Lo cierto es que el mejor de todos los remedios es reposar dulcemente nuestra voluntad en la voluntad de Dios que no piensa sobre nosotros más que pensamientos de paz, que no medita sobre nuestro miserable corazón más que meditaciones de amor.
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:donde haya odio, ponga yo amor,donde haya ofensa, ponga yo perdón,donde haya discordia, ponga yo unión,donde haya error, ponga yo verdad,donde haya duda, ponga yo la fe,donde haya desesperación, ponga yo esperanza,donde haya tinieblas, ponga yo luz,donde haya tristeza, ponga yo alegría.Oh Maestro, que no busque tantoser consolado como consolar,ser comprendido como comprender,ser amado como amar.Porque dando se recibe,olvidando se encuentra,perdonando se es perdonado,y muriendo se resucita a la vida eterna.
Porque la muerte jamás vence a la viday siempre tras la noche viene el día.Aunque haya quienes se junten y unan su oscuridad,hay una luz que no podrán apagar.Porque el amor no soporta la injusticiay también la miseria quita vidas.Aunque haya quienes se escondan tras su comodidad,hay un país que ya comparte su pan.Vamos a hacer que la paz sea con nosotros,vamos a hacer que la vida reine aquí,vamos a hacer que la herida cierre en todosy que el odio deponga su fusil.Vamos a hacer que la paz sea con nosotros,vamos a hacer que la vida reine aquí,vamos a hacer que la tierra sea de todos,que la paz hoy se llama compartir.Porque la paz no conoce de consignas,tampoco de eternas zancadillas.Aunque haya quienes discuten a quien hay que culpar,hay una llaga que no puede esperar.Porque la fe se alimenta y se predica,orando y construyendo la justicia.Aunque haya quienes escuchen sólo su verdad,hay un llamado hacia todos por igual.
Antífona 1Entro en el silencio y permanezco en paz al pie de la cruz. ¡Salve cruz, única esperanza!
Salmo 143Oración por la victoria y la Paz
Bendito el Señor, mi Roca,que adiestra mis manos para el combate,mis dedos para la pelea;Mi bienhechor, mi alcázar,baluarte donde me pongo a salvo,mi escudo y refugio,que me somete los pueblos.Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?¿Qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?El hombre es igual que un soplo;sus días, una sombra que pasa.Señor, inclina tu cielo y desciende;toca los montes, y echarán humo;fulmina el rayo y dispérsalos;dispara tus saetas y desbarátalos.Extiende la mano desde arriba:defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,de la mano de los extranjeros,cuya boca dice falsedades,cuya diestra jura en falso.Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:para ti que das la victoria a los reyes,y salvas a David, tu siervo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 2Pase lo que pase, sabré callarme y esperar en paz las explicaciones que serán dadas más tarde.
Paz, paz, paz, el mundo pide paz.Logra la paz en tu interiory derrámala en la tierra.Sólo la paz trae la paz,la guerra engendra guerraPaz es la hermana del amorcuando vence no hay vencidos.Paz es la fuerza con que saleel sol cada mañana.Es la conciencia universalque descansa en su inocencia.Siembra el árbol de la pazpor doquiera que vayasy el cielo entero regarálas semillas con tu paz.Sólo si tienes puedes dar,la paz no es un decretoes una forma de vivir,un camino a seguir.
Desde hace tres meses estoy menos enfermo. Sin embargo no estoy curado y sólo en primavera quedará mi salud restablecida perfectamente. A veces me pasa el desear reponer en seguida mis fuerzas para reprender en seguida mis trabajos. Sin embargo, lo mejor sería, me parece, no desear nada y esperar, en paz, todo lo que le plazca al Señor ordenar.Si fuésemos lo suficientemente sabios como para no querer más que lo que Él quiere, como observa San Juan Clímaco, nuestra vida sería un viaje que haríamos durmiendo. Pero no tenemos suficiente confianza y fe y nos agitamos, nos turbamos en vez de permanecer dulcemente en el seno de Dios, como niños sencillos y dóciles. Esto da pena, uno teme entregarse, abandonarse, perderse y uno se vuelve a encontrar con todas sus inquietudes y todas sus miserias. ¡Qué bella propiedad! (a Bruté, 1808)
AntífonaConserva en el fondo de tu alma esta paz íntima y profunda, busca en Dios y en Dios solo el consuelo de tus penas.
Bendito es el Señor nuestro Diosque visita y redime a su pueblo.Su presencia está viva en nosotrossu promesa perdura en el tiempo.Él será salvador de los hombresnos libera de toda opresión,manteniendo vigente en nosotrosla palabra que él mismo nos dio.El Señor quiere vernos alegressin tristeza, ni pena o dolor,quiere hacer una tierra más justaque le sirva cantando su amor.Tú serás elegido el profetaque prepare el camino del Señor,proclamando que viene a salvarnosanunciando a los hombres perdón.Nacerá un nuevo sol en el cieloy su luz a nosotros vendrá.Guiará al que vive entre sombraspor un nuevo sendero de paz.
A cada intención respondemos:
Danos tu paz, Señor.
-. Por nuestro mundo, para que acepte la paz como un fruto de la pasión y resurrección de Jesús.
-. Por los países que están viviendo conflictos armados, para que piensen estrategias de negociación desde los que más sufren las consecuencias de la guerra.
-. Por los países donde somos misión, para que en ellos reine la paz fruto de la justicia.
-. Por nuestras comunidades educativas, para que en ellas se diseñen y enseñen relaciones pacíficas
-. Por cada familia, para que viva en paz, no la que ofrece el mundo, sino la que viene de ti.
-. Por cada uno de nosotros, para que seamos artífices de relaciones pacíficas.
Danos la paz que promete tu Evangelio, aquella que el mundo no puede dar, que venga a nosotros el Reino de la paz, y enséñanos a construirla como fruto de la verdad y de la justicia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.