Miércoles de la 3ª semana de Cuaresma

Deuteronomio 4, 1. 5-9
Salmo 147, 12-13. 15-16. 19-20

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.
El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.

¿Qué ventaja hemos recibido por cumplir los mandamientos de Dios, mientras que los ‘soberbios’ aún haciendo el mal, se multiplican y, aun provocando a Dios quedan impunes? Muchas veces vemos esto: la gente mala, la gente que hace el mal parece que en la vida le va bien: son felices, tienen lo que quieren, no les falta nada. ¿Por qué a este que es un descarado a quien no le importa ni Dios ni los otros, que es una persona injusta y mala, le va todo bien en la vida, tiene todo lo que quiere y nosotros que queremos hacer el bien tenemos tantos problemas? La respuesta la encontramos en el salmo que proclama ‘dichoso’ al hombre que no sigue los consejos de los malvados y que encuentra su alegría en la ley del Señor.

Ahora no vemos los frutos de esta gente que sufre, de esta gente que lleva la cruz, como en ese Viernes Santo y ese Sábado Santo no se veían los frutos del Hijo de Dios Crucificado, de sus sufrimientos. Asimismo, ¿qué dice el Salmo sobre los malvados, sobre los que pensamos que les va todo bien? “Serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal”. (Papa Francisco, 8 de octubre de 2015)

La fe que obtenemos por medio del Evangelio es un enorme tesoro que nos da el conocimiento de Cristo, y por él nos viene la vida. Sin embargo, es deber nuestro transmitir la Palabra que hemos recibido, de acuerdo con su mandato: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio”. No podemos quedarnos solamente en la vivencia de su Palabra cuando hay tanta gente en este mundo que no lo conoce. Así pues, todo bautizado está llamado a ser testigo y apóstol de Jesús. Dios nunca se deja ganar en generosidad, y promete, a todo el que quiera ser su mensajero, ser grande en el Reino de los Cielos. No dejemos en nuestra vida pasar la oportunidad de ganar un premio que no se acaba, y que a fin de cuentas es el que gozaremos por toda la eternidad.


Roguemos a Dios por él (ex H. Ignacio) y aprovechemos de su error para desconfiar de nosotros mismos y para convencernos cada vez más de la necesidad que tenemos de ser fieles a la Regla de Vida y a su espíritu. Uno no puede ser religioso a medias.” (Al H. Ambrosio, 2 de diciembre de 1838)


MAXIMA
Las leyes están a nuestro servicio

Haznos fieles a ti, fieles a tu Palabra
Fieles a tu voz, a tu voluntad,
Fieles a tu Evangelio, a la Buena Noticia,
Haznos fieles como eres tú.

Fieles, fieles,
cuando es de día y de noche también.
Fieles, fieles.
A tu lado, contigo, por ti y para ti,
en la calma y en la tempestad.

Haznos fieles al Sur, fieles a los pequeños,
fieles en la lucha por un mundo mejor,
fieles a los pobres, a los excluidos.
Haznos fieles como eres tú.

Haznos fieles al Pan, fieles a tu Cuerpo,
fieles a este Vino, a la comunión;
fieles sin complejos, fieles apasionados.
Haznos fieles como eres tú.