La vigilancia y la oración, he ahí el remedio a las tentaciones. Es Jesucristo mismo quien nos lo indica; úsalos con confianza y no te canses de combatir. Debemos estar siempre con las armas en la mano, en medio de las pruebas a las cuales estamos expuestos sin cesar (13 de diciembre de 1843. ATC VI p.209)
Con alegría lo he ofrecido todo.He ofrecido a Dios mi fortuna,mi tiempo, mi libertad,mi reputación, mi cuerpo,mi alma, mi vida.Le he dado todo, sí,todo sin excepción,que Él disponga de míy de todo lo que es míosegún su querer.No tengo, ahora,otro pensamiento ni otro deseoque el de contribuir a su gloriacon todos mis mediosy mis fuerzas.(A los sacerdotes de Saint Méen)
Despiértame, Señor, cada mañanapara que aprenda de nuevo a amanecer.Despiértame, Señor,pon tu mirada en mi corazónpara que en todo hoy te pueda encontrar y alabar (bis)Despiértame, despiértame,despiértame, despiértame, oh oh…
Antífona 1Estás rodeado de obstáculos. Vigila sin cesar y reza mucho.
Salmo 77 AEscucha, pueblo mío, mi enseñanza
Escucha, pueblo mío, mi enseñanza, inclina el oído a las palabras de mi boca: que voy a abrir mi boca a las sentencias, para que broten los enigmas del pasado. Lo que oímos y aprendimos, lo que nuestros padres nos contaron, no lo ocultaremos a sus hijos, lo contaremos a la futura generación: las alabanzas del Señor, su poder, las maravillas que realizó; porque él estableció una norma para Jacob, dio una ley a Israel. Él mandó a nuestros padres que lo enseñaran a sus hijos, para que lo supiera la generación siguiente, los hijos que nacieran después. Que surjan y lo cuenten a sus hijos, para que pongan en Dios su confianza y no olviden las acciones de Dios, sino que guarden sus mandamientos; para que no imiten a sus padres, generación rebelde y pertinaz; generación de corazón inconstante, de espíritu infiel a Dios. Los arqueros de la tribu de Efraín volvieron la espalda en la batalla; no guardaron la alianza de Dios, se negaron a seguir su ley, echando en olvido sus acciones, las maravillas que les había mostrado, cuando hizo portentos a vista de sus padres, en el país de Egipto, en el campo de Soán: hendió el mar para darles paso, sujetando las aguas como muros; los guiaba de día con una nube, la noche con el resplandor del fuego; hendió la roca en el desierto, y les dio a beber raudales de agua; sacó arroyos de la peña, hizo correr las aguas como ríos. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 2Trata de estar más recogido, más atento a la presencia de Dios, más exacto al observar el silencio.
Salmo 77 BEscucha, pueblo mío, mi enseñanza
Pero ellos volvieron a pecar contra él, y en el desierto se rebelaron contra el Altísimo: tentaron a Dios en sus corazones, pidiendo una comida a su gusto; hablaron contra Dios: «¿podrá Dios preparar una mesa en el desierto? El hirió la roca, brotó agua y desbordaron los torrentes; pero ¿podrá también darnos pan, proveer de carne a su pueblo?» Lo oyó el Señor, y se indignó; un fuego se encendió contra Jacob, hervía su cólera contra Israel, porque no tenían fe en Dios ni confiaban en su auxilio. Pero dio orden a las altas nubes, abrió las compuertas del cielo: hizo llover sobre ellos maná, les dio un trigo celeste; y el hombre comió pan de ángeles, les mandó provisiones hasta la hartura. Hizo soplar desde el cielo el levante, y dirigió con su fuerza el viento sur; hizo llover carne como una polvareda, y volátiles como arena del mar; los hizo caer en mitad del campamento, alrededor de sus tiendas. Ellos comieron y se hartaron, así satisfizo su avidez; pero, con la avidez recién saciada, con la comida aún en la boca, la ira de Dios hirvió contra ellos: mató a los más robustos, doblegó a la flor de Israel. Y, con todo, volvieron a pecar, y no dieron fe a sus milagros: entonces consumió sus días en un soplo, sus años en un momento; y, cuando los hacía morir, lo buscaban, y madrugaban para volverse hacia Dios; se acordaban de que Dios era su roca, el Dios Altísimo su redentor. Lo adulaban con sus bocas, pero sus lenguas mentían: su corazón no era sincero con él, ni eran fieles a su alianza. Él, en cambio, sentía lástima, perdonaba la culpa y no los destruía: una y otra vez reprimió su cólera, y no despertaba todo su furor; acordándose de que eran de carne, un aliento fugaz que no torna.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Mantente vigilante; no desees más que una cosa sobre la tierra; hacer la voluntad de Dios que te es manifestada por los superiores y ganar el cielo, que estés aquí o allá, solo o con otros hermanos, poco debe importarte, con tal de estar donde Dios quiere, ¿y no es la obediencia la que te lo enseña? Camina pues con una sencillez llena de amor y de paz por el camino que ella abre delante de ti; no mires ni a izquierda ni a derecha, arroja lejos de ti los pensamientos que te inquietan o sombríos; míralos como tentaciones muy peligrosas. (Carta al Hno Etienne, 3-11-1842)
AntífonaUsted ha tenido la suerte de salir victorioso de una gran y dolorosa prueba: persevere hasta el fin y vigile para que la corona no se le escape.
Bendito es nuestro Dios,porque ha venido a redimira su pueblo con amor.Él nos envió al poderoso salvador Jesucristo, el Señor.Y así nos concedió ser libres del temoral rescatarnos del poder del mal,a fin de servir con justicia y santidady hacer su perfecta voluntad./Amén y amén/ (bis)
A cada intención respondemos:
Señor, vigila con nosotros.
-. Que siempre estemos atentos a tu Palabra, la que nos llega por la Biblia y los hermanos-. Que nuestra mirada sea limpia y esté enfocada a descubrirte en la historia.-. Que vivamos despiertos, con los sentidos en alerta para percibir tus llegadas.-. Que como Familia Menesiana nos ayudemos a vivir vigilantes y en oración.-. Que siempre busquemos tener la vida en nuestras manos, bajo tu mirada providente.
Señor, tú que nos invitaste a vigilar y orar sin cesar para no caer en la tentación, pues el espíritu está dispuesto y la carne es débil, danos la gracia de vivir despiertos ante la vida, para que el enemigo no nos sorprenda como león rugiente. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.