Mi querido Andrés, ten más ánimo y más fuerza. No entristezcas al Espíritu Santo con tus infidelidades continuas que le impiden llenarte abundantemente con sus dones y gracias. Sé lo que debes ser y lo que quieres ser, es decir, un verdadero religioso y entonces gozarás en el fondo del alma de consuelo, de paz y de toda la alegría celeste. (Carta al Hno Andrés)
Señor, el huerto aquel donde tú rezabascon gran dolor se transformó.Ha dado frutos, ha dado amor,pues tú lo regaste con el sudorque te provocó el peso del pecado,hasta dejarte allí desangrado,así tu muerte había comenzado,para salvar a la humanidad,al mismo hombre que te ha matado,para que nazca tu gran verdad.Señor, que día a día te traicionamosperdónanos, perdónanos.Perdona todos nuestros pecadosy todas nuestras faltas de amor,hacia el amigo, hacia el hermano,hacia el que sufre por el dolor;por todo nuestro género humanosin distinción de edad ni color;perdona cuando no te escuchamos,perdón por todo, perdón Señor.Señor, somos cobardes y te negamosporque no tenemos valor,pues no entendemos que ser cristianosquiere decir morir por vos:por el amigo, por el hermano,por el que sufre, por el dolor,por todo nuestro género humanosin distinción de edad ni color,perdón, pues nuestra cruz rechazamos,perdón por todo, perdón, Señor.
Antífona 1¿Qué decía Jesús, hija mía, en ese momento de angustia? Se prosternaba ante su Padre, adoraba su voluntad y sólo trataba de cumplirla.
Salmo 21Dios mío, Dios mío
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?;a pesar de mis gritos, mi oración no te alcanza.Dios mío, de día te grito, y no respondes;de noche, y no me haces caso;aunque tú habitas en el santuario,esperanza de Israel.En ti confiaban nuestros padres;confiaban, y los ponías a salvo;a ti gritaban, y quedaban libres,en ti confiaban, y no los defraudaste.Pero yo soy un gusano, no un hombre,vergüenza de la gente, desprecio del pueblo;al verme se burlan de mí,hacen visajes, menean la cabeza:«Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;que lo libre si tanto lo quiere.»Tú eres quien me sacó del vientre,me tenías confiado en los pechos de mi madre;desde el seno pasé a tus manos,desde el vientre materno tú eres mi Dios.No te quedes lejos, que el peligro está cercay nadie me socorre.Me acorrala un tropel de novillos,me cercan toros de Basán;abren contra mí las faucesleones que descuartizan y rugen.Me acorrala una jauría de mastines,me cerca una banda de malhechores;me taladran las manos y los pies,puedo contar mis huesos.Ellos me miran triunfantes,se reparten mi ropa,echan a suerte mi túnica.Pero tú, Señor, no te quedes lejos;fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.Líbrame a mí de la espada,y a mi única vida, de la garra del mastín;sálvame de las fauces del león;a este pobre, de los cuernos del búfalo.Contaré tu fama a mis hermanos,en medio de la asamblea te alabaré.Fieles del Señor, alábenlo;linaje de Jacob, glorifíquenlo;témanlo, linaje de Israel.Porque no ha sentido desprecio ni repugnanciahacia el pobre desgraciado;no le ha escondido su rostro:cuando pidió auxilio, lo escuchó.Porque del Señor es el reino,él gobierna a los pueblos.Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,ante él se inclinarán los que bajan al polvo.Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,hablarán del Señor a la generación futura,contarán su justicia al pueblo que ha de nacer;todo lo que hizo el Señor.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 2No basta con llevar el crucifijo sobre el pecho, es necesario también tener en el corazón un sincero amor a la cruz.
Salmo 78Lamentación ante la destrucción de Jerusalén
Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad, han profanado tu santo templo, han reducido Jerusalén a ruinas. Echaron los cadáveres de tus siervos en pasto a las aves del cielo, y la carne de tus fieles a las fieras de la tierra. Derramaron su sangre como agua en torno a Jerusalén, y nadie la enterraba. Fuimos el escarnio de nuestros vecinos, la irrisión y la burla de los que nos rodean. ¿Hasta cuándo, Señor? ¿Vas a estar siempre enojado? ¿Arderá como fuego tu cólera? No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres; que tu compasión nos alcance pronto, pues estamos agotados. Socórrenos, Dios, Salvador nuestro, por el honor de tu nombre; líbranos y perdona nuestros pecados a causa de tu nombre. ¿Por qué han de decir los gentiles: «dónde está su Dios»? Que a nuestra vista conozcan los gentiles la venganza de la sangre de tus siervos derramada. Llegue a tu presencia el gemido del cautivo: con tu brazo poderoso, salva a los condenados a muerte. Mientras, nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño, te daremos gracias siempre, cantaremos tus alabanzas de generación en generación.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 2No basta con llevar el crucifijo sobre el pecho, es necesario también tener en el corazón un sincero amor a la cruz
No te alteres por las tentaciones que experimentas involuntariamente; son pruebas que Dios te envía para humillarte y hacerte comprender la necesidad que tienes de su gracia para sostenerte y de la vigilancia para no caer. La oración y una continua vigilancia: he aquí las dos armas con las cuales rechazarás los ataques del enemigo de la salvación, de ese león rugiente, como le llama la Escritura, que ronda alrededor buscando a quien devorar.
AntífonaDejémonos devorar por la Providencia; seríamos indignos de secundarla si no ponemos nuestra voluntad totalmente en la suya, sin conservar nada de la nuestra.
Mi alma canta,canta la grandeza del Señory mi espírituse estremece de gozo en Dios,mi salvador / Bis
Porque miró con bondadla pequeñez de su servidora.Porque miró con bondadla pequeñez de su servidoraen adelante todas las gentesme llamarán feliz,me llamarán feliz,me llamarán feliz.
Derribó del trono a los poderososy elevó a los humildes.Colmó de bienes a los hambrientosy despidió a los ricos con las manos vacías.Mi alma canta la grandeza del Señory mi espíritu se estremece de gozo en Dios,mi salvador.
Respondemos a cada oración:
Vigilen y oren
.- Frente a las situaciones de angustia e incertidumbre…
.- Frente a los momentos en que todo brilla y el éxito nos acompaña…
.- Cuando no sepamos qué partido tomar…
.- Cuando la lucha se nos hace casi imposible de sostener…
.- Cuando todo nos dice que no vale la pena seguir abajándose…
Bendito sea Dios, pues sin duda tendremos que sufrir en estas pruebas. Después de todo, somos discípulos de Jesucristo pobre, que fue humillado y condenado al suplicio de la cruz; considerémonos, pues, felices cuando Dios nos llame a llevar la imagen de su divino hijo traicionado, ultrajado, crucificado; no vivamos más que de la pura fe; no toquemos la tierra más que con nuestros pies; que nuestros corazones se eleven hasta el cielo. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.