Génesis 22,1-2.9ª.10-13.15-18Salmo 115, 10.15-19Romanos 8, 31b-34
Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevo a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas.Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.Pedro dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor.Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: «Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo».De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos.Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significará «resucitar de entre los muertos».
Hoy es el domingo de la Transfiguración. Jesús sube con tres de sus discípulos a un monte elevado. La montaña es lugar de revelación. El relato de la transfiguración es un relato de revelación de Jesús. Se relaciona con el relato del bautismo y con el de la muerte. Aquí y en el bautismo se hace presente la voz del Padre que se revela a sí mismo revelando al Hijo. Es de destacar que en todo el relato, quitando la decisión de tomar a los tres discípulos, la iniciativa la tiene el Padre, ese es el sentido de los pasivos divinos y de la voz.Jesús es transformado delante de ellos, sus vestidos son de una blancura extraordinaria, símbolo de su divinidad. Jesús habla con Elías y Moisés. Marcos no da cuenta del tema. Por el contexto, están hablando del mesianismo: alusión a Elías, alusiones al fuego y al agua, símbolos de Elías y de Moisés.El texto dice que Pedro responde. ¿A qué responde? No lo sabemos, pues no lo dice. La respuesta de Pedro es reveladora. Pedro quiere hacer tres tiendas. Jesús no les ha llevado al monte para que ellos hagan algo, sino para que asistan a esta experiencia extraordinaria, escuchen y vean. La tienda es el lugar de la presencia de Dios. Pedro quiere conjugar el mesianismo de Jesús con el de Elías y el de Moisés. Acepta a Jesús como Mesías, pero quiere que su mesianismo se realice en la línea de la misión de Elías y de Moisés. Pedro sintoniza con el mesianismo de Elías y Moisés, más no con el de Jesús. Por eso los pone a los 3 en pie de igualdad. El texto dice que Pedro no sabía lo que decía, estaban llenos de miedo. Tampoco en Getsemaní sabrá qué responder (Mc 14,40).La nube los envuelve. Es la nube que envolvía la tienda del encuentro. Jesús es la verdadera tienda de la presencia de Dios. Eso es lo que confirma la palabra del Padre. La única voz que debe ser escuchada es la voz del Hijo amado. El mesianismo de Jesús es el verdadero mesianismo y todos los demás mesianismos deberán estar bajo su sombra. Stock expresa que: ‘Israel hasta ahora ha escuchado a Moisés y a Elías, ahora debe escuchar a Jesús’.Los menesianos, como todos los cristianos, estamos llamados a escuchar a Jesús. A escuchar a Jesús en la Palabra, en la Iglesia, en los niños y jóvenes que nos son confiados, en los que habitan las fronteras, en los que sentimos rechazo y ‘no hay piel’, en ese hermano que siento que me contraría, en mí mismo y en la creación toda. A la escucha y en camino, nos dice el lema de este año. ¿Cómo me percibo en esto?Moisés y Elías ya no están. La situación inicial fue restablecida, pero con un Jesús empoderado nuevamente por el Padre como al que hay que escuchar. No tenemos que escuchar a Elías o Moisés, es al Hijo predilecto al que tenemos que estar atentos. Ya no necesitamos a Elías y a Moisés, tenemos con nosotros al mismo Jesús. El Padre lo reconoce como lugar de su presencia y como revelación de Él, la vida, la obra y el mensaje del Hijo muy querido. No tenemos que buscar a Dios en otra realidad.Luego bajan del monte. Toda subida al monte, supone una bajada al llano. La vida tiene más de llano, que de montes. La vida se juega en el llano, en el día a día, en la cotidianeidad, en la rutina diaria. Las subidas al monte son necesarias para alentar la marcha diaria, pero no siempre entendemos lo que acontece allí y debemos guardar silencio, porque de lo contrario podemos confundir más.Jesús pide a los tres discípulos que no cuenten nada hasta después de la resurrección de entre los muertos. Ellos se preguntan qué significa ‘resucitar de entre los muertos’. No puede indicar simplemente la resurrección. Los discípulos como la mayor parte de los judíos creen en ella. Creer en la resurrección significa creer que el mensaje de Jesús es el verdadero camino que quiere el Padre, que la entrega de la propia vida abrazando la cruz es el camino de la resurrección.El camino de la vida no es el mesianismo nacionalista y violento, de poder, fuerza y privilegio. Hay que entender que perder la vida es ganarla, que es necesario morir para dar fruto y fruto en abundancia, que la vida pasa necesariamente por la cruz. Resucitar es entregarse.
Jesús con el Padre:El Padre en dos escenas ha manifestado a todos que Jesús es su Hijo predilecto, que a él debemos escuchar, que él es su mensaje de salvación. Esta manifestación del Padre confirma a Jesús en su identidad, acrece su autoestima, lo fortalece ante la incomprensión de sus mismos discípulos, lo pone por encima de Elías y Moisés. ¿Cuál es tu experiencia como hijo/a?
En el momento en que hemos recibido el sacramento de la regeneración, Dios habría podido considerarnos como a su Verbo, el eterno objeto de sus complacencias y de su amor: ‘Tú eres mi hijo; yo te he engendrado hoy; han sido revestidos de santidad; están señalados con el sello por el que reconozco a mis hijos y, desde entonces, tienen derecho a mi herencia, nadie se las podrá arrebatar, suponiendo que no rompan nunca los lazos de fe, de esperanza y de caridad que unen a mi todo su ser’. (Sobre la ofrenda a Dios)
Oh Jesús de dulcísima memoria,que nos das la alegría verdadera,más que miel y que toda otra cosanos infunde dulzura tu presencia.No habrá canto más suave al oído,ni que grato resulte al escucharlo,ni tan dulce para ser recordado,como tú, oh Jesús, el Hijo amado.En Jesús se confía el que sufre,qué piadoso te muestras al que ruega,qué bondad en ti encuentra el que te busca,qué dichoso será el que te encuentra.No habrá lengua que pueda expresarlo,ni palabra que pueda traducirlo,pues tan sólo el que lo ha experimentado,es capaz de saber lo que es amarlo.