhechores.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2
Cuánto más difíciles sean los tiempos más debe vigilar y orar. La oración y la vigilancia, he ahí para usted los dos grandes medios de salvación.


No pienses por la mañana lo que pueda suceder por la noche, pues entonces no serás libre. Redobla la vigilancia sobre ti mismo durante el día; sé exacto en guardar el silencio y en hacer tus ejercicios con gran piedad; encomiéndate a menudo a la Santísima Virgen, a tus santos patronos y a la noche, al acostarte, ocúpate del tema de la meditación; poniendo en práctica estos medios te preservarás de toda caída.

Antífona
Mantente en guardia contra el desánimo; debemos en la tierra combatir siempre, estar siempre armado, siempre de pie, rezar y vigilar sin cesar.

Mi alma canta el amor de Dios
y mi espíritu al Salvador,
porque El miró mi humildad,
todo el mundo me aclamará.

/Y la Virgen santa
le cantó al Señor,
dándole las gracias
por su gran amor./ (bis)

Al humilde Dios levantará,
al soberbio lo derribará,
al hambriento le dará su pan
y a los ricos los despedirá.

Desde siempre Dios nos eligió
para ser testigos de su amor;
su misericordia y su bondad
con nosotros siempre estarán.

Antífona
Mantente en guardia contra el desánimo; debemos en la tierra combatir siempre, estar siempre armado, siempre de pie, rezar y vigilar sin cesar.

A cada intención respondemos:

Señor, ayúdanos a vivir despiertos

-. Que siempre estemos en vela, con los sentidos bien abiertos al mundo y a la historia
-. Que no nos encerremos en nosotros mismos, sino que vivamos esponjados el encuentro con los demás.
-. Que nos dejemos trabajar por ti Señor, para vivir vigilantes ante los vientos de la vida
-. Sigue despertándonos de nuestros letargos para no vivir el momento presente con apatía
-. Alienta la vida en la Familia Menesiana para que viva despierta ante el mundo de los niños y jóvenes y pueda así generar las respuestas que estos esperan.

Señor, tú que nos invitaste a vigilar y orar sin cesar para no caer en la tentación, pues el espíritu está dispuesto y la carne es débil, danos la gracia de vivir despiertos ante la vida, para que el enemigo no nos sorprenda como león rugiente. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.